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Opinión | Ya empezamos, por Antón Losada

Tono y politono en Sataute

La concejal Victoria Casas, adscrita a la oposición en el Ayuntamiento de Santa Brígida por el grupo político que ella misma representa y tan bien que lo hace, ha detectado una guasa. La doña, que no para, se constituyó el otro día en el departamento correspondiente y pidió las facturas de telefonía móvil de la Corporación, es decir, de los teléfonos celulares de los concejales del grupo de gobierno, que los de la oposición bastante tienen con la cabina de la calle General Franco (en el referéndum ganaron los conservacionistas). No debió llevarse ninguna sorpresa la concejala porque seguro que ella esperaba encontrarse con lo que se encontró: una factura, la última, de 2.872 euros sólo en telefonía móvil. Y como estas cosas dejan rastro, la señora Casas se puso a golisniar.

La concejal Victoria Casas, adscrita a la oposición en el Ayuntamiento de Santa Brígida por el grupo político que ella misma representa y tan bien que lo hace, ha detectado una guasa. La doña, que no para, se constituyó el otro día en el departamento correspondiente y pidió las facturas de telefonía móvil de la Corporación, es decir, de los teléfonos celulares de los concejales del grupo de gobierno, que los de la oposición bastante tienen con la cabina de la calle General Franco (en el referéndum ganaron los conservacionistas). No debió llevarse ninguna sorpresa la concejala porque seguro que ella esperaba encontrarse con lo que se encontró: una factura, la última, de 2.872 euros sólo en telefonía móvil. Y como estas cosas dejan rastro, la señora Casas se puso a golisniar.