1984-2014: 30 años de la tragedia de Agando
Ciertamente, si queremos conocer cómo se desarrolló un determinado acontecimiento, como es en este caso el trágico incendio que asoló los montes gomeros en septiembre de 1984, nos basta con acudir a la hemeroteca, o algún tipo de informe, que de una manera metódica y analítica nos dé: la fecha de inicio (10 de septiembre), el número de hectáreas quemadas (unas 900), el número de fallecidos (20) o cualquier otro dato que nos interese.
Sin embargo, si lo que queremos es traspasar los meros datos y penetrar en los sentimientos, en lo que esa tragedia significó, para las personas y para la isla, ahí las estadísticas no nos valen, ni siquiera el relato literario. Ese es un campo reservado para la poesía, y dentro de la misma, para ese género que es la décima. Nada como la espinela para expresar esas vivencias personales que suponen el reverso y contrapunto de la historia.
Quiso el destino que en el incendio participara, como jefe de una cuadrilla, un poeta gomero y también improvisador, Onelio Medina Medina, natural de Los Aceviños (municipio de Hermigua), quien, como no podía ser de otra forma, echó mano de las décimas para poder expresar lo que allí vivió.
Así pues, a modo de informe poético-periodístico, combinando la relación de lo que aconteció en aquellos días, con los versos de Onelio Medina daremos un viaje en el tiempo hasta aquel septiembre fatídico.
RELACIÓN DE ACONTECIMIENTOS DEL INCENDIO FORESTAL PRODUCIDO EN LA ISLA DE LA GOMERA EL DÍA 10 DE SEPTIEMBRE DE 1984.
Lunes 10 de septiembre.
A las 11:20 horas de la noche, León Sosa, Funcionario del ICONA, y Jefe de Comarca de la isla, recibe una llamada telefónica de Ramón Cubas, Jefe de Zona de Vallehermoso, indicándole que Manuel Torres, capataz del retén nocturno de Chipude, ha detectado un foco de fuego en las últimas casas del barrio de La Laja (en la zona conocida como Dehesa de Manco), en el término municipal de San Sebastián de La Gomera. Al parecer en dicho barrio no se habían percatado del fuego. Se procede a actuar de acuerdo al protocolo establecido, dando cuenta del incidente a la Guardia Civil, Delegado del Gobierno, Policía de San Sebastián, personal de ICONA de los pueblos cercanos, así como a los vecinos de La Laja.
Septiembre noche del diez
adonde le llaman La Laja,
se abrió de fuego una fraja
que a contar voz pegaré.
Como a eso de las diez
de la noche en su aposento,
en voz de reclutamiento
al fuego me incorporé.
En un primer momento se defienden las viviendas de La Laja apagando el flanco inferior del fuego, pero el incendio se propaga rápidamente hacia Las Nieves y Degollada de Peraza, siendo imposible actuar por la velocidad que el viento imprime al incendio.
En esta noche del diez
por una mano atrevida
en La Laja se encendía
una zona de Pinar.
Que sin poder controlar
se abría con gran anchura
y sin demora ninguna
fue a Las Nieves a parar.
Martes 11 de septiembre.
Sobre las 2 de la mañana el fuego llega a la cumbre y salta hacia el otro lado de la carretera, frente a Las Nieves. El fuego salta de la cuenca de Ojila a la de Benchijigua. Dada la situación de los hechos, se está a la expectativa hasta que amanezca.
Sin poderse dominar
la carretera cruzó
el piche se derritió
hasta las piedras ardían.
Sin daño y sin avería
a la ermita la dejó
esto es premisión de Dios
del sacramento divino
ir el fuego en su camino
ni a la plaza la dañó.
Mientras, se había tocado arrebato en la capital de la isla y un coche con altavoces convocaba a los vecinos en el Ayuntamiento.
Sobre las 7 de la mañana, y después de la salida del sol, se empieza a hacer una línea de defensa que impidiese la propagación del fuego hacia el resto del monte, principalmente hacia La Zarcita, Bailadero y El Cedro.
Hasta La Laja llegamos
dando colaboración
por orden de Don León
a Peraza nos marchamos.
En la zona desplegamos
con la gente preparada
por las fuertes llamaradas
aquel campo abandonamos.
A Jerduñes y Vegaipala
fuimos corriendo a avisar
para noticias llevar
y recoger los ancianos.
A Benchijigua llegamos
alarmando a los vecinos
retornando por el camino
a Agando nos trasladamos.
Cuando a la zona llegamos
Don José nos advertía
que a Ojila nos conducía
Cubas y Maximiliano.
Fue el día once temprano
las ocho de la mañana
el frescor nos engalana
por la mañana sombría
pero nadie conocía
la dirección de las llamas.
Sobre las 12 de la mañana, parece que el fuego está dominado en el barranco de Ojila. El Gobernador, Francisco Afonso Carrillo, viene desde Tenerife, junto con técnicos de ICONA. A la llegada del Gobernador, se observa desde El Bailadero, que se produce un cambio de viento y se levanta el fuego del fondo del barranco. Se saltan las trochas y el fuego sube hacia el canal en dirección a Ojila y Agando. Se da la orden al personal que combate el incendio que se retire: unos hacia La Laja, otros hacia El Bailadero y otros hacia la Degollada de Peraza, zona que ya había sido quemada.
