El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Si pinchas reguetón te vuelves reguetón
Son numerosos los momentos en la vida de un comunicador (en el sentido más amplio y generoso del término) en que se convierte en providencial dar un paso atrás, tragar saliva y callarse la boca. Por ejemplo, si tienes una radio emitiendo sin licencia con tu emisor metido en una caseta de propiedad municipal, con tu antena enganchada con verguillas en un poste de iluminación de un estadio municipal, a escasos metros de un colegio público cuyos padres de alumnos se quejan constantemente de la proliferación de antenas en la misma torreta. Si no pagas ni el espacio que ocupa tu emisor, ni por tu antena, si el consumo eléctrico del aparataje (más de 600 euros al mes) te lo paga irregularmente el Ayuntamiento, lo peor que puedes hacer si te descubren es darte por aludido y hacer como aquel pajarito moribundo de la fábula que se lo zampó un gato al caer aterido de frío sobre una bosta de vaca calentita y ponerse a agitar frenéticamente las alitas de tan contento que estaba. Ya saben que la fábula en cuestión tenía, entre sus tres moralejas, una bastante escatológica: “si estás en la mierda, no te muevas”. De ahí nuestra inicial consideración acerca del aconsejable silencio del comunicador con antena, verguillas y precariedad. El pajarito de nuestro cuento se llama Fran y regenta una emisora de radio en Maspalomas de nombre Top 21, mayormente dedicada a la emisión de eso que llaman reguetón. Cabreado porque nuestros compañeros de Maspalomas Ahora llevan denunciando constantemente esa ocupación ilegal y multilateral del espacio público en el Estadio Municipal de Maspalomas, el colega no ha tenido mejor ocurrencia que amenazar con “ir a la guerra”. Y se encrespa en el peor momento, cuando el Ayuntamiento lleva meses reclamando a las radios okupas documentación que acredite que tienen autorización para el uso de espacio y enganche energético municipales. Y cuando la Policía está investigando el robo de equipos técnicos en la caseta que esas mismas emisoras utilizan de aquella manera tan sandunguera en el mismo recinto público, compartiendo instalaciones con las emisoras de seguridad y emergencias del municipio. Su incontinencia nos ha animado a otros a reclamar del Ayuntamiento sureño un poquito de seriedad con este asunto y que haga extensivas las exigencias de legalidad, austeridad y trato igualitario a la caseta municipal de Bahía Feliz, donde también hay barra libre desde hace diez años.
Son numerosos los momentos en la vida de un comunicador (en el sentido más amplio y generoso del término) en que se convierte en providencial dar un paso atrás, tragar saliva y callarse la boca. Por ejemplo, si tienes una radio emitiendo sin licencia con tu emisor metido en una caseta de propiedad municipal, con tu antena enganchada con verguillas en un poste de iluminación de un estadio municipal, a escasos metros de un colegio público cuyos padres de alumnos se quejan constantemente de la proliferación de antenas en la misma torreta. Si no pagas ni el espacio que ocupa tu emisor, ni por tu antena, si el consumo eléctrico del aparataje (más de 600 euros al mes) te lo paga irregularmente el Ayuntamiento, lo peor que puedes hacer si te descubren es darte por aludido y hacer como aquel pajarito moribundo de la fábula que se lo zampó un gato al caer aterido de frío sobre una bosta de vaca calentita y ponerse a agitar frenéticamente las alitas de tan contento que estaba. Ya saben que la fábula en cuestión tenía, entre sus tres moralejas, una bastante escatológica: “si estás en la mierda, no te muevas”. De ahí nuestra inicial consideración acerca del aconsejable silencio del comunicador con antena, verguillas y precariedad. El pajarito de nuestro cuento se llama Fran y regenta una emisora de radio en Maspalomas de nombre Top 21, mayormente dedicada a la emisión de eso que llaman reguetón. Cabreado porque nuestros compañeros de Maspalomas Ahora llevan denunciando constantemente esa ocupación ilegal y multilateral del espacio público en el Estadio Municipal de Maspalomas, el colega no ha tenido mejor ocurrencia que amenazar con “ir a la guerra”. Y se encrespa en el peor momento, cuando el Ayuntamiento lleva meses reclamando a las radios okupas documentación que acredite que tienen autorización para el uso de espacio y enganche energético municipales. Y cuando la Policía está investigando el robo de equipos técnicos en la caseta que esas mismas emisoras utilizan de aquella manera tan sandunguera en el mismo recinto público, compartiendo instalaciones con las emisoras de seguridad y emergencias del municipio. Su incontinencia nos ha animado a otros a reclamar del Ayuntamiento sureño un poquito de seriedad con este asunto y que haga extensivas las exigencias de legalidad, austeridad y trato igualitario a la caseta municipal de Bahía Feliz, donde también hay barra libre desde hace diez años.