Chira-Soria: la paradoja de ecologistas contra un proyecto para la autosuficiencia energética de Gran Canaria

Vista aérea de la presa de Chira.

Iván Alejandro Hernández

Las Palmas de Gran Canaria —

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“Para saber que te llevo en el costado clavada, no has de leerme la mano, ha de bastar mi palabra. Mas si la quieres leer, verás tan sólo en sus rayas, los caminos de una isla, que se llama Gran Canaria”. En uno de los pocos conciertos que han podido celebrarse en tiempos de pandemia, la conocida cantante canaria Olga Cerpa, junto a su icónico grupo Mestisay, cerraba la actuación con Gran Canaria, del poema de Pedro García Cabrera. Antes de entonarla el pasado 17 de octubre en Las Palmas de Gran Canaria, Olga Cerpa expresó al público su temor a que la central hidroeléctrica de Chira-Soria, un proyecto de almacenamiento de energía con renovables postergado durante lustros, pudiera afectar negativamente al suroeste de una isla que ya entregó su sur al cemento del turismo.

El Gobierno de Canarias aún no ha emitido su informe de impacto medioambiental, necesario para que el Ministerio de Industria formule la autorización definitiva y pueda comenzar una de las obras de ingeniería civil más complejas de España, que ha sufrido numerosos retrasos desde que se ideara a principios de siglo. Actualmente en exposición pública tras finalizar el periodo de alegaciones del segundo reformado, el proyecto adjudicado a Red Eléctrica Española (REE) comprende amplias actuaciones que abarcan tres municipios del corazón virgen de la isla: San Bartolomé de Tirajana, Mogán y Tejeda. Pero ya hay actuaciones avanzadas: en agosto, REE licitó una desaladora y seis turbinas-bomba reversibles, porque son unidades independientes al proyecto en sí y no se verán afectados por la declaración de impacto ambiental para el conjunto.

En este contexto, el pasado 12 de septiembre se presentaba en público la plataforma Salvar Chira-Soria, barranco de Arguineguín, formada por las asociación Turcón-Ecologistas en Acción y Parents for Future, además de personas a título individual. También la Federación Ben Magec-Ecologistas en Acción, que lleva años manifestando sus dudas en torno al proyecto, ha reclamado en sus alegaciones que se descarte la obra porque considera que tendrá consecuencias “irreversibles” en el medio ambiente.

En concreto, la plataforma ha calificado las obras de “atentado paisajístico y medioambiental” en “uno de los últimos espacios vírgenes del suroeste de Gran Canaria”. Uno de los portavoces de la plataforma es el arqueólogo Julio Cuenca, descubridor de la cueva de Risco Caído, único rincón de la isla que ha sido reconocido por la Unesco como Patrimonio Mundial de la Humanidad dentro del espacio Montañas Sagradas de los antiguos canarios, quien explica que han decidido constituirse en estos momentos porque consideran que existe opacidad en torno a lo que puede suponer el proyecto para el medio ambiente de Gran Canaria.

“La sociedad canaria apenas sabía nada de este megaproyecto que, de llevarse a cabo, constituiría uno de los más graves ecocidios perpetrados en Gran Canaria, en toda su historia”, añade Cuenca. Entre sus argumentos, dice que afectaría a cinco espacios naturales de la Red Natura 2000, en concreto, a la Zona Especial de Conservación (ZEC) Nublo II, Macizo de Tauro II, Franja Marina de Mogán y Tauro; además de la Zona Especial de Protección de Aves (ZEPA) de Ayagaures y Pilancones.

Vertidos de salmuera

El proyecto pretende ser como una batería o una pila de almacenamiento de energía: se desaliniza el agua a través de la planta ubicada en Santa Águeda, en el municipio de Mogán, (con capacidad de producir 7.800 metros cúbicos al día) que mediante bombeo es impulsada a las presas de Soria y Chira. Cuando hiciera falta energía, la caída del agua desde el embalse superior al inferior contribuirá a producirla y se distribuiría a las centrales que tiene REE a través de su tendido eléctrico. Pero la plataforma estima que la desaladora producirá vertidos de salmuera en la franja marina protegida de Mogán que podrían afectar a praderas de sebadales.

Impacto paisajístico

Las obras también comprenden la construcción de kilómetros de carreteras para el movimiento de camiones que realizarán los trabajos en el barranco de Arguineguín. Estas actuaciones conllevarán la instalación de torretas de entre 30 y 70 metros de altura por las que discurrirá un tendido eléctrico a los largo de unos diez kilómetros, aunque aún no se ha decidido de manera definitiva si serán aéreas o soterradas. 

Para ello, según Ben Magec serán necesarios “4.000 kilos de explosivos durante años de construcción”, y los materiales que emanan de su manipulación “van a significar una contaminación del suelo, subsuelo y acuífero que no tiene valoración ambiental”. Y, una vez finalizados, el impacto paisajístico de las torretas será “irreversible” en las ZEC.

Además, Ben Magec añade que los ritmos de trabajo conllevarán “turnos de 8 horas durante 24 horas al día”, y para poder desarrollar las obras por la noche requerirán de “potencia iluminaria”, lo que supone que “la calidad del cielo nocturno de toda esa parte (Cabecera, Lomo de la Palma, presa de Soria, Chira y barranco Arguineguín) durante el periodo de ejecución de la obra se verá afectado con luces artificiales. Y luego quedarán de manera permanente los servicios de la central”. 

Una multinacional

Uno de los objetivos del proyecto de Chira-Soria es conseguir una mayor capacidad de penetración de energías renovables en la red, entorno al 50%. Y otra de las principales críticas que esgrimen los ecologistas apuntan a Red Eléctrica Española: “Supone entregar la soberanía energética de Gran Canaria a una multinacional extranjera”, dice Cuenca. 