Sobre las 2 de la tarde, la comitiva oficial (coche del Gobernador, coche del Delegado del Gobierno, dos coches de la Guardia Civil) se sitúa en las proximidades del Roque de Agando para observar la evolución del incendio y organizar la extinción del fuego apoyándose en la zona quemada.
Nada más comenzar los trabajos y a los pies del Roque de Ojila surge otro brote de fuego con dirección imprevista por la tremenda variabilidad del viento y que se caracteriza por una gran virulencia, la mayor observada hasta el momento. Se da la voz de alarma y se ordena por la emisora que se retirará todo el personal.
Todo el mudo movimiento
una amplia trocha se abría
pero nadie entendía
que dirección tiene el viento.
Un disparo de momento
en Casa Manco se halló
un ángel nos liberó
para poder hacer el cuento.
Todo se quedó encendido
que nada se puede ver
muchos se echan a correr
sin conocer paradero
por no saber un sendero
para poderse defender
en amargo padecer
porque es amable la vida
viendo las llamas que ardían
tras nosotros correr.
Con ochenta compañeros
yo me logré escapar
corriendo por el canal
a salir al Bailadero.
Y aquellos que no quisieron
aceptar mi compañía
les vino a costar la vida
que ni recordarlo quiero.
Como jefe de cuadrilla
yo cumplía un reglamento
sin apartarme ni un momento
de los padres de familia.
Pensaba con gran diliria
en los que estaban soltero
a los que salvarles quiero
del incendio de La Villa.
También consiguieron escapar integrantes de otras cuadrillas que se encontraban en otras zonas.
Muchos estaban en Ojila
se hallan barranco adentro
cumpliendo su reglamento
para el siniestro dominar.
Que iban a peligrar
les vino al pensamiento
al ver el cambio de viento
que al fuego le da el favor
un milagro del señor
pa ponerse en salvamento.
Es el principio de la tragedia, la comitiva oficial es sorprendida por el fuego, así como el personal que se encontraba en la zona. Empiezan a aparecer los primeros quemados, entre ellos el Presidente del Cabildo (Antonio Plasencia Trujillo). Se da aviso al hospital para que estén preparados.
La zona afectada por la ola de fuego no se podía atravesar. Cuando consiguieron atravesarla, acercándose al Roque de Agando se encontraron con el coche del Gobernador virado hacia San Sebastián. Un poco más adelante encontraron en Land Rover de la Guardia Civil virado hacia arriba (con un herido en la parte trasera) y dos coches más. Iniciándose la búsqueda de personas que estuviesen en aquellos alrededores al existir coches vacíos. Se avisa a las ambulancias de la isla para trasladar a posibles heridos así como al ferry para retrasar su salida, para posibles traslados de heridos graves.
Cuando a la una se halló
ya el rumor de los quemados
sin un dato asegurado
las víctimas que dejó.
El gobernador cayó
junto con sus compañeros
que salvarse no pudieron
las llamas los atrapó.
El delegado cayó
pero gravemente herido
cuando en las llamas sebido
la ropa se la quitó.
El presidente se halló
dando gritos lamentables
aclamando por la madre
y encomendándose a Dios.
Muchos que están auxiliando
mora su mala suerte
que les espera la muerte
en la Gollada de Agando.
Sin saber cómo ni cuándo
era su destinación
el quedar como carbón
dentro las llamas luchando.
En Pajaritos acuden los alcaldes de Hermigua, Agulo y Vallehermoso con personal voluntario, que unidos con los de ICONA comienzan de nuevo con las tareas de extinción, con el objetivo de que el fuego no se propagase al bosque del Cedro.
El incendio continúa por Benchijigua y alcanzó por la tarde las faldas del monte de Alajeró, siguiendo al anochecer en dirección a Igualero e Imada.
Toda la madre que mandó
su hijo al Roque de Agando,
se encontrará suspirando
por los seres que perdió.
Y todo aquel que sufrió
llagas en su cuerpo humano
si se encuentra salvo y sano
que le dé gracias a Dios.
Quedan las huellas marcadas
por esta ola maldita
fue que la virgen bendita
no les ayudó con nada.
Todas las madres amadas
viendo las llamas que arrasan
salir su hijo de casa
y entrar ceniza más nada.
Miércoles 12 de septiembre.
Al amanecer del miércoles se realiza un contra-fuego a lo largo de la carretera general que va de Pajaritos a Igualero, para evitar que el incendio se propague hacia la cumbre central de la Isla.
Sobre las 6 de la tarde el incendio queda controlado aunque sigue amenazando puntualmente varias zonas, quedando dos frentes: Zarcita (y barranco de Ojila) y Alajeró.
Sigue el fuego su destino
sin poderlo dominar
y el doce sin parar
le cortamos el camino.
Porque todos acudimos
por nuestro suelo gomero
para salvar con esmero
nuestro Parque Nacional,
donde se van a recrear
españoles y extranjeros.
