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Han olvidado toda humanidad

Para tener la condición de ser humano es necesario tener documentos que lo indiquen. Eso es lo que parece mostrarnos los mandatarios y gobiernos de los países del viejo continente en relación a los migrantes y refugiados que vagan a la intemperie en el frío que asola Europa.

Han olvidado la importancia de toda vida, y desde sus despachos y colosales salas de reunión, botella de agua en mano, disponen la ausencia de acudir al rescate. Su condición y ejercicio, en todo caso, se embarra y aferra en proyectar variopintos pretextos, e incluso, en distorsionar la realidad inhumana, evidente y clara, que el actual presente nos muestra, mientras cientos de miles de seres humanos son producto de la violencia, las confiscaciones y la dejadez, de un sistema y de una idea burocrática que no los concibe como seres humanos para prestarles ayuda alguna.

Han olvidado, botella de agua en mano, toda humanidad cuando la necesidad y urgencia lo está exigiendo, al tiempo que nos bombardean con toda clase de propaganda de democracia, de convivencia laudable en estados sociales perfectos.

Han olvidado, botella de agua en mano, que prestar ayuda a cualquier ser humano concurre en todo momento, no solo en el esbozo de los proyectos, o en la elaboración y ejecución de propaganda electoral, al contrario, es en las catástrofes donde se validan las verdaderas acciones.

Han olvidado, botella de agua en mano, el principio sustancial por el que han sido erigidos al lugar que ocupan, su dedicación y servicio a todo ser humano que lo necesite, así como usar todos medios y herramientas que poseen para salvaguardar la vida de todo ser humano, y en su lugar se hallan enredados en disposiciones y papeleo democrático, mientras cientos de miles de seres humanos, entre ellos niños, improvisan maneras de sobrevivir: intentan calmar el frío con hogueras, recogen y transforman cartones en abrigos y protecciones, se lavan constantemente con jarros de agua hirviendo, duermen desolados en parques, locales, edificios abandonados, o en estacionamientos para vehículos.

Andrés Expósito, escritor

www.andresexposito.es

Para tener la condición de ser humano es necesario tener documentos que lo indiquen. Eso es lo que parece mostrarnos los mandatarios y gobiernos de los países del viejo continente en relación a los migrantes y refugiados que vagan a la intemperie en el frío que asola Europa.

Han olvidado la importancia de toda vida, y desde sus despachos y colosales salas de reunión, botella de agua en mano, disponen la ausencia de acudir al rescate. Su condición y ejercicio, en todo caso, se embarra y aferra en proyectar variopintos pretextos, e incluso, en distorsionar la realidad inhumana, evidente y clara, que el actual presente nos muestra, mientras cientos de miles de seres humanos son producto de la violencia, las confiscaciones y la dejadez, de un sistema y de una idea burocrática que no los concibe como seres humanos para prestarles ayuda alguna.