Itahiza Domínguez: “El volcán de La Palma fue, desde un contexto puramente técnico, un laboratorio único”

Santa Cruz de La Palma —
3 de octubre de 2024 21:32 h

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El nuevo director del Instituto Geográfico Nacional (IGN) en Canarias, Itahiza Domínguez Cerdeña, asegura en una entrevista con este periódico que “la erupción de La Palma fue, desde un contexto puramente técnico, un laboratorio único” y destaca que “aunque no podíamos prever exactamente cómo sería la erupción, el IGN elaboró modelos de probabilidad de inundación de lava que se cumplieron”. “Cabía la posibilidad de que en algún momento ocurriera una erupción en La Palma, pero no era posible pronosticar cuándo exactamente”, afirma. “Todo fue muy rápido, pasamos de no tener casi nada a tener una erupción en ocho días. Aún seguimos estudiando cómo ocurrió todo”, apunta, y recuerda que “todo el sur de La Palma es susceptible de sufrir una erupción”.

(José Fernández Arozena)/ LPA: Gracias por aceptar esta entrevista, Ithaiza. ¿Es de Fuerteventura? ¿Cómo terminó estudiando astrofísica en La Laguna?

Itahiza Domínguez Cerdeña (IDC): Sí, soy de Fuerteventura. Todo empezó como suele ser en estos casos, desde niño me gustaba la ciencia. Mis hermanos mayores también tenían un gran interés por la ciencia, de hecho, mi hermana estudió física y se especializó en astrofísica. Ellos me inculcaron esa curiosidad, lo que me ayudó a decidir qué carrera seguir.

Empecé estudiando física, sin pensar específicamente en la astrofísica, simplemente me gustaba la física en general. Sin embargo, cuando comencé a cursar algunas asignaturas de astrofísica en la Universidad de La Laguna, me encontré con profesores de un nivel altísimo. Fue en esas asignaturas optativas donde decidí que la astrofísica era lo mío.

LPA: ¿Se especializó en física solar?

IDC: Sí, hice mi tesis doctoral en Alemania con una beca del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC). Aunque también ofrecían la opción de hacer la tesis en el propio IAC, había convenios con otros países gracias a los telescopios y colaboraciones internacionales. Estuve siempre vinculado con Tenerife, ya que venía a observar tanto a Tenerife como a La Palma. Tras pasar tres años en Alemania, regresé al IAC para hacer un postdoctorado.

Después surgió la oportunidad de unirme al Instituto Geográfico Nacional (IGN) en el área de vulcanología. Fue curioso, porque solía desayunar con algunos compañeros, y uno de ellos, Manolo Vázquez, un gran físico solar, me comentó que había plazas de Sismología en el IGN. Me dijo que, al fin y al cabo, era física también, y conocía a María José Blanco, que entonces era la directora del IGN en Canarias. Fui a hablar con ella, me explicó las posibilidades, y decidí presentarme a la oposición. Aprobé el examen y desde entonces estoy en el IGN.

LPA: ¿Entonces entró al IGN como personal laboral?

IDC: Sí, al principio fue un contrato como personal laboral indefinido, tras pasar un proceso selectivo. En la Administración General del Estado hay plazas de funcionarios y de personal laboral, aunque ambas requieren pasar un proceso de selección. Entré en 2007, junto con muchos de los que siguen hoy en el IGN. Obviamente, tuve que reconvertirme y especializarme en sismología. Incluso estuve unos meses en Estrasburgo aprendiendo de sismólogos allí.

LPA: Y en 2011, tan solo cuatro años después, estalla el volcán de El Hierro.

IDC: Sí, la erupción de El Hierro fue una prueba crucial para nosotros. Fue una locura porque teníamos mucha menos experiencia que ahora. Ninguno de nosotros había vivido una erupción. Algunos habíamos estado en zonas volcánicas, pero esto fue casi un ‘bautizo’ para todos.

LPA: Recuerdo que nos conocimos allí en La Restinga en 2011.

IDC: Sí, es cierto. Me sorprendió ver a alguien de La Palma en El Hierro. En ese momento no era tan común que gente de La Palma se desplazara hasta allí. De hecho, había venido gente de Tenerife y Gran Canaria, pero moverse entre islas era complicado por las conexiones.

LPA: Y en esa época, ¿entraron también otros compañeros suyos al IGN, como Rubén Lodi y Stavros?

IDC: Exacto. Ese año se convocaron varias plazas en el IGN. Teníamos un grupo de sismología y geodesia muy potente en Madrid, pero en Canarias faltaba gente especializada. El grupo que se formó en esa época fue esencial para la vigilancia volcánica y sismológica que tenemos ahora. Nos fuimos formando y aprendiendo mucho, especialmente con la erupción de El Hierro. Fue la primera vez que desplegamos todo lo que habíamos estado practicando, y aunque la erupción fue submarina y sin daños en edificaciones, nos sirvió para aprender muchísimo.

