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La gran mentira de la recuperación

Camina la política con parado caminar, continua la economía hacia el abismo, la sociedad no camina y España se va p’al carajo. Así, como suena, como suena cuando el texto se convierte en trasmisión oral a través de flujos de aire, cuerdas vocales y resonadores. Mientras los medios, vertederos y tertulianos omnisapientes siguen como los perros de huelemelculo a los políticos para escuchar las sandeces de siempre, alienados en su mundo y ausentes del lugar de donde salieron y tal vez no debieron nunca salir, la sociedad civil espera la llegada del maná o de un Mesías que, han dicho, se llama recuperación. Esta recuperación es una versión cutre y a lo basto de la mítica búsqueda de la Piedra Filosofal, el Vellocino de Oro o la Cuadratura del Círculo. Y digo en versión cutre y hortera, porque estas ensoñaciones que nombro salían de un entourage cuasi místico, espiritual, alquimista, incluso guerrero, mientras que la espera desesperanzada de la recuperación no es más que un ejercicio de estupidez y rancio cretinismo, practicado al aire libre ante una mesa de trileros de rostros bien conocidos, bigote más, bigote menos. Trileros que llevan con el kiosko montado desde que el Caudillo estirara la pata, después de estar más entubado que una prospección petrolífera de esas que sacan de sus casillas a ecologistas que luego se van a cenar en el cuatro por cuatro de 200 CV.

Todavía no se ha enterado el personal de que España no vive una crisis, porque crisis, como error, es una situación transitoria de la que se puede salir. Por el contrario, estructura y confusión son dos vocablos que expresan la rigidez de lo que, lejos de ser coyuntural, tiene vocación de eternidad. El problema de nuestro país es estructural y de régimen. Por lo tanto, el único cambio que de verdad puede llamarse cambio es aquel que modifique en profundidad la estructura del régimen, es decir, el régimen en sí mismo. Un régimen – prefiero llamarlo así antes que sistema, porque no es otra cosa que una reproducción maquillada del franquismo bien adaptada a la indolencia y conformismo civiles – un régimen, digo, que no tiene otro nombre que dictadura de partidos okupas del Estado.

Estamos ante un volcán que lleva 38 años (si contamos desde la Carta Otorgada de 1978) vomitando podredumbre, hipocresía y corrupción. Y los fieles tragando porque éste, ese o aquel prometen lo que saben que no pueden prometer y saben que van a incumplir. Luego, ampliando el vocabulario que vengo utilizando, es en este punto donde introduciría la palabra timo. Estamos ante uno de los mayores timos que pueda contemplar tanto la Ciencia Política como la historia de la manipulación de masas y conciencias en la más pura línea goëbeliana.

Dos grandes vocablos huecos y tópicos

Voy a ser sincero: no he visto dos palabras más huecas, tópicas y que nada quieren decir comocambio y recuperación. Sin embargo son los comodines de la baraja de indigencia intelectual con que se mueven quienes se sienten dueños de la soberanía popular, a la que dicen representar por la vía del voto, voto que es voto, pero no elección sino refrendo. Tuve una vez un compañero de facultad que no iba nunca a clase y, cuando alguien le recriminaba su proceder, contestaba siempre: “Vosotros haced vuestro curso, que yo haré el mío”. Así que, ahora extrapolo sus palabras para hacer mi curso, al que voy a dotar con datos para que nadie interprete que este texto es producto de una alucinación tras un chupito de dietilamida del ácido lisérgico con sevená.

Mientras andan por ahí los cabecillas de las grandes empresas de comunicación intentando no tener que poner el cartel de Material de desecho o derribo, empleando para ello la habitual estrategia de aflojarse el cinto y aprovechar la ley de Newton para que los pantalones se precipiten hacia los zapatos a 9,8 metros por segundo delante del poder político, luego, traicionando gravemente a la ciudadanía a la que dicen servir, hay algunos – muy pocos – pensadores y analistas que se niegan a escuchar las voces de los tenores huecos y el coro de los grillos que cantan a la luna. Han logrado abrir rendijas por dónde ver lo que los demás no ven, puesto que cerraron los ojos hace mucho tiempo. Los que están en la cara y los que debieran estar en el interior de la cabeza. Así que, después de escuchar las burradas más irresponsables y envenenadas, como que el PP promete crear dos millones de puestos de trabajo en cuatro años, voy a exponerles aquí la visión, que es la mía y tienen los que puedo considerar como amigos. De cualquier parte del planeta.

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2017 y 2018

Voy a referirme a dos economistas de prestigio para apoyar mi tesis acerca de que la recuperación no sólo es un cuento chino en consonancia con los materiales más perversos que usan los que un día leyeron a Confucio – no crean ésto – sino que es, aparte de una gran mentira, un disparate y, lo peor, un imposible. No sólo no va a haber recuperación sino que 2017 y 2018 devendrán años de fuertes recortes que serán presentados a la sociedad civil como “un recrudecimiento de la crisis, con la que nosotros no tenemos nada que ver”. Y ojos que no ven, corazón que no siente. Bien, aparte de que echen un ojo ustedes a los últimos textos dedicados a España por el New York Times, el Wall Street Journal y Die Zeit, aparte de escudriñar en el significado real del por qué Ángela Merkel no invitó a Rajoy a la cena de dirigentes de la UE con Obama, esos dos economistas a los que voy a referirme son: Juan Ignacio Crespo y Roberto Centeno. El primero es un matemático, financiero y analista económico que estuvo en el Instituto Nacional de Estadística y en la Dirección General del Tesoro. También, como jeje del Gabinete Técnico de la subsecretaría del Ministerio de Economía y Hacienda. Centeno, por su parte, es Doctor Ingeniero de Minas por la Universidad Politécnica de Madrid, Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid y Catedrático de Economía en la Escuela de Ingenieros de Minas de la Universidad Politécnica de Madrid. Es evidente que no son ni aficionados ni advenedizos y saben perfectamente lo que se traen entre manos.

