El intento de desalojo de una ONG del mercado municipal de Santa Cruz de Tenerife, ha destapado algunas irregularidades en la gestión del mismo, como el hecho de que se permitiera durante meses que hubiese un enganche a la luz común y que se cobrase por ello, máxime cuando esos locales son propiedad del Ayuntamiento.
Lo que en un principio parecía un problema menor entre un particular, Luis Juan de la Cruz, creador de la librería solidaria Solican, y la cooperativa del Mercado Nuestra de África, ha acabado en una denuncia ante la Policía Nacional, una recogida de firmas, una concentración anunciada para el próximo día 23, y una movilización social a favor del librero, además de posibles acciones penales.
Luis Juan de la Cruz alquiló en 2011 un local a su nombre para su librería sin ánimo de lucro en el centro comercial anexo al mercado. Asegura que al cabo de un tiempo, la cooperativa le obligó a cambiarse a otro local, sin interruptores de luz y un cuadro eléctrico obsoleto, que debía adaptarse a la nueva normativa, lo que suponía llevar a cabo una remodelación a cargo de un electricista que debía costear de su bolsillo.
“Como la ONG no tiene dinero, sino que nos ceden libros de todo tipo que vendemos a un euro para acciones solidarias, pedimos a la cooperativa una solución temporal, a la que accedió”.
Así, durante meses, el local estuvo enganchado a las zonas comunes del centro comercial, suministro por el que De la Cruz abonaba una cantidad mensual de 9,79 euros, tal y como figura en los recibos sellados y firmados por la presidenta de la cooperativa del mercado, Estefanía Hernández.
Según el afectado, fueron trabajadores de la cooperativa quienes instalaron el enganche, igual que han sido los trabajadores de la cooperativa quienes con unos alicates cortaron el suministro eléctrico. La librería ahora permanece a oscuras mientras que los clientes buscan los libros que les interesan ayudados con linternas o la luz del móvil.
El corte del suministro se llevó a cabo además el mismo día en que la cooperativa había conminado a Luis Juan de la Cruz a que abandonase el local, el pasado 10 de febrero, por demora en el impago del alquiler durante seis meses, aunque constan pagos parciales de las cuotas.
“Reconozco una deuda pero no que se haya producido durante seis meses continuados”, afirma el librero y representante de Solican, “pero lo que no se puede pretender es que la adecuación del cuadro eléctrico corra de mi cuenta cuando el local no es mío”.
Enganche y desenganche ilegales
Mientras que en declaraciones a Canarias Ahora la presidenta del Mercado Nuestra Señora de África niega haberle cortado la luz a nadie, su gerente y abogado Juan Gerardo Rodríguez, admite que la cooperativa sí desenganchó el enganche “porque era ilegal y podría ser motivo de sanción si hubiese una inspección”.
El abogado reconoce que el enganche ilegal duró varios meses. “Desconozco si se le han cobrado recibos por el consumo de energía eléctrica a través de la práctica de una estimación de consumo pero, de ser así, faltaría más que encima que se conecta a las instalaciones comunes y elude contratar directamente con ENDESA, pretenda no abonar cantidad alguna”, afirma el gerente en un escrito.
Sin embargo, fuentes jurídicas consultadas sostienen que es tan ilegal el enganche como el desenganche. La abogada de Legalaria, Ágora Rosales Merenciano, sostiene que, además “es una medida coaccionadora para obligar al afectado a que se marche, prescindiendo del procedimiento legalmente establecido, al igual que es ilegal haber cobrado por un consumo asimismo ilegal y con una estimación a ojo”.
Igualmente sería cuando menos irregular que se alquile un local sin cuadro eléctrico o inservible con cargo de su adaptación por cuenta del arrendatario, salvo que éste lo acepte en las condiciones del contrato. “No es el caso, y la prueba es que Luis Juan pidió permiso para estar enganchado a las zonas comunes y lo grave es que se lo concedieron”, añade Rosales Merenciano“.
El Ayuntamiento se lava las manos
Estefanía Hernández insiste en que la cooperativa “no tiene conocimiento del tiempo que ha estado este señor enganchado a la luz común del centro” pese a reconocer que le cobró por consumo de esa energía. Igualmente insiste en que la cooperativa “no alquila locales a ONG. Se alquiló el local a un particular”.
El gerente del Mercado Nuestra Señora de África afirma que la cooperativa “no tiene ningún poder sancionador, ni podemos retirar licencias, ya que los locales son municipales. Por ello, vamos a informar al Ayuntamiento para que incoe un expediente de extinción de licencia”.
Sin embargo, para Ágora Rosales Merenciano, el hecho de que la cooperativa no pueda desalojar al librero de Solican refuerza la sospecha de que el desenganche del suministro eléctrico se hizo como coacción, “al igual que es el Ayuntamiento el que debe tomar cartas en el asunto y el único que puede actuar, en vez de que el gerente de la cooperativa remita notificaciones al afectado de revocación de la autorización de ocupación del local, ya que como admite, carece de potestad para ello”.
Pese al problema suscitado, el concejal responsable de Servicios Públicos, Dámaso Arteaga (CC), no ha querido hacer declaraciones al respecto, “por entender que se trata de un problema entre particulares”, según fuentes del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife.