Los dos telescopios MAGIC I y II del Observatorio del Roque de Los Muchachos, ubicados en las cumbres de Garafía, han contribuido a proporcionar una nueva medición de la luz del fondo extragaláctica (EBL, por sus siglas en inglés) con destellos cósmicos captados del universo más extremo. El estudio sobre la reseñada luz, explica la Universidad Cornell en su página web, se basa “en un análisis de probabilidad conjunta de 32 espectros de rayos gamma para 12 blazares en el rango de corrimiento al rojo” obtenidos por los telescopios MAGIC y Fermi-LAT (telescopio espacial de rayos gamma de la NASA). Los blazares figuran entre los fenómenos más violentos del universo. Se trata de una fuente de energía, compacta y altamente variable, asociada a un agujero negro situado en el centro de una galaxia.
La mencionada institución académica explica que “la EBL es la parte de la radiación extragaláctica difusa que abarca las bandas ultravioleta, visible e infrarroja. Los principales contribuyentes a la EBL son la luz emitida por las estrellas a través de la historia del universo”. Precisa que “su fracción fue absorbida por el polvo en las galaxias y reemitida en longitudes de onda más largas”.
Apunta que “la EBL puede estudiarse indirectamente a través de su efecto en fotones de muy alta energía que son emitidos por fuentes cósmicas y absorbidos a través de las interacciones fotón-fotón durante su propagación a través de distancias cosmológicas”.
Los telescopios MAGIC (Major Atmospheric Gamma Imaging Cherenkov Telescope) emplazados en el Observatorio del Roque Los Muchachos detectan rayos gamma de muy alta energía en una región del espectro en el que ningún otro telescopio es operativo, informan desde el IAC.
Son pioneros en toda una serie de innovaciones técnicas que nunca se habían aplicado a telescopios Cherenkov. Dejarán de operar en el Roque de Los Muchachos una vez se ponga en marcha de la Red de Telescopios Cherenkov que, con el prototipo LST 1, se ha comenzado a desplegar en el observatorio astrofísico de La Palma.
El MAGIC-I empezó a tomar datos en 2004. A comienzos de 2005 ya se había estudiado el funcionamiento del telescopio usando la fuente de rayos gamma de referencia a estas energías, la nebulosa del Cangrejo. Su reflector es extremadamente ligero para su tamaño, con lo que puede apuntar a cualquier parte del cielo en menos de treinta segundos. Consiste en 270 espejos individuales que pueden enfocarse por separado mediante rayos láser de referencia, usando lo que se conoce como óptica activa. La cámara, construida por completo en España, está equipada con 600 detectores de luz extremadamente sensibles y rápidos. Las señales que producen estos detectores se transmiten a través de fibra ópticas a la electrónica de digitalización más rápida del mundo en este tipo de detectores.
El MAGIC-II , por su parte, se inauguró 25 de abril de 2009. Cuenta, indica el IAC, al igual que su predecesor, el MAGIC-I, con un espejo segmentado de 17 metros de diámetro que le convierte en el mayor de su clase. En esta ocasión, su superficie está segmentada en 250 espejos. MAGIC-II fue construido a 85 metros del primer telescopio. Ambos fueron concebidos para complementarse y para funcionar como telescopios gemelos. Ubicados a 2.200 metros de altitud sobre el nivel del mar, cuando los dos observan a la vez el mismo punto del cielo, ven aumentada su sensibilidad tres veces más que si lo hicieran por separado.