En este sentido, Ben Magec afirma que “la empresa tiene el 67% de sus dueños accionariales en manos de capital internacional”, mientras que “el resto pertenece al Instituto Nacional de Industria (INI) y a algún accionista español”. El colectivo ecologista critica que ya “la producción y distribución de energía está en sus manos” y con esta obra “seguirá así”. Además, señala que los trabajos van “a generar un endeudamiento, estaremos contribuyendo al pago de las instalaciones en el tramo fijo de las facturas eléctricas durante muchos años”.

Alternativas

Por todo ello, la plataforma dice que si el objetivo es el almacenamiento de energía, considera que existen opciones distinta a “la mega obra”, como “los nuevos parques eólicos, que ya tienen sistema de acumulación energía”, o “los vehículos eléctricos y la posibilidad de reconvertir las guaguas diésel en eléctricas si se fomenta que la carga sea en horas nocturnas”. Todo ello, teniendo como pilar básico “el fomento del autoconsumo”.

Por su parte, Ben Magec pide que se genere un debate público para que “la sociedad decida colectivamente cuáles son las alternativas” mediante “procesos participativos, mesas técnicas, o paneles de expertos”, porque a su juicio “se trata de una decisión muy importante para el futuro de la Isla para que quede en manos de una multinacional”. En este sentido, recuerda el colectivo que su apuesta es clara en favor de “la limpieza del consumo energético”, pero considera que para llegar a ese destino se debe transitar por un “camino democrático”. 

Una pieza clave contra el cambio climático

La Consejería de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial del Gobierno de Canarias afirma que el proyecto de Chira-Soria “es de vital importancia para Gran Canaria y para el resto del Archipiélago” para “dar un salto significativo en materia de renovables y almacenamiento energético”. En el Cabildo, el coordinador de Desarrollo Económico, Energía e I+D+i, Raúl García Brink, también resalta que se trata de una pieza fundamental “para dar una repuesta ”muy potente al cambio climático“. 

Brink recuerda que la Corporación Insular ha presentado 1.000 folios de alegaciones al proyecto, entre ellas su preferencia a que las torretas vayan bajo tierra, y que la decisión definitiva tenga “el menor impacto ambiental posible”. Respecto a la salmuera, expone que en la isla se concentran gran parte de las más de 300 desoladoras que tiene el Archipiélago y se vierte en todas las plantas de Gran Canaria: “Si las cerráramos no podríamos seguir viviendo, ya que no tendríamos agua para subsistir”. Además, son vertidos que cuentan con la declaración de impacto ambiental correspondiente, es decir, “son legales” y en el caso de la del proyecto de Chira-Soria también tendrá que ser así, añade. 

“Es falso que se vaya a destrozar el barranco de Arguineguín” porque se velará para que tenga el “el menor impacto posible”, asegura el coordinador de área del Cabildo. Y sobre REE, Brink explica que se trata del “operador del sistema, el encargado de mantener la seguridad y el transporte de la energía; tenemos que trabajar con esa empresa, no hay otra”. A su juicio, “las cosas hay que ponerlas en una balanza” y lo cierto es que Canarias debe cumplir con la reducción de emisiones de C02 planteadas a través del Acuerdo de París y mejorar sus indicadores de cara a 2030.

“Estamos hablando de una responsabilidad intergeneracional, de un bien común, de la supervivencia del planeta, de adaptación al cambio climático. Y tenemos que hacer un esfuerzo, porque si no, habrá un grave problema en 2100”, explica Brink. Y bajo esa perspectiva, augura un futuro en el que habrá “microrredes inteligentes; baterías; autoconsumo en viviendas o en instalaciones del Cabildo; parque eólicos o energía fotovoltaica. Y los ciudadanos serán productores y consumidores, es decir, cuando sobre, la venderán al sistema y, cuando les falte, la comprarán”, manifiesta. En este escenario, con una alta penetración de renovables, Chira-Soria permitiría “almacenar mucha energía en un sistema aislado como Gran Canaria”.

Pero no solo desde las instituciones se defiende este proyecto. También desde el ecologismo hay voces que priman la importancia de la central sobre la afección que podría generar en el medio ambiente isleño. Durante diez años portavoz de Ben Magec, el abogado Antonio Hérnandez dice que Chira-Soria “es la mejor opción actual” para pasar a “unos porcentajes altos de entrada en red”. A modo de ejemplo, explica que “una nevera debe estar encendida durante las 24 horas” y eso es lo que permitirá el proyecto: “La continuidad del suministro de energía”.

“El principal problema del medioambientalismo no es si hay impacto o no de la salmuera en Tauro, es el cambio climático. Y con Chira-Soria conseguiríamos aumentar la penetración de renovables hasta límites insospechados”, afirma Hernández. Además, en referencia a la críticas a REE, recuerda que en Gran Canaria no se ha favorecido la creación de tejido empresarial para que hayan entidades locales de renovables, como coperativas solares, “y alguien tendrá que hacer el proyecto; ojalá hubiera una alternativa a Chira-Soria, pero actualmente es la mejor opción”, concluye.

Fruto de este debate, el Cabildo de Gran Canaria ha dedicado la jornada de este martes de Canagua y Energía al proyecto de Chira-Soria, en la que los ciudadanos han podido enviar sus preguntas hasta el pasado domingo en la plataforma Participa Gran Canaria. En el acto participarán el director de operación en Canarias de la Red Eléctrica de España, Eduardo Prieto; el director técnico de la Central Hidroeléctrica Chira-Soria, del Consejo Insular de Aguas de Gran Canaria, Yonay Concepción; la profesora titular de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), Julieta Schallenberg, y el presidente de la Asociación Eólica Canaria (EOLICAN), Rafael Martell.

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