Juan Carlos Batista recrea en 'El animal inconsolable' ficción y realidad

La Sala de Arte Contemporáneo del Gobierno de Canarias expondrá a partir de este viernes y hasta el 24 de junio la exposición El animal inconsolable, con la que el artista tinerfeño Juan Carlos Batista recurre al soporte fotográfico para recrearse en la ficción o en asuntos reales que le preocupan, como la guerra.

Batista sacó el título de su exposición de un libro de cuentos de José Saramago y con él quiere dejar de manifiesto la condición humana y el vacío que le espera al hombre después de la muerte.

“Yo me siento un animal inconsolable” dijo Batista, quién matizó que en su obra hay referencias a la técnica de la calcomanía de Óscar Domínguez, y subrayó que aunque no ha pretendido hacer un homenaje al pintor lagunero ha querido sacarle partido “a la tradición”.

En una de las series que componen esta exposición, el artista, según manifestó en un encuentro con periodistas, utiliza en las fotografías esta técnica e introduce animales inanimados.

Otras imágenes en color utilizan esta misma técnica pero con argumentos reales y en este caso se trata de soldados en Irak, ya que, dijo, la invasión de un país invade también sueños “y nos afecta a todos”.

En estas obras, realizadas en color, también se ironiza sobre los los héroes inventados en las guerras y para ello Batista introdujo soldados de plástico en la misma pose que los reales.

Afirmó que le interesa el tema de la guerra porque supone el lado oscuro del hombre y al respecto destacó la influencia que en él ha tenido el cuadro Los fusilamientos de Goya, única obra que le ha emocionado y que está latente en sus creaciones.

El artista, nacido en Tegueste en 1960, alude en Las maravillosas tierras del aloe el deterioro ambiental de las Islas y por ello inventa una tierra donde plantar el aloe “que se asemeja mucho a la realidad”.

En cuanto a las esculturas que también forman parte de la exposición, Batista destacó la de los árboles clonados, con la que quiere reflejar que la ciencia puede estar al servicio de la estupidez, de la guerra.

Estas esculturas, dijo, las hace con madera “sacadas del expolio” ya que, matizó, aunque se critica el uso indiscriminado que se hace de los árboles nadie está ajeno al consumo.

Explicó que ejemplo de ello es la escultura en la que aparece una silla comprada en una cadena comercial sueca que tiene justo en medio la raíz de un árbol.

Batista recordó sus inicios como escultor con las pipas talladas pero destacó su gusto por la fotografía periférica inventada que aunque es aceptada en Europa, en España, dijo, cuesta más introducirla porque están obsesionados por la fotografía documental.

El director de la sala Carlos Díaz Bertrana destacó la evolución de este artista que combina el trabajo escultórico con la investigación fotográfica.

Para ello introduce la ironía, elementos reconocibles y otros que se ha inventado.