CHRISTCHURCH, 24 (Reuters/EP)
Los equipos de rescate extranjeros han perdido la esperanza de encontrar más supervivientes bajo los escombros de Christchurch, la ciudad más afectada por el terremoto del martes en el sur de Nueva Zelanda. Tras la última actualización del balance el número de muertos se sitúa en 76, a los que se suman 2.500 heridos, 164 de ellos en estado grave.
Desde hace más de 15 horas no se encuentra a nadie con vida. “Ahora mismo no tenemos ningún contacto activo con nadie o cualquier indicación de señales de vida en ninguna de las localizaciones en las que trabajamos”, ha dicho el coordinador antiincendios Jim Stuart Black, quien asegura que su personal está “esperando lo mejor pero preparándose para lo peor”.
Además, los rescatadores temen que se venga abajo un edificio de 26 plantas y arrastre consigo a otros inmuebles colindantes. “Es increíblemente peligroso (...) Si cae al suelo creará una importante onda de choque”, ha ilustrado el alcalde, Bob Parker. La ciudad ha sufrido más de cien réplicas.
Este jueves se han redoblado los esfuerzos en el que podría ser el foco con mayor concentración de víctimas, un edificio de seis plantas que se colapsó con más de un centenar de personas en su interior. Entre ellos había once estudiantes japoneses, por lo que un equipo de rescatadores nipones se emplea a fondo para encontrarles.
En general, el dispositivo se concentra en el distrito empresarial de la ciudad, que estaba lleno de gente en el momento de producirse el seísmo, la hora del almuerzo.
Las autoridades señalan que la llegada de nuevos equipos de especialistas de Japón, Taiwán, Australia, Singapur y Estados Unidos va a permitir establecer una búsqueda más intensiva. Para hoy se espera que trabaje sobre el terreno más de un millar de efectivos.
El Gobierno neozelandés mantiene el estado de emergencia y soldados patrullan las calles de Christchurch en vehículos blindados.