Cuando nos acercamos a final de año, indefectiblemente y de forma sistemática solemos hacer el balance y sentamos el AÑO en el banquillo de los acusados, con sus 365 días de testigos. Y como si tuviera plena capacidad de obrar y volitiva; el Señor Año, saldrá condenado o absuelto en función de cómo nos ha ido. Eso sí, cada uno de nosotros somos Juez y parte; Abogado de la Acusación, Fiscal y emitimos el veredicto, con el jurado popular en silencio, como convidado de piedra.
Al próximo año le rogamos que se porte bien, y le regalamos una caja de bombones a modo de ofrenda, y lo vemos con vida propia, que por si no lo perciben, el próximo tiene el cerebro en el segundo 2, y el corazón si hacen un esfuerzo, pueden verlo encajado dentro del 4. Pero al mismo tiempo le obsequiamos a modo de advertencia de un Código Penal, con señalamiento de Juicio el día 31 de diciembre.
Mientras, nosotros, con nuestra capacidad volitiva, con nuestra libertad para interactuar en las relaciones personales y sociales, en nuestra comunidad, observamos al año. Ahhh, sí!!!. Porque también somos la policía que vigila el año para el informe que nos entregaremos, a nosotros mismos, con la finalidad de dar el veredicto. El producto del ser humano, y la búsqueda constante de la culpabilidad en el otro, en alguien, aunque para ello haga falta personificar lo impersonal, o humanizar lo que no está ni vivo.
Es evidente que hay cosas que no podemos controlar, y hechos que acaecen que nos golpean en lo más profundo, y tocan nuestros sentimientos más recónditos. Y ahí que nos acojamos a nuestra fe, a la suerte o al Universo, para lo incontrolable, y lo transformemos dentro de nosotros. Pero sí que podemos, elegir admirar en lugar de envidiar, tenemos la capacidad cada uno de nosotros de acompañar al que no tiene salud, consolar al que necesita consuelo, poner la luz que tenemos en la oscuridad del que no ve, poner la fe en las dudas, elegir un marco de paz frente a un drama de guerra, conocer nuestros privilegios, aceptar con humildad nuestras limitaciones.
Lejos de pedirle al Año, pidámonos a nosotros mismos, a modo de propósito, estar en todas las luchas sociales que dejan huella. Por aquellas cosas que estrangulan a nuestros iguales en estos momentos. La vivienda, los precios, los suministros… Y que pongamos atención, que nosotros, que somos vivos y humanos, sí sabemos leer las señales, que estoy escribiendo esto, 2 días antes del Juicio del Año, en la estación que era de invierno, y bajo una ola de calima. Cuidémonos para cuidar, pero cuidemos. Y entendamos el Mundo como un todo, y por tanto el vivir en el primer mundo como circunstancia, o como decía Montesquieu, “una casualidad”. Y condenemos con valentía la guerra, y que nadie nos haga entender el hambre, ni la indigencia, ni que niños y niñas no tengan una educación acorde al libre desarrollo de la personalidad y vivan con dignidad y felicidad, que es su momento. Respondamos a nuestros abuelos con gratitud que han hecho muchos esfuerzos, y en sus cabezas estábamos nosotros, aunque sólo sea porque entiendas que seremos cada vez más mayores. Y siente, porque estás vivo!!! ¡¡¡Vamos!!!
!!Activo y Feliz 2024!!