La crisis del volcán ha puesto de manifiesto mucho de los problemas sistémicos que padecemos. El volcán ha creado graves problemas, cierto, pero otros ya estaban ahí mientras mirábamos para otro lado. Son tantos, que hay días en los que solo queda la ironía para tragarlos. Ia, ia, oh.
El problema de la dependencia energética es uno de ellos, la dependencia económica del exterior debido al turismo y a la exportación agrícola es lo más evidente, la poca sostenibilidad agrícola y el uso de químicos y fitosanitarios (¿se acuerdan del almacén?), la falta de viviendas de alquiler, el monopolio en algunos sectores como los carburantes, los usos permitidos o no del suelo, la lentitud de acción de la administración, la burocracia o la poca importancia (y presupuesto) que le damos a la vital salud mental. Se ha hecho obvio, incluso, quiénes son válidos para gestionar, quiénes están ahí solamente listos para la foto sin contenido (pero que toleramos), o simplemente, qué políticos han elegido pasar desapercibidos...
Todo esto son problemas arraigados y de soluciones a largo plazo que requieren mucho compromiso político y demanda social. Pero hay otros que no son tan complicados o tan caros, pero que se eternizan.
Uno de ellos se ha convertido en mediático: la gestión de los animales de compañía. Seguro que todos recordamos al Equipo A y a las imágenes de los perritos rodeados de lava o de todos los perros y gatos recogidos por las asociaciones protectoras de animales. Cuando empezó a llover, se mojaban en Los Llanos, no había comida para todos y se solicitó donaciones, los voluntarios no eran suficientes, algunos dueños de animales recogidos ni siquiera iban a verlos, otros animales no tenían dueños y muchos se perdieron en el revoltijo de una erupción y desde luego, muchas de las viviendas no están preparadas para alojar a nuestros amigos peludos. Pero lo que más me sorprendió fue descubrir que no existe un albergue de animales abandonados permanente. La Palma tiene un refugio de animales gestionado por Aanipal en Santa Cruz de La Palma, pero el edificio no está en buenas condiciones (hacen lo que pueden después de todo) y la financiación pública, como siempre, es escasa.
Dice mucho del desarrollo de una cultura de un pueblo, la manera en la que se trata a las personas sean del color y procedencia que sean, pero más aún la manera a la que trata a sus animales: maltrato animal, cuidados adecuados, visitas al veterinario, abandonos cada verano, reproducción sin control, peleas de gallos (aquí no hay toreo afortunadamente!!), el trato a los animales de caza, la caza misma o el tipo de ganadería.
La misma semana en que entra en vigor una nueva legislación sobre animales domésticos y constatamos la evidencia de que no son cosas, sino seres que sienten, deben ser protegidos y cuidados que bastante amor nos dan a cambio, asistimos a un debate mediático sobre la ganadería intensiva y las macrogranjas.
Por si no son conscientes, en las macrogranjas los animales se engordan para comer y solo para eso, no pasan tiempo al aire libre o se mueven libremente o tienen una vida que pueda calificarse como tal, algunos jamás ven la luz del sol y básicamente se cuecen en su propios excrementos. Las directrices de la Unión Europea, la Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y agricultura (FAO), la Organización Mundial de la Salud (OMS) censuran este tipo de ganadería. La UE se plantea multar a España por incumplir las directrices en tipo de ganadería por la contaminación generada por los purines en el agua y el suelo.
Por otro lado, la medicina, además, basándose en extensos estudios publicados, nos aconseja consumir menos carne por nuestra salud y la que consumamos, que sea de mayor calidad, no plástico enmascarado. Y ante esta evidencia y recomendaciones, ¿Es que solo importan los beneficios económicos, el comprar más y más barato ahora, aunque lo paguemos más caro con nuestra salud en el futuro?
Y me pregunto si las vacas, los cerdos y las gallinas, no tienen sentimientos y no deben ser criados de una manera decente y no dormir sobre una cama de excrementos o medicados a consciencia y permanentemente para evitar enfermedades, que luego, por cierto, nos comemos tranquilamente.
Aceptamos pulpo. La evidencia es que los humanos comemos carne, pero aceptando que la proteína animal es necesaria, prefiero las proteínas justas y dormir tranquila. Si este tipo de ganadería es el futuro, me convertiré en vegetariana. El maltrato animal no es aceptable. Defender un sector no da carta blanca para defenderlo de cualquier manera. Como con todo, mejor una opción de calidad, y un modelo menos contaminantes para el agua y el suelo y que sea sostenible, que genere más empleo y que sea saludable. Ganadería sí, pero si el precio no está en la carne, seguro que está en en otro lado....Mejor una ganadería de calidad, ganadería tradicional para que los pueblos no se vacíen, como en Barlovento y Garafía, donde los animales puedan estar al aire libre al menos un rato al día, que se traduzca en una carne de calidad y en salud para el que la consuma, como con cualquier alimento.
Los animales no son cosas. Los necesitamos para comer, así es la biología que nos ha tocado, pero también los necesitamos por la compañía, cariño y salud mental. Sin duda, nos dan más de lo que somos capaces de reconocer. Empecemos por demandar un sector primario de calidad y no contaminante y un mejor cuidado para nuestros animales domésticos.
Quizás deberíamos aprovechar parte de ese dinero prometido para reconstrucción en cambios en el sistema productivo agrícola y ganadero para que sea sostenible en el tiempo (mejor no hablar del plátano) y sostenible medioambientalmente puesto que tenemos un cambio climático en ciernes. Y desde luego, demandemos un albergue permanente de animales, con un presupuesto público decente. Y finalmente si los animales no son cosas, ¿qué hacemos con todos los animales que cuidan ahora las protectoras, gran parte recogidos durante la erupción?
Mi agradecimiento a los voluntarios y protectoras que han trabajado sin descanso durante esta erupción. Mi agradecimiento a todas las personas que han decidido adoptar a un animal o acoger a los animales de ganaderías que se quedaron sin granja por la erupción. Gracias por la solidaridad.
Aanipal recoge fondos para un albergue permanente en Gofundme. Pueden aportar si lo consideran apropiado.