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Atuneros vascos abren un conflicto con la flota isleña por capturar túnidos en Canarias

El atunero cañero vasco Aita Fraxku atracado en la dársena pesquera del puerto de Santa Cruz de Tenerife.

Iván Alejandro Hernández

Las Palmas de Gran Canaria —

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La sobreexplotación de la pesca en las costas de Senegal ha obligado a siete barcos del País Vasco que podían faenar en la zona, fruto del acuerdo entre la Unión Europea (UE) y el país africano, a buscar alternativas. La Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife ha informado que desde el pasado 3 de marzo uno de los atuneros, el Aita Fraxku, está atracado en el muelle de la capital isleña, procedente de Lanzarote. La Dirección General de Pesca del Gobierno canario ha explicado que Senegal ha prohibido a los buques la captura de cebo vivo en las aguas del país africano por estar “sobreexplotado”. Y según la Federación Regional de Cofradías de Pescadores de Canarias, el Aita Fraxku ha estado capturando patudo a menos de 100 millas de las costas isleñas y hay otros dos atuneros amarrados en Lanzarote. La también llamada tuna es una especie que ha sido vetada para gran parte de la flota isleña para el resto del año, lo que está generando tensiones entre los marineros del Archipiélago que se han visto obligados a amarrar sus barcos por el polémico cupo de la tuna y se ven amenazados por la entrada de competidores vascos.

El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha explicado que el Aita Fraxku “puede seguir pescando en Senegal” pero “ha tomado la decisión de abandonar ese caladero alegando falta de rentabilidad”, por “dificultades operativas y competencia con otras flotas”. Y previa solicitud del buque, el departamento que dirige Luis Planas ha confirmado a ahora.plus que se le concedió “un permiso especial temporal” el 19 de enero de este año para capturar cebo vivo en el caladero nacional de Canarias (dentro de las 100 millas) y pescar túnidos “en aguas internacionales”, es decir, más allá de las 100 millas desde las costas isleñas. Se trata de una concesión temporal con vigencia hasta el 31 de diciembre de este año que se extiende a los siete atuneros cañeros vascos con licencia para pescar en Senegal.

Por su parte, el Gobierno Vasco ha solicitado al de Canarias los “permisos necesarios” para que tres de los siete atuneros pesquen cebo vivo en aguas cercanas a las islas. Fuentes de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente han explicado a Europa Press que el pasado año, “en una decisión unilateral”, el Ministerio de Medio Ambiente de Senegal decidió vedar, tanto para la pesca comercial como para la pesca de cebo vivo, una zona próxima a la bahía de Dakar. Tras la imposibilidad de desarrollar su actividad, Euskadi ha asegurado que la Comisión Europea, en el marco de la Comisión Mixta del Acuerdo de Pesca, procedió a entablar negociaciones con el país africano “para buscar una solución a la problemática de estos barcos”. Mientras, los atuneros cañeros han buscado una alternativa en Canarias para reabastecer sus embarcaciones con cebo vivo, según el Gobierno vasco, que asegura que no están pescando patudo.

El presidente de la Cofradía de Pescadores de El Hierro, Fernando Gutiérrez, alertó de esta situación y critica al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación por permitir pescar “cebo vivo” a barcos del País Vasco a menos de 100 millas de las costas de Canarias sin realizar un estudio previo de la situación de especies como la caballa o sin consultar al Gobierno regional. Además, considera que dar el permiso supone un primer paso para que puedan asentarse en las islas. El también portavoz de la Federación provincial de la Cofradía de Santa Cruz de Tenerife en materia de túnidos denuncia que esto implica “dar un tiro de gracia al sector pesquero de las islas” con el visto bueno de la Secretaría General de Pesca del Ministerio.

El director general de Pesca de la comunidad autónoma, Carmelo Dorta, ha desvelado que se ha celebrado una reunión con el Ministerio para tratar este asunto y que la administración central le reconoció que ha otorgado permiso al Aita Fraxku “solo para capturar cebo vivo” en el caladero nacional de Canarias. En concreto, “siete atuneros vascos tienen su cuota asignada para la tuna o patudo en las costas de Senegal, pero les han prohibido la captura de cebo vivo porque las caballas, chicharros, sardinas o arenques están sobreexplotadas”. Al ser embarcaciones que capturan la especie con caña, “sin cebo vivo no pueden pescar tuna”, añade Dorta.

El planteamiento inicial que transmitió el Ministerio al Gobierno regional, según Dorta, es que los buques vascos capturaran cebo vivo en el caladero nacional de Canarias y se desplazaran hasta el mar de Senegal para pescar tuna. Pero se trata de un trayecto marítimo de más de 10 horas y “vistos los movimientos del buque”, el director general de Pesca dice que se ha solicitado al Ejecutivo central que aclare el asunto para conocer si están o no capturando tuna. “Una vez nos contesten, valoraremos cómo actuar”, añade Dorta. A pesar de que la Comunidad Autónoma solo tiene competencias hasta las 12 millas desde la costa y el Estado tiene la potestad para otorgar permisos en su Zona Económica Exclusiva (hasta las 200 millas), el director general de Pesca estima que la solución para los atuneros vascos “no debe pasar por encima de la flota de las islas, no es cuestión de imponerse unos a otros”.

