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Opinión | Ya empezamos, por Antón Losada

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Nos lo temíamos desde el primer día, desde que nos enteramos por radio Macuto de que el inigualable José Miguel Suárez Gil y sus mariachis preparaban un tumultuoso viaje a El Aaiún, (Laâyoune, según el programa y todos los documentos de la visita). En su día preguntamos a la Oficina de Información Diplomática (OID), y con poca diplomacia nos mandaron a freír espáragos porque no se creían que una cámara de comercio de una autonomía fuera a atreverse. Luego nos enteramos de la espantada de los empresarios tinerfeños, que oficialmente no fueron porque a Ignacio González padre le dio una hernia. Ahora vamos sabiendo más cosas, como por ejemplo que el Gobierno de Canarias declinó amablemente la invitación de Suárez Gil, por mucho que Mauricio desde Marruecos haya tratado de contar lo contrario para quitar hierro al asunto. Y nos asegura la Cámara de Comercio de Tenerife que apoyan a su homóloga de Las Palmas. Entonces, ¿por qué no fueron? ¿Qué espantajo le ha sacado a la Cámara tinerfeña Suárez Gil para que digan lo que están diciendo y no lo dejen con los glúteos in the air?

Nos lo temíamos desde el primer día, desde que nos enteramos por radio Macuto de que el inigualable José Miguel Suárez Gil y sus mariachis preparaban un tumultuoso viaje a El Aaiún, (Laâyoune, según el programa y todos los documentos de la visita). En su día preguntamos a la Oficina de Información Diplomática (OID), y con poca diplomacia nos mandaron a freír espáragos porque no se creían que una cámara de comercio de una autonomía fuera a atreverse. Luego nos enteramos de la espantada de los empresarios tinerfeños, que oficialmente no fueron porque a Ignacio González padre le dio una hernia. Ahora vamos sabiendo más cosas, como por ejemplo que el Gobierno de Canarias declinó amablemente la invitación de Suárez Gil, por mucho que Mauricio desde Marruecos haya tratado de contar lo contrario para quitar hierro al asunto. Y nos asegura la Cámara de Comercio de Tenerife que apoyan a su homóloga de Las Palmas. Entonces, ¿por qué no fueron? ¿Qué espantajo le ha sacado a la Cámara tinerfeña Suárez Gil para que digan lo que están diciendo y no lo dejen con los glúteos in the air?