Es una realidad, todos sabemos de la gran fortuna que tenemos y que podemos disfrutar en nuestro archipiélago canario, la gran suerte que tiene cada isla al tener el patrimonio que tiene, y por supuesto, somos conscientes de lo valioso que es el poder disfrutar de cada uno de nuestros rincones al vivir aquí.
Pero, como también sabemos, son precisamente estos atractivos patrimoniales los que nos permiten diferenciarnos en un mercado turístico global. Esos que permiten cautivar el corazón de nuestros visitantes, de nuestros viajeros, que vienen con ilusión y que se van con emoción y ganas de volver.
Pero, no todo vale, y es que efectivamente, no todo vale en economía, no todo vale en turismo y por supuesto, no todo vale en patrimonio. Esto es algo que deberíamos saber y sobre todo aplicar en la práctica, en nuestro día a día. Mucho más aún en los tiempos que corren, tan delicados para una actividad económica como es el turismo, el motor de nuestra economía.
Y es que, quizás en el sector turístico de nuestro archipiélago, no se está aprovechando del todo estos atractivos de los que hablamos. Con ello nos referimos a que tal vez, no generamos todos los beneficios que realmente podríamos generar.
En nuestras islas contamos con una serie de atractivos patrimoniales turísticos muy amplia, capaces de beneficiar a nuestras islas y habitantes en muchos factores, como podrían ser el empleo, la creación de empresas, los ingresos y estabilidad económica o la creación de una imagen de calidad como destino turístico. Pero todo ello, no podría darse sin la figura de los turistas, que son quienes visitan estos atractivos.
Para situarnos, pondremos el ejemplo del Parque Nacional del Teide, en la isla de Tenerife. Pues este obtuvo en el año 2019 la visita de 4.330.994 personas, según datos del Boletín de Red de Parques Nacionales. Estas visitas han sido totalmente gratuitas, permitiendo las masificaciones de visitantes, la erosión de la superficie terrestre y el poco aprovechamiento económico.
Una alternativa cuidadosa con el medioambiente, con la economía, y con el patrimonio sería el cobro de una entrada a este tipo de lugares, que tantas visitas reciben anualmente, a través de una cantidad simbólica. Por ejemplo, si a esta cantidad de visitantes obtenida en el año 2019 en el Parque Nacional del Teide, se le hubiese cobrado la cantidad simbólica de 1,50 € por visitante, se hubiese obtenido una cantidad de ingresos de 6.496.491 € a final del periodo natural del año.
Esto es algo muy positivo para cada isla y sus habitantes, ya que no solo se estarían generando unos ingresos que directamente ayudarían mucho para la conservación y mantenimiento de los recursos patrimoniales y para combatir la financiación pública, sino que también se generaría empleo directa o indirectamente con esta medida, se favorece la creación de actividades dentro de las visitas, se incrementaría la concienciación dirigida al turismo sostenible, se evitaría la explotación excesiva de los recursos debido a un mayor control, se evitarían actos vandálicos, se adecuarían lugares próximos a los puntos de encuentro como son las carreteras, entre otras muchas consecuencias positivas, tanto para los residentes como para los turistas.
Además, en los tiempos que corren, marcados por el virus de la Covid-19, este tipo de medidas crearían una sensación de mayor seguridad sanitaria, y de mayor comodidad en el turista, dado que no todo se permitiría, sino que se daría un mayor control y una alta seguridad en el día a día en los centros de visita.
Es momento de buscar alternativas, de conseguir equilibrar la balanza que tanto se ha hundido con esta crisis sanitaria y por consecuente económica, y en muchos lugares del mundo, esta es una medida que se ha hecho desde hace mucho tiempo en lugares que tienen una importancia elevada en cuanto a atractivos turísticos se refiere, como bien podrían ser los Parques Nacionales en los Estados Unidos.
Esta alternativa también tiene su letra pequeña, pues se pondría en marcha determinados detalles favorables como son la entrada gratis un día a la semana, el descuento a las personas residentes en Canarias o el descuento por grupos de 5 o más personas.
Sin más, desde una perspectiva que trata de buscar alternativas que ayuden a combatir esta crisis desde el punto de vista sanitario, económico, sociocultural y medioambiental, consideramos que no todo debe valer en turismo y por ello, creemos que sería bueno para todos plantearnos el aprovechamiento económico de determinados recursos patrimoniales que tenemos en el archipiélago, desembocando en una mayor tranquilidad para el residente y una mayor seguridad para el turista.
Christian Pérez Martín