Una representación de alumnos de segundo de bachillerato de los centros escolares del Valle de Aridane se ha dirigido a la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias para solicitar una prueba de acceso a la universidad (EBAU) adaptada a sus complicadas circunstancias.
En ese escrito, también remitido a las dos universidades públicas de Canarias, este grupo de estudiantes indica que no piden “ningún favor” sino que la EBAU se adapte a los contenidos que han podido recibir “valorando el retraso” que para ellos ha supuesto el parón de la actividad lectiva y luego el de las clases presenciales en comparación con el alumnado del resto del archipiélago.
Abundan en que “nos enfrentaremos a la misma prueba EBAU que el resto de Canarias y compitiendo con el resto de España por una plaza en la carrera a la que aspiramos habiendo perdido más de un mes de clase y estando expuestos a afrontar próximas suspensiones de la actividad lectiva”.
Además de una EBAU diferenciada, los alumnos del Valle de Aridane piden la vuelta a un modelo adaptado a las circunstancias extraordinarias como las de la pandemia de covid-19, así como “cualquier otra posible solución que contemple nuestra desolación actual”.
“Somos conscientes de la dificultad que nuestras peticiones presentan”, del mismo modo que “sabemos que no son las condiciones idóneas para realizar nuestra prueba de acceso a la universidad”, esgrimen.
“No queremos tener una EBAU más fácil (..) Si pudiéramos cambiar nuestra realidad estaríamos yendo a clase de manera cotidiana, pero como las circunstancias se superponen, nos vemos en la obligación de lanzar este manifiesto”, abundan.
El grupo de estudiantes firmante del escrito indica que no solo hay que tener en cuenta “el tiempo perdido”, sino “la constante incertidumbre de no saber hasta cuándo se alargará esta situación y cuánto llegará a influir en nuestro proceso de aprendizaje”.
Añade que las clases en línea, pese al “esfuerzo de todos”, no son igual de productivas que las presenciales, ya que “nos podemos distraer con mayor facilidad y perder el ritmo de la clase” y esto influye en el rendimiento académico. “No se trata solo de avanzar en contenidos, se trata de afianzarlos”.
Por otro lado, apuntan, hay alumnos que no cuentan con los recursos necesarios para impartir clases en línea, bien sea por problemas de internet o por la carencia de dispositivos, “lo que fomenta la desigualdad de condiciones”.
“En mayor o en menor medida, tanto el alumnado como el profesorado nos encontramos afectados por las circunstancias. Hemos perdido nuestras casas, nuestras fincas, nuestras fuentes de sustento económico, nuestra infancia, nuestros recuerdos... y, en general, parte de nuestra idiosincrasia”.
Además, continúa el escrito, “tenemos que lidiar con el hecho de que muchos alumnos actualmente se encuentran evacuados de sus viviendas y otros tantos están acogiendo a más familias en sus domicilios con todos los problemas que puede suponer”.
Y por si fuera poco, se suma “la situación de incertidumbre diaria que vivimos ya sea por los terremotos, la ceniza, el ruido constante del volcán y la calidad del aire, muy cambiante con el paso de los días”.