Causas, azares, curiosidades de la vida. Al otro lado del océano, en la costa pacífica de Guatemala, se encuentra la otra Gomera, un municipio del departamento de Escuintla en la región sur de la república guatemalteca. Su gentilicio, gomerano, nos acerca a nuestra isla, pero la coincidencia -si la hubiera- es mucho mayor. Me explicaré.
Su fundación tuvo lugar en el año 1611 por Antonio Peraza Ayala y Rojas, el cuarto donde de La Gomera, en una tierra -Guatemala- que había tenido como gobernador a un hijo de Hermigua como fue Baltazar de Valladolid, el mismo quien a comienzos de esa misma centuria cedió parte de sus tierras para la fundación del convento en su pueblo natal del norte de la Isla.
La superficie de este municipio es de unos 640 km2, casi el doble que nuestra isla, y según cuentan las crónicas de India, una vez el gobernador tomó las riendas del lugar, apartó a los indígenas de sus dominios, y estos decidieron trasladarse a una nueva villa que llamaría “La Gomera”. Curiosamente, según las mismas crónicas, a este Antonio Peraza Ayala y Rojas se le nombró Conde de La Gomera americana en pago a sus servicios por la corona hispana en tierras de Indias. Conde de La Gomera, sí, pero también de La Gomera del Pacífico. Recordemos que fue capitán general y presidente de la Audiencia de Guatemala entre 1611 y 1626.
El arzobispo don Pedro Cortés y Larraz, realizó visita pastoral a su diócesis entre 1768 a 1770. Mencionó a la villa de La Gomera como perteneciente a la cabecera parroquial de Don García, hoy La Democracia, de la cual distaba seis leguas y contaba con 49 familias o 276 personas “de las que será una cuarta parte de indios. … Las cosechas de este territorio son maíces, caña, algodón, tinta, ganados y mucha sal. El idioma es el castellano, por el corto número de indios cuyo materno es el mexicano”. Describió los caminos de la parroquia, agregando media legua a la distancia que había ya dado: “Los caminos son llanos y muy buenos, pues aunque hay mucho bosque están desembarazados, aunque con la pensión de hallarse inundados de garrapatas. Desde el pueblo de Don García a la villa de La Gomera, que dista seis leguas y media, se encuentra en el camino dos haciendas, la una llamada de La Puerta, a tres leguas; la otra llamada de Gálvez, a cuatro y media y el pueblo de Chipilapa a seis. Y se cruzan cuatro río: Colojate, Acomé, del Obraje y el de Chipilapa, todos de bastante caudal y que en tiempo de lluvias no permiten paso, sino con bastante peligro”, según las crónicas de Indias y libros de visita y mandato parroquiales.
Según averiguamos a través de los propios datos municipales, La Gomera guatemalteca en 1993 contaba con aproximadamente 87,500 habitantes con una tasa de crecimientos anual de 2.9%, cuadruplicando nuestra población insular. Vive de la ganadería, la pesca y la agricultura, pero su mayor cultivo es la caña de azúcar, produciendo más de 640.000 toneladas de este oro dulce para su exportación. También en la zona de sus costas pacíficas encontramos núcleos turísticos en aldeas cercanas con pequeños hoteles.
Quién sabe si, cuatro siglos después de su fundación, nos terminemos hermanando con nuestros hermanos gomeros, los gomeranos de Guatemala.