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''Entierran a sus muertos en sus propios jardines''

Víctor Hernández (del parque de Santa Cruz de Tenerife) y Reyes de Miguel (de los bomberos del Aeropuerto Tenerife Norte), ambos de la ONG Bomberos Sin Fronteras, han regresado de Haití, epicentro mundial del desconsuelo tras dos terribles terremotos que han asolado este país. “Pobreza extrema, desolación por todos lados, desesperación y bastante tristeza” ha sido el resumen que estos dos activistas hacen de su estancia en Haití y advierten de que la cifra de muertos será mayor que la oficial porque hay muchos cadáveres que eran enterrados por sus familiares en sus propios jardines.

“Nos hemos encontrado un país que ha sufrido un terremoto tremendo, un país que ya tenía una pobreza extrema, desolación por todos lados, desesperación y bastante tristeza”, resumía Reyes de Miguel tras llegar la mañana de este jueves al Aeropuerto de Tenerife Norte, visiblemente cansada. Cinco días de trabajo intenso en un clima de desolación absoluta e inseguridad, con la satisfacción de haber hecho todo lo que han podido pero con la tristeza y la frustración que supone haber sacado sólo cadáveres de entre los escombros.

“Hemos estado trabajando tan intensamente durante tantas horas, día y noche, no hemos tenido la suerte de rescatar a nadie con vida pero hemos estado con mucha vida alrededor, ayudando en todo lo que podíamos a niños, mujeres y hombres, por desgracia lo que nos ha tocado sacar de los edificios eran muertos, no era lo más agradable, pero estamos ahí para eso también”, agregó.

“Queríamos trabajar y encontrar a alguien con vida, desgraciadamente no lo pudimos hacer, ayudamos en todo lo que podíamos y si es verdad que sacamos muchísimos muertos”, coincidió Hernández, quien dice sentirse “triste, frustrados por no poder haber ayudado más, ver un país con una pobreza tal que no te imaginas y que aún exista lo que estamos viendo por televisión”.

Según De Miguel, la cifra oficial, además de elevarse a medida que continúen las labores de rescate, no reflejará el número total de muertos porque “ahí también debe haber muchas personas que no están registradas”, y asegura haber visto a “familias que entierran a sus muertos en sus propios jardines” y que por eso no serán registradas como víctimas oficiales.

Por su parte, Víctor Hernández reconoció que lo más duro que les tocó vivir estaba en las propias calles. “La historia más conmovedora estaba en la propia calle, lo que se vivía en un mercado, como trapicheaban, como vivían de la miseria de lo que les queda, ver niños desolados, solos en la calle, ver los cadáveres en la calle que nadie recoge, algunos tapados otros sin tapar”.

Inseguridad

Además de la práctica imposibilidad de rescatar a más personas con vidas, la inseguridad creciente en el país fue una de las razones que han motivado el regreso de estos bomberos. Así, ambos reconocen que salieron del país “por recomendación ante la inseguridad cada día peor y porque era complicado encontrar gente con vida tras siete días, que se ha logrado, pero han sido milagros”.

De Miguel comenta que al principio estaban tan metidos en su labor de rescate que no estaban “demasiado pendientes en la seguridad”. “Una de las primeras noches que trabajamos nos dijeron que éramos locos por salir a trabajar porque había un toque de queda, nosotros dijimos que nos daba igual que íbamos a trabajar y punto”, dijo, aunque, eso sí: “Una de las últimas noches palpamos más esa inseguridad, estábamos más tensos porque al pueblo se le veía con más ganas de acercarse y sabes lo que buscan pero no si te van a respetar o no”.

Al respecto, apuntó que la solidaridad entre ellos “se ha vivido en los primeros días”. “Una vez que pasa esa solidaridad tras buscar a sus familiares, la gente tiene hambre y tiene que cuidar a su familia y ahí es donde empieza el pillaje y el buscar por donde sea, eso pasa aquí y en cualquier sitio si las condiciones se alargan en el tiempo”, declaró.

Los barrios ricos, los más afectados

Por su parte, Víctor Hernández relató una de las paradojas con las que se encontró durante su estancia en el país caribeño. Según este bombero, las construcciones en Haití son muy precarias y el cemento escasea. “Cuando ves construcciones con hierros a la vista sin estar unido a un bloque es que es un cemento de muy mala calidad, paradójicamente las construcciones que se han mantenido en pie han sido las de madera porque son elásticas, se pueden mover, pero las de bloque y cemento, que estaban en los barrios más pudientes fueron las primeras que cayeron”, explicó.

Ahora, la prioridad es tener comida, agua y sanidad, porque empiezan a aparecer las primeras epidemias ya que es un pueblo que tiene hambre y sed “y cogen lo que sean”. Además, recuerdan, “los muertos están ahí entre ellos”.

Bomberos Sin Fronteras lleva trabajando desde 1993 en multitud de catástrofes.