El primer ministro de Irak, el chií Nuri Al Maliki, ordenó abrir una investigación sobre la ejecución de Sadam Husein, cuya difusión en vídeo originó una agria polémica al ser considerada por los suníes “humillante” para el ex dictador.
Maliki tomó esa decisión para evitar un recrudecimiento de la violencia sectaria entre los chiíes, que controlan el Gobierno, y los suníes, en los que se apoyaba el régimen del ex presidente de Irak, ejecutado el 29 de diciembre por crímenes contra la humanidad. El objetivo de la investigación es “identificar a quienes están detrás de la filmación del vídeo”, dijo el diputado chií Abás al Bayati, miembro de la Alianza Unida (AU), integrada por varios grupos políticos que ocupan 140 de los 275 escaños del Parlamento.
La polémica, que ha cruzado la frontera de Irak a otros países islámicos, se desató por haber tenido lugar la ejecución el primer día de la principal fiesta musulmana de Al Adha (Sacrificio), y por lo que los suníes calificaron de “humillación” y “provocación” a Sadam llevada a cabo por personas chiíes justo antes de que el derrocado presidente fuera ahorcado. En un vídeo de la ejecución, difundido por varias televisiones árabes, se puede ver al ex dictador acompañado de verdugos encapuchados que le dirigen hacia la horca, mientras se escuchan voces alabando al clérigo chií Muqtada al Sadr y a su padre, Baqer al Sadr, asesinado durante el régimen de Sadam.
Además, se escucha una voz que dice: Sadam “vete al infierno”. La grabación muestra cómo reacciona el ex presidente con enfado y responde: “al infierno...al infierno”, “ésta es la horca de la desgracia”.
Varios comentaristas en el mundo árabe, gobernado por regímenes suníes, calificaron la ejecución de “sectaria”, y muchos de ellos consideraron que “fue motivada por venganza (chií) y no para aplicar la decisión de la Justicia”. Gobiernos de países como Arabia Saudí -cuna del Islam- o Egipto lamentaron el hecho de Sadam fue ahorcado en la fiesta musulmana, mientras que numerosas voces advertían de que su ejecución de esa manera puede acabar con los esfuerzos para la reconciliación nacional en Irak.
La Comisión de Ulemas Musulmanes, que representa a los suníes de Irak, consideró que la ejecución fue motivada por “odios personales”, mientras representantes del ya disuelto partido Baaz, de Sadam, advirtieron de que el Gobierno de Maliki “pagará el precio”.
“Los eslóganes sectarios no reflejan la postura del Gobierno”
El diputado Al Bayati insistió en que “los eslóganes sectarios que se oyeron en el vídeo no reflejan la postura del Gobierno”, y afirmó que el Ejecutivo de Al Maliki, que dirige el chií Partido Al Dawa (llamamiento), rechaza esa humillación. Se cree que los que estaban presentes en la ejecución representan a Al Sadr y a Abdel Aziz Al Hakim, líder de la Asamblea Suprema de la Revolución Islámica (ASRI) que junto a Al Dawa es el principal integrante de la Alianza Unida.
Los chiíes, oprimidos durante las casi tres décadas de gobierno de Sadam Husein, acusan al ex dictador de haber asesinado a centenares de miles de miembros de su comunidad que representan el 60% de los alrededor de 25 millones de habitantes de Irak. En las elecciones de enero de 2005, los chiíes lograron controlar el Parlamento y el Gobierno, mientras que las milicias de grupos chiíes, como la ASRI, fueron incorporadas en las nuevas fuerzas de seguridad del país.
Varios líderes suníes responsabilizaron a ex milicianos chiíes en los ministerios de Interior y Defensa del secuestro y asesinato de miembros de su comunidad, mientras que los chiíes acusaban a los suníes de estar detrás de los atentados terroristas que han sufrido. El conflicto sectario se agravó después de que en febrero del año pasado fuera atacado un mausoleo chií en la ciudad de Samarrá, al norte de Bagdad, y desde entonces se informa casi a diario del hallazgo, sobre todo en Bagdad, de cadáveres de cientos de civiles con impactos de bala y señales de tortura.
