El sacerdote italiano Nunzio Scarano, detenido el pasado viernes acusado de fraude y corrupción en una investigación sobre supuestas irregularidades en la gestión del Instituto para las Obras de Religión (IOR), dijo este lunes que actuó de buena fe y que solo quería hacer un favor a unos conocidos, que habían confiado 20 milllones de euros a Giovanni Carenzio. Durante el interrogatorio en Roma ante la jueza de instrucción Barbara Callari, Scarano aseguró que solo fue un “intermediario” y que quería hacer “un favor a los primos Paolo y Cesare D'Amico” debido a la relación de amistad que le une con la familia, informaron los medios de comunicación italianos.
Los investigadores acusan a Scarano, perteneciente a la Archidiócesis de Salerno (sur de Italia), de dar 400.000 euros al excarabinero Giovanni Maria Zito, exagente de los servicios secretos italianos (AISI), para que éste llevara de vuelta a Italia, desde Suiza, fondos de la familia D'Amico. Zito, quien por su condición podía eludir los controles aeroportuarios, supuestamente debía trasladar de Suiza a Italia, a bordo de un avión privado, 20 millones de euros confiados al intermediario financiero afincado en Gran Canaria Giovanni Carenzio y pertenecientes a los D'Amico.
El alto prelado explicó durante el interrogatorio que los D'Amico le pidieron que mediara con Carenzio, a quien éstos habían confiado la gestión de sus fondos en Suiza, estimados en unos cuarenta millones de euros, para conseguir que el dinero regresara a Italia. La operación quedó fijada para el traslado de veinte millones de euros, aunque finalmente no pudo concluirse.
La situación “degeneró”, según explicó Scarano, cuando Carenzio puso dificultades para la operación y por la petición de Zito de un pago de 600.000 euros. Carenzio y Zito fueron detenidos, al igual que Scarano, el pasado viernes, tras la orden de arresto dictada por las autoridades judiciales de Roma ante la entrada ilegal en Italia de 20 millones de euros procedentes de Suiza.
La línea de la defensa de Scarano, que ha pedido que se le conceda el arresto domiciliario, se ha basado en que el sacerdote no actuó por interés personal. Antes de la detención, Scarano había sido cesado por el Vaticano de todos sus cargos, después de que se conociera que la Fiscalía de Salerno le investigaba por blanqueo de dinero por un caso relacionado con cheques justificados como donaciones de origen poco claro, por un total de 580.000 euros.