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Miedo a volar

Volar ha sido, desde siempre, un sueño para el ser humano. Sin embargo, para muchas personas, es una pesadilla subirse a un avión. Las leyes de la Física confirman que las aeronaves pueden elevarse por los aires. Que no es un milagro. Pero ocurre que la seguridad absoluta no existe y es imposible tenerlo todo bajo control. Esa es la cuestión: tenemos que aceptar que la vida tiene fecha de caducidad y, por tanto, debemos, mientras palpita, saborearla al máximo.

El problema se agudiza cuando tenemos mucho que perder. Cuando uno es infeliz cualquier riesgo causa menos temor; pero cuando la dicha nos acoge en sus brazos, solo la posibilidad de perderla nos da pánico y optamos por observar cómo pasa la existencia desde un burladero: Que la vida se tome la pena de matarme/ ya que yo no me tomo la pena de vivir (Manuel Machado).

En definitiva, el vértigo de la vida y, sobre todo, saber que, como decía Gil de Biedma, va en serio, causa pavor, pero la existencia tiene momentos placenteros que no se pueden dejar escapar sin paladearlos.

Volar ha sido, desde siempre, un sueño para el ser humano. Sin embargo, para muchas personas, es una pesadilla subirse a un avión. Las leyes de la Física confirman que las aeronaves pueden elevarse por los aires. Que no es un milagro. Pero ocurre que la seguridad absoluta no existe y es imposible tenerlo todo bajo control. Esa es la cuestión: tenemos que aceptar que la vida tiene fecha de caducidad y, por tanto, debemos, mientras palpita, saborearla al máximo.

El problema se agudiza cuando tenemos mucho que perder. Cuando uno es infeliz cualquier riesgo causa menos temor; pero cuando la dicha nos acoge en sus brazos, solo la posibilidad de perderla nos da pánico y optamos por observar cómo pasa la existencia desde un burladero: Que la vida se tome la pena de matarme/ ya que yo no me tomo la pena de vivir (Manuel Machado).