Gracias a los militares
abrazos a los bomberos,
no tenemos los gomeros
para este favor pagarles.
Los aviones llegan tarde
cumpliendo con su deber
pero viene a suceder
lo que ya todos sabemos
ya que mañana leeremos
en el diario lo de ayer.
Contribuyen al control del incendio la llegada a la isla de bomberos de la Mancomunidad del Valle de La Orotava (el martes) y el miércoles bomberos de S/C de Tenerife, La Laguna y Las Palmas. A mediodía del miércoles llegan a La Gomera (procedentes de la península) dos hidroaviones de ICONA, que permanecerían en la isla hasta el día 16 (el agua la tomaban en los acantilados de Los Gigantes).
El incendio se daría oficialmente por extinguido sobre las 6 de la tarde del miércoles 19 de septiembre, una vez que comienzan a caer las lluvias sobre la Isla.
Los fallecidos.
Veinte víctimas costó
este incendio del que hablamos
lo que nunca averiguamos
qué verdugo lo pegó.
Que sin pensar destruyó
nuestros bosques naturales
cobijo de los torcales
que se hallan dentro las ramas
de las frondosas retamas
que adornan sus manantiales.
Hay viudas que amargamente
lamentan a sus maridos
pensando lo que han perdido
con sus tristes inocentes.
Quien les trae diariamente
el dulce pan al hogar
podernos acariciar
y amarnos mutuamente.
El lunes 17 de septiembre a las 8 de la tarde se celebra un funeral por los fallecidos del incendio en la Parroquia de la Asunción en San Sebastián de La Gomera.
Relación de fallecidos.
D. Francisco J. Afonso Carrillo.
D. Bartolomé Alonso Torres.
D. José Ramón Ascanio Escobedo.
D. Florencio Ballesteros Jiménez
D. José Brito Villalba.
D. José Juan Darias Herrera.
D. Sebastián E. Darias Herrera.
D. Fernando J. Feria González Palenzuela.
D. Francisco M. Fernández Clemente.
D. Pablo Antonio García Padilla.
D. Ramón Hernández Francés Díaz Llanos.
D. Sebastián Herrera Ramos.
D. Ángel Izquierdo Cabrera.
D. Carlos José Jérez Reyes.
D. Manuel José Llarena Arteaga.
D. Ángel José Mendoza Martín.
D. Víctor Morales Herrera.
D. Francisco Padrón Herrera.
Alfonso Ruiz Benítez de Lugo Zárate.
D. Juan Carlos Santos Mesa.
La carencia de medios.
Desde luego no es el objetivo de este trabajo analizar las responsabilidades, pero lo que sí parece claro es que, aparte de las cambiantes condiciones del viento, la falta de medios técnicos y la descoordinación fueron determinantes en el desarrollo del incendio. También la carencia en la isla de las infraestructuras adecuadas: sobre todo en materia de transporte y medios sanitarios repercutió en la atención de los heridos. Esto lo refleja muy bien las décimas del palmero Miguel Rocha Martín:
El carecer de aeropuerto
con hospital anticuado
es retornarte al pasado,
o al más oscuro desierto.
Y a tu porvenir incierto
que te fustiga y desola
se va sumando la ola
gigantesca de pesares
entre platónicos mares
furiosos de verte sola.
Como testigo mudo de la tragedia y como homenaje a los fallecidos, existe un monolito en la zona del Roque de Agando, en el Parque Nacional de Garajonay, donde se encuentran grabados sus nombres. Actualmente, y como símbolo de esperanza, lo que fue paisaje desolado es hoy casi lo que fue antes del incendio.
En la “Gollada” de Agando
hay un cruz dolorida
que nombra todas las vidas
que murieron trabajando.
Con flores de vez en cuando
al fin todo pasará
porque todo el que se va
ha cumplido su destino
Dios le guíe el buen camino
con rumbo a la eternidad.
Este autor que da escritura
dentro de las llamas se vio
pero con suerte salió
sin daño ni quemadura.
Sólo lleva una fractura
dentro de su corazón
que por alguna razón
vivió en su país lozano
ver veinte seres humanos
quemados como el carbón.
Fuentes.
Medina Medina, Onelio: Décimas del incendio de La Gomera. Inédito. Manuscrito facilitado por Onelio Medina Medina.
Rocha Martín, Miguel (1985): El trágico incendio de La Gomera. Décimas. Ed. ACIC. (Asociación Cultural de las Islas Canarias).
SOSA, Léon / Ors, Alfonso / Sánchez, Isidoro: Relación de los acontecimientos del incendio forestal producido en la isla de La Gomera el día 10 de septiembre de 1984. Informe.
Mercedes Abreu Expósito: Las décimas del fuego en La Gomera. Inédita. Pendiente de edición por parte de La Palma punto y aparte.
AGRADECIMIENTOS:
Onelio Medina Medina.
Conchi Fagundo, coordinadora de uso público del Parque Nacional de Garajonay.
Ángel B. Fernández López, director-conservador del Parque Nacional de Garajonay.
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Justo Pérez Cruz.