La ‘mancha negra’ arrasa con más de 4.000 toneladas de tomates en Canarias: “Las ayudas ya llegan tarde”
Ya son, al menos, 3 millones de kilos de tomates afectados por la ‘mancha negra’ en Canarias. La borrasca Filomena dejó a su paso en enero por las islas las condiciones idóneas para la aparición del mildiu, un hongo que ya ha impactado en 153 hectáreas. Los productores aún no han recibido ni un céntimo para paliar las pérdidas y hacer frente a la siguiente campaña, que comienza en mayo. Al principio reticente, la compañía Agroseguros ya ha realizado los peritajes en los terrenos para abonar una ayuda de 0,45 céntimos el kilo por tomate no comercializado, lo que supone un total de 1,3 millones de euros. Pero la cooperativa agrícola de San Nicolás (Coagrisan) considera es una cantidad insuficiente y calcula que, al menos, hay 1.300 toneladas más afectadas. Además, el cierre de mercados por la crisis de la Covid ha mermado la exportación del producto isleño hacia el continente europeo con la caída de los precios.
“Cualquier ayuda que tengamos ya está llegando tarde. Esta campaña está terminando y tenemos que empezar con los semilleros para la próxima. Si no se reciben los fondos, mucha gente no plantará”, señala Juan José del Pino, presidente de la cooperativa Coagrisan. Este colectivo aglutina a unos 85 productores en La Aldea de San Nicolás (Gran Canaria), el municipio del Archipiélago que mayor número de trabajadores dedicados a la agricultura tiene en base a su población (43% de los empleados), con el tomate como producto vital para sus habitantes. Los cálculos de Agroseguros indican que la plaga afectó a 1,4 millones de kilos de tomates distribuidos en 33 hectáreas. Sin embargo, Coagrisan ha calculado las pérdidas totales en el municipio en 2,7 millones de kilos, porque casi la mitad de las hectáreas plantadas fueron arrancadas y no han sido contabilizadas en el cálculo.
Agroseguros también ha valorado pérdidas en el sureste de Gran Canaria y en Granadilla de Abona (Tenerife). En concreto, ha fijado pérdidas de 506.437 kilos de tomates en 108 héctareas en la empresa Juliano Bonny Goméz; 204.614 kilos en 0,9 hectáreas en la socidad Hortícola Aldeana y, en la isla del Teide, 917.000 kilos afectados en 11 hectáreas en la entidad Bonny. Estos datos han sido presentados en un informe por la Federación Provincial de Asociaciones de Exportadores de Productos Hortofrutícolas de Las Palmas (Fedex) a diferentes instituciones.
En el documento se especifica que la magnitud de los daños ha variado desde la afección a la totalidad de cultivos a las superficies. “El resultado ha sido, en el peor de los casos, la retirada del cultivo afectado”, en ocasiones “manteniendo la parte menos afectada, con un incremento de los tratamientos fitosanitarios”. Fedex también expone en su informe que el peritaje de los técnicos de Agroseguros dista mucho de las pérdidas reales producidas, al no contemplar lo que la planta podría haber generado durante toda la campaña de no haber sufrido la afección del mildiu.
Además, recoge que los 0,45 céntimos por kilo de tomate no comercializado que ofrece Agroseguros es una cantidad inferior a los costes de producción, pues plantar y situar en el mercado un kilo de tomates se sitúa en torno a 0,90 céntimos, según un estudio de la Universidad de La Laguna (ULL). “La actividad del almacenamiento, empaquetado o transporte continúa y eso ya no se reparte entre todos, ese coste solo repercute entre los que siguen su actividad, con lo cual la carga es mayor”, explica Gustavo Rodríguez, presidente de Fedex.
Caída de los precios
A esto se suma el contexto generado por el coronavirus para la exportación del tomate a los mercados europeos. El fruto ha sido uno de los cultivos históricos del Archipiélago, alcanzando cifras de 300.000 toneladas para enviarlas a los mercados europeos hace 20 años. La competencia con Marruecos, las plagas o las barreras fitosanitarias han dejado en unas 40.000 toneladas la media que se suele exportar cada campaña. Pero en esta zafra “a duras penas llegaremos a las 30.000 toneladas”, señala Rodríguez.
Después del verano de 2020, las perspectivas eran positivas para los productores. Los países salían del confinamiento y se iniciaba la desescalada. Pero a partir de noviembre, los principales mercados del tomate canario, como Centroeuropa y Reino Unido, impusieron medidas restrictivas para frenar la propagación del virus y los canales de comercialización que más demandaban el fruto de las islas cerraron, como la hostelería y restauración.
“Los supermercados no podían asumir la cantidad de volumen; cuando la oferta es muy grande y la demanda no, los precios caen en picado. Y es lo que ha sucedido. Hay meses en los que nos ha salido mucho más caro tener que enviar el tomate para los mercados, que realmente lo que hemos conseguido”, añade Rodríguez.
Por ello, el presidente de Fedex demanda que las ayudas deben llegar “sí o sí” desde el Gobierno de Canarias. Pero a pesar de que la responsable del área, Alicia Vanoostende, visitó los cultivos afectados en La Aldea en febrero, la respuesta que reciben los productores no varía: “Nos dicen que están estudiándolo”. La actual campaña está llegando a su fin y solo aguanta con grandes productores que siguen exportando a mercados que aún demandan tomate canario.
“El tiempo se nos acaba. La próxima zafra se tiene que programar este mes. La planta no es una máquina, tiene su ciclo biológico y necesita ser sembrada, crecer, florecer, ser engendrada y el fruto debe tener su tiempo de maduración, con el calibre óptimo para ser recolectado. Y esto dura unos tres meses y medio. Si no lo hacemos en el tiempo que debe hacerse no llegamos al mercado, si no llegamos no vendemos y si no vendemos esto se acaba”, concluye Rodríguez.
1