Después de cuatro décadas como testigo de la modernidad que llevó al África colonial a la independencia, James Barnor se jubiló como limpiador del aeropuerto de Heathrow. A sus 91 años, la exposición Ever young rescata a un fotógrafo imprescindible en Londres y Ghana.
Casa África expone desde este jueves, por primera vez en España, una selección del amplísimo catálogo de imágenes de James Barnor (Ghana, 1929), desde la apertura de su primer estudio de retratos en Acra en 1953, Ever young, cuyo nombre da título a la exposición, hasta su etapa como avanzadilla de la fotografía en color en esa zona del África Occidental, en los años setenta.
Entre ambos hitos, está la vida de un fotógrafo con una visión sorprendentemente moderna, que retrató la vida cotidiana de los últimos años del periodo colonial de Costa de Oro, como llamaban los británicos a Ghana, la independencia de su país, el soplo de libertad de la democracia y el punto y aparte del golpe del estado.
Eso en Acra, porque hay otro James Barnor no menos interesante, el que se muda a Londres en 1959 para seguir estudiando fotografía en el Medway College of Art, en un período en el que su cámara se convierte en testigo de la pulsión cultural que genera en la metrópoli la masiva emigración de ciudadanos de las antiguas colonias de África que se independizan del Reino Unido.
Son años duros en Londres, de segregación, de pintadas racistas en las calles, pero Barnor retrata en los principales espacios públicos de la ciudad para la revista surafricana Drum otra vida no menos real en la comunidad africana, la del éxito de profesionales como el periodista de la BBC Mike Ehan o la del glamour que rodea al combate de Mohamed Alí contra Brian London en el Earls Court Arena.
Pero, sobre todo, buscan cámara de Barnor en esa época multitud de jóvenes africanas que confían en su ojo para ganarse una portada o unas páginas en Drum y abrirse así camino como modelos en Europa.
El fotógrafo ghanés regresó en los setenta a su país contratado por Agfa para introducir la película de color en esa zona del continente y siguió trabajando al máximo nivel, con colaboraciones para una agencia estadounidense e, incluso, como fotógrafo del Gobierno de Ghana. Pero su trabajo fue cayendo en el olvido en la que durante años fue su segunda ciudad, Londres, hasta el punto de que cuando regresa a ella, en 1991, lo hizo como limpiador.
La directora artística de esta exposición, Sandra Maunac, ha explicado este jueves en Casa África que la importancia del trabajo de Barnor puede seguirse a través Drum, la revista que durante años fue la principal cronista de la vida social, cultura y deportiva en África, con un potente y permanente compromiso antiapartheid, siendo una publicación con sede en Suráfrica.
Sin embargo, esta exposición que exhibe Casa África -quien se la pierda en Las Palmas de Gran Canaria, la podrá ver en breve en la Tate Morden de Londres- surgen de una casualidad afortunada, del montaje de una exposición colectiva en 2004 que lleva a redescubrir los miles de negativos que Barnor conserva en su casa de Londres.
De esa forma surge en 2009 Ever Youg, gracias al empuje de la agencia Autograph, comprometida con la recuperación del trabajo de fotógrafos y artistas africanos.
Sandra Maunac subraya la modernidad que transmiten las fotografías de Barnor colgadas en esta exposición, incluso las tomadas en el último periodo de la Ghana colonial. También su mirada diferente, que lo mismo le lleva a retratar a un boxeador famoso en Acra en los cincuenta desayunando en casa con su familia, que luego le impulsa a fotografiar para el mundo la otra diáspora en Londres.
“Gracias a las imágenes de Barnor en el Londres de los sesenta, descubrimos que no solo existe una comunidad blanca de modelos. En esta etapa que retrata la película Blow-up, también hay una comunidad negra ahí presente. Y él nos muestra a personalidades importantes de esa comunidad negra en una ciudad multicultural como Londres, que en los años sesenta recibe oleadas de inmigración de los países que antes eran colonias”, relata Maunac.
En esos años, está naciendo en Londres la comunidad de la diáspora africana, y Barnor es el primero en retratarla, enfatiza la directora artística de esta exposición, con una mirada “que se sale de las etiquetas, de las categorías de raza y de identificación cerrada” y siempre con un espíritu “cosmopolita”.