Más de 16.200 muertos en 2006
El Gobierno iraquí cifró este martes en 16.245 el total de las víctimas mortales de la incesante violencia en este país árabe en 2006, de ellos más de 12.000 son civiles y el resto son miembros de las fuerzas de seguridad y de grupos insurgentes. Estas cifras las difundió en un comunicado el Ministerio de Interior, cuya publicación coincidió con el hallazgo de los cadáveres de decenas de personas con impactos de bala y señales de tortura en distintas zonas de Bagdad.
Según la nota, un total de 12.371 civiles iraquíes perdieron la vida y otros 15.143 resultaron heridos durante los pasados doce meses en acciones de violencia, especialmente atentados suicidas, en su mayoría con coches bomba. Además, 1.743 efectivos de las fuerzas de seguridad iraquíes -policías y soldados- fallecieron y 2.113 fueron heridos de diversa consideración en ataques y enfrentamientos con grupos insurgentes en todo Irak.
Los datos, basados en estadísticas de los Ministerio de Sanidad y Defensa, así como en otros del departamento de Interior, cifran en 2.131 los supuestos rebeldes muertos en el mismo período y en 17.000 los heridos. Fuentes policiales explicaron que la cifra de víctimas civiles no incluye a las personas heridas de gravedad en atentados y fallecidas posteriormente como consecuencia de sus heridas.
Tampoco incluye a personas secuestradas que se encuentran hasta el momento en paradero desconocido, lo que ha llevado a observadores iraquíes y extranjeros a pensar que la cifra de muertos es mayor a la anunciada oficialmente. “Lo que dice el ministerio de Interior es lo correcto. Si, es una cifra preocupante, pero es la correcta”, dijo Mohamad al Askari, consejero del ministerio de Defensa, en declaraciones a la televisión Al Yazira.
Los víctimas mortales civiles de la violencia en 2006 perdieron la vida, en su mayoría, en ataques y acciones de violencia sectaria entre suníes y chiíes, que azota el país desde que en febrero pasado fuera atacado el mausoleo del imán Ali Al Hadi, en la localidad de Samarra. Este mausoleo, a unos 100 kilómetros al norte de Bagdad, es uno de los lugares más venerados por la comunidad chií que representa el 60 por ciento de la población de Irak, de unos 25 millones, y que controla el Gobierno, el Parlamento y las fuerzas de seguridad.
Desde ese ataque el conflicto sectario ha ido agravándose y han fracasado hasta el momento todos los intentos del Gobierno del primer ministro, el chií Nuri al Maliki, para aplicar su plan para la reconciliación nacional en Irak. Además de los atentados con coches bomba y proyectiles de morteros, atribuidos a la insurgencia suní y a “grupos terroristas” extranjeros perteneciente a Al Qaeda, la Policía informa casi a diario del hallazgo de cadáveres de chiíes y suníes con impactos de bala y torturas en distintas ciudades iraquíes.
Este mismo martes han sido encontrados sólo en Bagdad los cuerpos de 45 iraquíes, en su mayoría con las manos atadas a la espalda y con señales de haber sido torturados antes de ser asesinados. Esa cifra eleva a exactamente cien los cadáveres hallados en similares circunstancias en esta capital en las últimas 24 horas, según fuentes policiales iraquíes.
Los suníes, en los que se apoyaba el régimen del ex presidente Sadam Husein, ejecutado el 29 de diciembre por crímenes contra la humanidad, acusan a ex milicianos chiíes en los ministerios de Interior y Defensa de estar detrás del secuestro y asesinato de miembros de su comunidad. En los últimos meses grupos armados con uniforme similar al de la fuerza “Maghauir”, cuerpo de elite del ministerio de Interior, secuestraron en pleno día en varias ocasiones a decenas de empleados de diferentes departamentos del Gobierno.
Los cadáveres de algunos de los secuestrados han sido encontrados más tarde en la capital.
Alrededor de 33.000 soldados de origen latinoamericano
Además de las pérdidas humanas iraquíes, hasta este martes 3.002 soldados norteamericanos han fallecido en Irak desde la invasión de este país en marzo de 2003, de ellos 820 perdieron la vida en 2006, según comunicados del mando militar de Estados Unidos. Según la organización estadounidense grupo Proyecto Guerrero Azteca por la Paz de los 150.000 militares estadounidenses que hay actualmente en el país árabe, 33.000 son de origen latinoamericano.
La organización reconoce además que más de 400 soldados de origen hispano han muerto en Irak. Según cifras del Pentágono, los militares hispanos constituyen más del 11% de los efectivos de EEUU en Irak.