Héctor Hernández asegura que la gestión del vertedero se ajusta a las normas
El consejero de Medio Ambiente, Residuos y Reciclaje, Seguridad y Emergencias del Cabildo de El Hierro, Héctor Hernández, asegura que la gestión del vertedero de La Dehesa y su restauración es correcta y cumple con todos los parámetros legales.
En febrero de 2018 se hizo público que la Fiscalía de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife había decidido abrir diligencias de investigación tras una denuncia de la asociación cultural Ossinisa, presentada en septiembre de 2017 por la gestión de los residuos en la celda número 2 del complejo, después de que estuviera ardiendo cerca de una semana.
La teoría que manejan los denunciantes, y que podría estar abriéndose camino en la investigación judicial, es que la gestión del mismo no ha sido adecuada al no haberlo compactado bien, con una capa inerte entre capa y capa de residuos, lo que habría ayudado no sólo a la combustión sino que habría complicado la posibilidad de controlarlo y aislarlo en un tiempo razonable.
Siguiendo esta teoría, el propio incendio y la larga duración de los procesos de combustión interna (desde el verano de 2017 al menos hasta marzo de 2018) habrían acabado afectando a la capa impermeable que protege el fondo del vaso, con lo que es posible que se dieran filtraciones de lixiviados al subsuelo.
Héctor Hernández niega tajantemente este extremo y señala que ni el fondo del vaso se vio afectado ni ha habido filtraciones de lixiviados (líquidos que se forman como fruto de los procesos químicos en las capas de residuos, al atravesarlas y arrastrar partículas de los sólidos): “Son elucubraciones infundadas”.
El consejero aclara que realmente el incendio no tardó tanto tiempo en apagarse, “lo que se complicó fue la necesidad de llegar hasta el fondo. Puede haber hasta 7 metros de altura de residuos compactados. Y tuvimos que llegar hasta el fondo para comprobar que la geomembrana (lámina impermeable que impide la filtración de los lixiviados) no estaba afectada”.
Añade que han “descubierto hace relativamente poco tiempo el fondo, incluso retirando residuos a mano, precisamente para no dañar con la maquinaria el fondo del vaso. Hemos descubierto el fondo, y la lámina no está dañada. Se ha hecho un trabajo lento, con pies de plomo, pero haciendo las cosas como se tienen que hacer para evitar males mayores”.
Héctor Hernández recuerda que las condiciones climatológicas en el verano de 2017 eran extremas y “es lógico que se dieran combustiones espontáneas en los vertederos. De hecho, a los dos o tres días del nuestro se produjo otro en La Gomera, no era una cosa extraña, son incidentes que se dan en los vertederos. Y si tardamos en sofocarlo fue para hacer las cosas bien y de forma concienzuda”.
Así, se extraía todo el material quemado, se llevaba a una zona de la celda preparada para ello, y se terminaba de sofocar con tierra, todo el material que estaba quemado porque aunque no estuviera en combustión seguía caliente porque ese invierno no llovió nada.
Y luego “se compactaba otra vez, pero siempre se compacta con material inerte entre capa y capa de basura”.
El responsable insular de Medio Ambiente y Residuos explica que se han hecho unas catas para poder restaurar el vertedero y vuelve a dejar claro que “lo que se quemó es un lateral del vaso, nunca el fondo. La lámina del fondó no se vio afectada entre otras cosas porque hay una capa de grava de entre 40 y 50 centímetros de grosor que lo protege para evitar que se dañe”.
Ahora mismo se está culminando la fase de restauración, “hemos hecho unas catas para poder poner la nueva impermeabilización”, en un vaso “que es como un embudo. El fondo está sellado. Lo que se ha quemado es un lateral de ese embudo. El fondo no resultó afectado. Ahora lo tenemos todo descubierto, estamos en fase de restauración y haciendo la valoración económica del coste”.
Las instalaciones de un depósito controlado de residuos se tienen que acoger a lo dispuesto en el Real Decreto 1481/2001, que regula la eliminación de residuos mediante depósito en vertederos.
Esta norma dispone que no se admitirán residuos que sean explosivos, corrosivos, oxidantes o fácilmente inflamables; y tampoco neumáticos usados enteros, residuos ganaderos (animales muertos), residuos de construcción y demolición.
Además, señala que los residuos vertidos se extenderán en tongadas de no más de 2,7 metros de altura que serán compactadas y sobre ellas se dispondrá otra capa de cubrición de entre 30 y 50 centímetros de espesor de material inerte (no es procedente utilizar materiales de aportación obtenidos de descarnes de terrenos próximos al lugar).
Igualmente, se adoptarán medidas para retener los plásticos, papeles o cualquier otro residuo susceptible de ser arrastrado por el viento, por ejemplo con un vallado con tela plástica. Se controlarán los gases de emisión, para lo que se realizarán mediciones cada tres meses en dos puntos representativos de la celda de vertido.
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