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Ruptura total entre Cortezo y Chavanel

La noticia mediática del mes ha sido, como han podido leer este viernes en CANARIAS AHORA, la traumática ruptura entre el empresario inmobiliario Jaime Cortezo y el locutor/periodista Francisco Javier Chavanel, propietario y director, respectivamente, de 7.7 Radio, la emisora que resultó más beneficiada en el polémico concurso de asignación de frecuencias en la Comunidad Autónoma de Canarias. Ha sido una ruptura sancochada a fuego lento desde hace ya algunos meses, desde que descubrieron que se disponían a morir de éxito, porque resultaba todo un éxito empresarial obtener 32 de las 156 licencias en juego. Y sí, puede ser una muerte por éxito porque la ruptura no es ideológica, ni de diferencias en el enfoque editorial, por muchas desavenencias que hayan tenido. La ruptura ha sido puramente económica, por la imposibilidad de asumir el alto coste que va a suponer ejecutar el proyecto de esas 32 frecuencias tal y como merecieron la consideración de sus respectivas licencias de emisión. Ellos mismos han cifrado sus necesidades de inversión en tres millones de euros, y por más que han buscado empresarios que arrimaran el hombro, a día de hoy lo cierto es que eso no lo han conseguido. Y sin dinero y sin proyecto, con la crisis de los medios de comunicación cebándose también en las radios, la ruptura estaba servida.

La noticia mediática del mes ha sido, como han podido leer este viernes en CANARIAS AHORA, la traumática ruptura entre el empresario inmobiliario Jaime Cortezo y el locutor/periodista Francisco Javier Chavanel, propietario y director, respectivamente, de 7.7 Radio, la emisora que resultó más beneficiada en el polémico concurso de asignación de frecuencias en la Comunidad Autónoma de Canarias. Ha sido una ruptura sancochada a fuego lento desde hace ya algunos meses, desde que descubrieron que se disponían a morir de éxito, porque resultaba todo un éxito empresarial obtener 32 de las 156 licencias en juego. Y sí, puede ser una muerte por éxito porque la ruptura no es ideológica, ni de diferencias en el enfoque editorial, por muchas desavenencias que hayan tenido. La ruptura ha sido puramente económica, por la imposibilidad de asumir el alto coste que va a suponer ejecutar el proyecto de esas 32 frecuencias tal y como merecieron la consideración de sus respectivas licencias de emisión. Ellos mismos han cifrado sus necesidades de inversión en tres millones de euros, y por más que han buscado empresarios que arrimaran el hombro, a día de hoy lo cierto es que eso no lo han conseguido. Y sin dinero y sin proyecto, con la crisis de los medios de comunicación cebándose también en las radios, la ruptura estaba servida.