“Lo que no se pierde aquí son las ganas de bailar”

Ha sido bailarín, coreógrafo y es en la actualidad director junto a Nacho Duato de la Compañía Nacional de Danza, pero el francés Tony Fabre no es conocido sólo a nivel nacional sino que es célebre en toda Europa por su larga y fructífera trayectoria profesional en el mundo del ballet.

Entre sus logros destacan seis años bailando como solista en el Ballet del Siglo XX de Maurice Béjart y un año de éxito en Inglaterra como bailarín principal en el Sadler's Wells Royal Ballet de Londres. Por este motivo su presencia durante la última semana en el Ballet José Manuel Armas en la capital de Gran Canaria ha llevado a alrededor de cuarenta alumnos a inscribirse en su exclusivo curso magistral.

Tony Fabre y el gomero José Manuel Armas se conocieron siendo ambos bailarines de la Compañía Nacional de Danza en Madrid, surgiendo entre ellos la amistad que haría posible su reencuentro y colaboración profesional durante la primera semana de julio en la academia de Las Palmas. Armas destaca por sus papeles principales en las representaciones de la Compañía Nacional junto a coreógrafos como el actual director adjunto con Fabre, Nacho Duato, así como por haber sido maestro de danza en la Compañía de Ballet Víctor Ullarte y participado en varias giras mundiales.

Su propia compañía, el Ballet José Manuel Armas, fue inaugurado en 2010 y se estrenó con el espectáculo Sacré dos años después en el escenario del CICCA de Las Palmas de Gran Canaria.

“Es un placer trabajar con ellos”

Una sala llena de música, jóvenes y la voz enérgica de Fabre retumbando en las paredes ponen de manifiesto el éxito. “Están todos muy motivados, entusiastas y es un placer trabajar con ellos”, asegura al finalizar el servicio de mañana a la una de la tarde.

A pesar de la precaria situación que atraviesa la danza por la subida de impuestos y los recortes en subvenciones, Fabre recalca que las ganas siguen ahí y que es algo que ha percibido durante la realización del curso. “Lo primero que se recorta en las ayudas es la danza y tenemos que aceptarlo. Menos mal que hay gente con mucha ilusión como José Manuel”, confiesa.

La supervivencia de la danza en España se hace un poco más complicada por los inminentes cierres de academias y así lo personifica recientemente Ángel Corella, el afamado bailarín madrileño que lucha para no tener que disolver su compañía de danza clásica Barcelona Ballet por falta de fondos. Hace tan solo tres meses aseguraba en una entrevista con la agencia EFE que “España le había dado la espalda” y que si fuera necesario se iría del país en busca de trabajo.

Tony Fabre añade, en relación a esta triste realidad, que hay muchos artistas con talento e interés que carecen de la infraestructura para que poder desenvolverse de manera profesional y es ahí donde radica el problema. “Están bastante restringidas las ofertas aquí en España y no sé si mejorará, pero sobre todo lo que no se ha perdido en más de 20 años que he vivido aquí son las ganas de la gente de bailar”.

Enfrentados a esta situación muchos alumnos buscan formarse fuera de las fronteras y, aunque recorrer mundo pueda resultar enriquecedor para cualquier bailarín, Fabre incide en la necesidad de tener todas las mismas posibilidades en el propio país de origen. Y la realidad es que, a pesar de existir escuelas y conservatorios en España, muy pocos de ellos son capaces de ofrecer una formación superior a sus alumnos.

Las dificultades e impedimentos no cesan a nivel de enseñanza sino que irrumpen en los auditorios y teatros, en cuyos locales, según un estudio realizado con datos de los últimos cuatro meses de 2012, los espectadores de las artes escénicas disminuyeron en más de un 31%. Fabre achaca en cierto sentido este fenómeno a la disminución de la calidad de las funciones como consecuencia directa de la falta de financiación para realizar las mismas.

Pero a pesar de haber muchas salas de teatro medios vacíos, lo que le sorprende al director adjunto de la Compañía Nacional es que “no por ello hay menos gente intentando hacer cosas”. Y es que parece ser que las ganas y la ilusión que han depositado en este arte tantísimas personas como Tony Fabre, José Manuel Armas y todos los asistentes al curso son el motor para que no llegue a perderse la ilusión por la danza y su tan necesaria difusión en tiempos difíciles.