Fuentes oficiales del Ministerio han reconocido que “existen indicios” de que el Aita Fraxku ha “podido realizar, presuntamente, alguna infracción”, como la pesca de patudo. Por ello, explica que “se ha levantado un acta de inspección y en ella se ha adoptado una medida provisional, consistente en la retención del buque en el puerto de Santa Cruz de Tenerife”. Es decir: “El buque permanecerá retenido hasta que abone la correspondiente fianza, que en todo caso ha de ser proporcional a la gravedad de las presuntas infracciones detectadas. Además, el acta de infracción dará lugar al posterior proceso sancionador”. El Ministerio asegura que no tiene constancia de que ninguno de los otros seis armadores con licencia de pesca en Senegal haya actuado en el mismo sentido, atendiendo al “Sistema de Monitoreo del Barco (VMS) y el Diario Electrónico a Bordo (DEA)”. 

El presidente de la Federación Regional de Cofradías de Pescadores de Canarias, David Pavón, asegura que el Aita Fraxku ya ha pescado tuna y además, se ha puesto en contacto con empresas comercializadoras. “Se compite por espacio de pesca: muchas veces el pescado se sitúa en pocas millas y cinco o seis barcos faenan en el mismo sitio”. Pavón añade que también habría que competir en la comercialización del producto y “si genera una empresa en las Islas, podría acceder a las ayudas del Posei”, específicas para las regiones ultraperiféricas de la Unión Europea.

En este sentido, Gutiérrez recuerda que las embarcaciones del Archipiélago practican “un modelo responsable y sostenible, respetando las tallas mínimas”, pero deben pagar las consecuencias del “crimen que cometen los cerqueros” en las aguas del continente africano. Allí, asegura Gutiérrez, “matan millones de piezas de la especie poniendo en peligro su supervivencia”, capturando “alevines” con el consentimiento del Gobierno central.

Reparto de tuna

El pasado 31 de marzo, el Ministerio cerró la pesquería de tuna para 202 buques incluidos en la lista de la flota artesanal o polivalente censada en Canarias, que tenía 223 toneladas de cuota asignada. En la actualidad, tan solo 35 atuneros cañeros en las islas pueden seguir pescando tuna hasta agotar el cupo de las 2.198 toneladas. La resolución del Gobierno central del 5 de febrero estableció el reparto de 7.604,35 toneladas de patudo entre los barcos españoles, un sistema que se realiza por mandato de la UE para evitar la sobreexplotación de la especie. Y la mayor parte (3.836 toneladas) recayó en once cerqueros congeladores que pescan en el Atlántico, seguidos de los buques canarios, cuya cuota total ascendió a 2.421 toneladas.

Sin embargo, en el Archipiélago el reparto se hizo en dos censos (artesanales o polivalentes y atuneros), un sistema con el que se intentó aumentar la cuota total para las Islas. Pero en la práctica, se ha dividido al sector y se ha condenado a gran parte de los pesqueros a capturar muy poca tuna, una especie vital para la economía de los marineros isleños. Y los siete buques vascos destinados a la captura del atún con licencia para pescar en aguas senegalesas recibieron una cuota de 410 toneladas (el doble de la asignada a la flota artesanal de Canarias). La mayor parte de esta cantidad recayó en el Aita Fraxku (149,2 toneladas) que, en principio, debía pescar en aguas del país africano.

Hasta la concesión del permiso temporal por parte del Ministerio a los armadores vascos, en el caladero nacional canario (dentro de las 100 millas) tan solo tienen licencia de pesca los buques censados en las islas y 38 barcos portugueses. En concreto, y fruto de un acuerdo, pueden faenar 20 palabreros y 18 atuneros procedentes de Madeira y, a su vez, 38 atuneros de las islas tienen licencia para capturar túnidos en aguas insulares de Portugal. 

Acuerdo UE y Senegal

El acuerdo de pesca entre la UE y Senegal, firmado en 2020 para los siguientes cinco años y denominado “sostenible”, permite faenar a una veintena de buques pesqueros de bandera española, además de otras embarcaciones de Portugal o Francia, principalmente para capturar atún y merluza. Además de los atuneros cañeros vascos, pueden faenar nueve cerqueros de Euskadi, otro cerquero de Galicia, un atunero cañero de Cantabria y dos arrastreros con base en el Puerto de La Luz y de Las Palmas.

A cambio, la UE paga a Senegal 1,7 millones de euros al año. El primer acuerdo entre ambas partes se firmó en 1979 y permitía a los barcos europeos capturar una amplia gama de recursos. Pero a partir de 2014, el trato se ha centrado en la pesca de atún y merluza. Además, en aguas senegalesas también pescan naves de China, Rusia, Japón o de Corea del Sur. 

La sobreexplotación extranjera en un territorio rico en pescado ha condenado a la población local que se dedicaba al sector y podía realizar capturas en la orilla a tener que correr más riesgos para acceder a sus recursos, adentrándose más en el mar durante un tiempo prolongado con sus cayucos o piraguas. La dificultad para acceder al pescado ha motivado buscar otros medios para sobrevivir, como la asociación con empresas extranjeras, contribuyendo igualmente a la sobreexplotación, o la emigración a través de la ruta atlántica hacia Canarias. 

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