Como no soy de aquellos que fusilan textos sin citar a los autores, gravísima irresponsabilidad penada fuertemente en países como EEUU y pasada por la Puerta de Alcalá en España, de Juan Ignacio Crespo les voy a recomendar un libro que acaba de publicar y que lleva por título Por qué en 2017 volveremos a entrar en recesión, donde explica con datos científicos lo que yo vengo manteniendo – medallas aparte – en contra de los pronunciamientos autocomplacientes y canallas del estatu quo, donde tenemos los huesos antes de que sean transferidos al camposanto más próximo. Ni recuperación ni leches. Peor economía, desempleo y pobreza. Eso es lo que nos espera a la vuelta de la esquina, mientras sus señorías viajan en clase bussiness a lejanos países extranjeros, obviamente a cargo del dinero público, ya que, al no conseguir formar gobierno, disfrutan de una semana blanca extensible a placer.

¿Y que ha olfateado el señor Crespo, reconocido como el primer economista que en 2008 anunció la que se nos venía encima?, cosa nada sencilla puesto que ustedes saben que, en general, los economistas son aquellos caballeros y caballeras que explican los desastres después de que hayan ocurrido. Pues dice Juan Ignacio en sus escritos que “Los servicios de estudios de los grandes bancos mundiales ya están empezando a percibir claros síntomas de la próxima recesión”, afirmación que comparten Russia Today y el reputado columnista económico alemán Holger Zschapitz, quien llega muy lejos: EEUU también va proa al marisco.

No me voy a enrrollar innecesariamente, pero sí advertir que la UE corre un serio peligro, acentuado brutalmente por la presión de los movimientos inmigratorios, que no sólo provocan acusados impactos sobre los vectores económicos sino también sobre la convivencia ciudadana. En fin, a leer el libro si les interesa el asunto. En cuanto a los que estén más por acercarse a Ana Rosa Quintana, Cebrián, Ansón, Marhuenda, María Teresa Campos, Belén Esteban y otros muchos, ya escucharán el gran estruendo cuando se produzca. No problem.

Menudo panorama. Ni la Twenty Century Fox

Casualidades de la vida, que quizá la vida no sea más que casualidad con el debido respeto al sueño de Calderón en la barca, el próximo 26 de Junio, si los Cielos no señalan lo contrario y la autoridad – militar, por supuesto – no lo impide, coincidirán dos eventos de importancia: el referendum en Gran Bretaña sobre la tocata o fuga de la UE y la alegremente llamada Fiesta de la democracia en España. Pero vamos a escuchar un momento a Centeno en un artículo escrito el pasado 2 de Mayo, cuando los gabachos nos fusilaban con fruición: “Con la clase política más irresponsable, inmadura y ayuna de la Patria de Occidente, que no ha vacilado en mantener seis meses a España sin Gobierno mientras la economía se desacelera, los ingresos fiscales se hunden y el déficit de enero y febrero es ya la mitad del de todo el año, y sólo para defender las miserables ambiciones personales – primero las poltronas y luego Dios dirá -, resulta penoso el contemplar cómo la mayoría del desinformado pueblo español no parece consciente de la profunda degradación económica y social en la que están sumiendo el país y las devastadoras consecuencias que se avecinan para la clase media, la clase trabajadora, los pensionistas y las generaciones futuras”.

En fin, dicen la últimas corrientes educativas que no es bueno asustar a los niños con el hombre del saco o el que viene el lobo. Hobbes no dijo nada acerca de sacos, alforjas, maletas o trolleys, pero recordarán que sí advirtió que “el hombre es un lobo para el hombre”. Somos ya bastantes los que hemos visto las orejas a ese animal odiado por muchos – aunque el lobo de la pobreza es de una dinámica evolutiva muy diferente – mientras otros cantan como cigarras y esperan a que llegue el verano para volver a la rumba otra vez. ¿La verdad? ¿Quién sabe si existe siquiera? Mujer, si puedes tú con Dios hablar, pregúntale … Apaga el televisor y enciente tu transistor. Sólo se vive una vez.

¡Ay España!¿Por qué me das estos disgustos?

Camina la política con parado caminar, continua la economía hacia el abismo, la sociedad no camina y España se va p’al carajo. Así, como suena, como suena cuando el texto se convierte en trasmisión oral a través de flujos de aire, cuerdas vocales y resonadores. Mientras los medios, vertederos y tertulianos omnisapientes siguen como los perros de huelemelculo a los políticos para escuchar las sandeces de siempre, alienados en su mundo y ausentes del lugar de donde salieron y tal vez no debieron nunca salir, la sociedad civil espera la llegada del maná o de un Mesías que, han dicho, se llama recuperación. Esta recuperación es una versión cutre y a lo basto de la mítica búsqueda de la Piedra Filosofal, el Vellocino de Oro o la Cuadratura del Círculo. Y digo en versión cutre y hortera, porque estas ensoñaciones que nombro salían de un entourage cuasi místico, espiritual, alquimista, incluso guerrero, mientras que la espera desesperanzada de la recuperación no es más que un ejercicio de estupidez y rancio cretinismo, practicado al aire libre ante una mesa de trileros de rostros bien conocidos, bigote más, bigote menos. Trileros que llevan con el kiosko montado desde que el Caudillo estirara la pata, después de estar más entubado que una prospección petrolífera de esas que sacan de sus casillas a ecologistas que luego se van a cenar en el cuatro por cuatro de 200 CV.