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Soria monta uno de los suyos

La primera vez que supimos que Soria telefoneó a una agencia de noticias para soltar uno de sus excesos fue siendo alcalde de Las Palmas de Gran Canaria. Quería contestar a unas declaraciones de Jerónimo Saavedra y le soltó aquel exabrupto tan homófobo que todos recordamos y que retrató perfectamente al personaje desde sus inicios como político. La última vez que cogió su teléfono para hacer declaraciones fue este domingo, desde el aeropuerto de Barajas. Llamó a Europa Press para decir que él y los demás pasajeros de un vuelo de Iberia procedente de Gran Canaria habían sufrido la humillación de tener que pasar un control de pasaportes. Efectivamente, ese Airbus 340 aparcó en la terminal satélite de la T4, utilizada por la compañía para sus vuelos intercontinentales, lo que obliga a todos los pasajeros a pasar por las casetas de control de entrada de personas no sujetas a los convenios de Schengen. El cabreo de Soria fue monumental porque, según ha explicado, al menos a él lo hicieron pasar incluso por el trance de poner su huella digital en un lector electrónico de la Policía. Conociendo al personaje y la facilidad que tiene para mentir o, siendo generosos, exagerar o montar un numerito, recabamos la versión de Aena y de Iberia. En ambos casos desmintieron que haya habido control de pasaportes, y mucho menos pruebas dactiloscópicas o fotos o controles policiales. La mecánica habitual en estas situaciones es separar a pasajeros Schengen del resto e identificar solo a éstos últimos. En el peor de los casos basta con mostrar el DNI.

La primera vez que supimos que Soria telefoneó a una agencia de noticias para soltar uno de sus excesos fue siendo alcalde de Las Palmas de Gran Canaria. Quería contestar a unas declaraciones de Jerónimo Saavedra y le soltó aquel exabrupto tan homófobo que todos recordamos y que retrató perfectamente al personaje desde sus inicios como político. La última vez que cogió su teléfono para hacer declaraciones fue este domingo, desde el aeropuerto de Barajas. Llamó a Europa Press para decir que él y los demás pasajeros de un vuelo de Iberia procedente de Gran Canaria habían sufrido la humillación de tener que pasar un control de pasaportes. Efectivamente, ese Airbus 340 aparcó en la terminal satélite de la T4, utilizada por la compañía para sus vuelos intercontinentales, lo que obliga a todos los pasajeros a pasar por las casetas de control de entrada de personas no sujetas a los convenios de Schengen. El cabreo de Soria fue monumental porque, según ha explicado, al menos a él lo hicieron pasar incluso por el trance de poner su huella digital en un lector electrónico de la Policía. Conociendo al personaje y la facilidad que tiene para mentir o, siendo generosos, exagerar o montar un numerito, recabamos la versión de Aena y de Iberia. En ambos casos desmintieron que haya habido control de pasaportes, y mucho menos pruebas dactiloscópicas o fotos o controles policiales. La mecánica habitual en estas situaciones es separar a pasajeros Schengen del resto e identificar solo a éstos últimos. En el peor de los casos basta con mostrar el DNI.