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Opinión - Un tercio de los españoles no entienden lo que leen. Por Rosa María Artal

Ese sujeto que da tanto que hablar

Llámennos pesados, vale. Pero, ¿puede estar ajeno cualquier ciudadano de Canarias a las andanzas y trapisondas del vicepresidente del Gobierno sin sorprenderse lo más mínimo? ¿Puede cualquier periodista, obligado a escrutar, procesar y contar lo que pasa, abstraerse aunque fuera por un solo día de lo disparatado que es que exista un ser de ese calibre, talante y comportamiento en la vida pública de su comunidad? Nosotros nos negamos a callar, por mucho que se nos llegue a acusar de obsesión, porque la obsesión realmente la tiene José Manuel Soria con los excesos. Se excede en sus tics antidemocráticos (ver declaraciones de Alfonso Soriano, que siguen a las de Pérez-Camacho y otros osados); se excede en la falta de respeto a los ciudadanos (ver demanda civil de Intersindical Canaria por insultos a los funcionarios); se excede con su propio presidente (ver el grueso memorial de desencuentros y deslealtades sin tino); se excede en el verbo (ver la inflamación de sms con los que invade los teléfonos de los periodistas que se salen del carril); se excede con los gastos (ver refuerzo de 145.000 euros para su gabinete de comunicación) y se excede en los malos ejemplos (ver los correos electrónicos de su jefe de prensa a una periodista antaño incómoda). Y todo ello en menos de un mes. ¿Alguien puede dar más en tan corto espacio de tiempo?

Llámennos pesados, vale. Pero, ¿puede estar ajeno cualquier ciudadano de Canarias a las andanzas y trapisondas del vicepresidente del Gobierno sin sorprenderse lo más mínimo? ¿Puede cualquier periodista, obligado a escrutar, procesar y contar lo que pasa, abstraerse aunque fuera por un solo día de lo disparatado que es que exista un ser de ese calibre, talante y comportamiento en la vida pública de su comunidad? Nosotros nos negamos a callar, por mucho que se nos llegue a acusar de obsesión, porque la obsesión realmente la tiene José Manuel Soria con los excesos. Se excede en sus tics antidemocráticos (ver declaraciones de Alfonso Soriano, que siguen a las de Pérez-Camacho y otros osados); se excede en la falta de respeto a los ciudadanos (ver demanda civil de Intersindical Canaria por insultos a los funcionarios); se excede con su propio presidente (ver el grueso memorial de desencuentros y deslealtades sin tino); se excede en el verbo (ver la inflamación de sms con los que invade los teléfonos de los periodistas que se salen del carril); se excede con los gastos (ver refuerzo de 145.000 euros para su gabinete de comunicación) y se excede en los malos ejemplos (ver los correos electrónicos de su jefe de prensa a una periodista antaño incómoda). Y todo ello en menos de un mes. ¿Alguien puede dar más en tan corto espacio de tiempo?