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Opinión - Un tercio de los españoles no entienden lo que leen. Por Rosa María Artal

Con lo sano que es discrepar

Está absolutamente aceptado en las democracias avanzadas que gobernar es optar, decidir, dar prioridad. José Manuel Soria ha decidido que es adecuado gastarse 360.000 euros en una enorme bandera a instalar en un también enorme mástil en un sitio estratégico de Las Palmas de Gran Canaria. Su decisión merece todos los respetos, del mismo modo que está sujeta a la discrepancia, de lo cual darán cuenta en las urnas sus acólitos y sus contrarios. De esta última parte de la ciudadanía intuimos que está conformada por todo el mundo menos las gentes del PP y sus seguidores, que también están en su derecho de tener opinión sobre el asunto. Pero a partir de aquí nos fallan los cálculos cuando oímos al presidente de una institución democrática llamar cobarde a una oposición que ya manifestó su rechazo a la medida en los foros democráticos disponibles, y que anunció (en esos foros) que no acudiría al acto precisamente por discrepar con él. Luego está el resto de la ciudadanía que discrepa, a la que el señor Soria ha dedicado ese “se la van a tragar”, que viene a verificar muy a las claras la pasta democrática con la que está hecho este líder. Discrepar es muy sano y convertir al adversario en enemigo no genera más que úlceras. Estomacales y mentales.

Está absolutamente aceptado en las democracias avanzadas que gobernar es optar, decidir, dar prioridad. José Manuel Soria ha decidido que es adecuado gastarse 360.000 euros en una enorme bandera a instalar en un también enorme mástil en un sitio estratégico de Las Palmas de Gran Canaria. Su decisión merece todos los respetos, del mismo modo que está sujeta a la discrepancia, de lo cual darán cuenta en las urnas sus acólitos y sus contrarios. De esta última parte de la ciudadanía intuimos que está conformada por todo el mundo menos las gentes del PP y sus seguidores, que también están en su derecho de tener opinión sobre el asunto. Pero a partir de aquí nos fallan los cálculos cuando oímos al presidente de una institución democrática llamar cobarde a una oposición que ya manifestó su rechazo a la medida en los foros democráticos disponibles, y que anunció (en esos foros) que no acudiría al acto precisamente por discrepar con él. Luego está el resto de la ciudadanía que discrepa, a la que el señor Soria ha dedicado ese “se la van a tragar”, que viene a verificar muy a las claras la pasta democrática con la que está hecho este líder. Discrepar es muy sano y convertir al adversario en enemigo no genera más que úlceras. Estomacales y mentales.