LPA: Recuerdo que en los medios de comunicación se transmitía una sensación de caos durante la erupción, como si nadie supiera bien qué hacer.

IDC: Hay que poner el contexto que el Plan Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por Riesgo Volcánico de Canarias (Pevolca) se había aprobado solo un año antes. Habían pasado 40 años desde la erupción del Teneguía, considerada “la erupción amable” y no había experiencia ni protocolos establecidos. Era un proceso de aprendizaje para todos, incluidos los políticos y la población.

LPA: Y tras la erupción de La Palma en 2021, ¿consiguió su plaza definitiva en el IGN?

IDC: Sí, ya tenía una plaza como personal laboral fijo, pero durante la crisis sísmica de La Palma en septiembre de 2021, me inscribí para presentarme a la oposición para ser funcionario. Fue un periodo complicado porque estaba estudiando para la oposición cuando comenzó la erupción, y no volví a tocar los libros hasta enero de 2022. Afortunadamente, aprobé. Fue una oposición muy genérica y de conceptos muy amplios, no específica de vulcanología ni sismología, sino de ingenieros geógrafos del IGN, un cuerpo de funcionarios del Estado que no tiene una carrera específica.

LPA: El año pasado se jubiló María José Blanco, la directora del IGN en Canarias, y ahora usted ocupa su puesto de manera interina.

IDC: Así es, estoy como director. Alguien tenía que asumir el cargo tras la jubilación de María José.

LPA: ¿Y cuántas personas forman el equipo del IGN en Canarias?

IDC: En Canarias somos 16 personas, y tenemos otros 16 compañeros en Madrid que se dedican exclusivamente a la vigilancia vulcanológica. Nos coordinamos con ellos constantemente. Carmen López, que es subdirectora del IGN, está a cargo de vulcanología, sismología, tsunamis y geomagnetismo. Falta por cubrir un puesto intermedio para que pueda delegar más, pero por ahora nos organizamos entre Madrid y Canarias para llevar a cabo la vigilancia.

LPA: El IGN también tiene responsabilidad en la vigilancia volcánica en la Península y en la isla Decepción, en la Antártida, ¿cierto?

IDC: Sí, el IGN se encarga de la vigilancia volcánica en la Península, Canarias y también en la isla Decepción, en la Antártida. Anualmente, cada vez que se abre la base científica de la isla, tiene que ir personal del IGN allí, aunque los científicos suelen viajar en avión hasta Ushuaia y luego en barco. Me gustaría ir, pero con mis responsabilidades actuales lo veo difícil.

LPA: Durante la erupción de La Palma, me contaba que vinieron muchas personas del IGN, ¿cuántos estuvieron involucrados?

IDC: Durante la erupción de La Palma vinieron 55 personas del IGN, y además contábamos con otros equipos de apoyo que trabajaban desde Madrid. No solo fue el equipo de Canarias, sino también gente de Madrid y Toledo. La red de vigilancia sísmica del IGN trabaja las 24 horas, todos los días del año, y cuando hay una crisis como la de La Palma, se activan todos los protocolos de emergencia.

LPA: Entre los conocidos del IGN, María José Blanco era quien más salía en la televisión durante la erupción. Luego Carmen López y Stavros se hicieron también conocidos, y aunque a usted se le conoce un poco menos en La Palma, Rubén López ha ganado mucha visibilidad, sobre todo por su actividad en redes sociales.

IDC: Nosotros intentamos hacer la mayor divulgación posible, aunque durante la erupción de El Hierro fue más complicado. En La Palma teníamos más experiencia y decidimos ser más visibles. El chaleco rojo del IGN se convirtió en un símbolo: si alguien veía a alguien con él, sabía que era del IGN y podía acercarse a preguntar. La gente lo asociaba con información sobre el volcán. Aunque algunos, como Rubén, se dedicaron más a la comunicación y los medios, mi papel fue más científico-técnico, centrado en el análisis de datos. Rubén se encargó mucho de la divulgación y estuvo muy activo en los medios.

LPA: Rubén tiene un perfil que le facilita moverse bien en las redes sociales y también salía bastante en televisión. Otro muy conocido, aunque no del IGN, es Vicente Soler, con su característica voz. Se hizo popular entre los palmeros y se jubiló poco después de la erupción. Ramón Casillas también fue muy visible, apareciendo casi todas las noches en el programa ‘Una hora menos’.

IDC: Sí, además de Vicente, Emilio Fraile del IEO e Inés Galindo y Nieves Sánchez del IGME y otros muchos también hicieron mucha divulgación. Cada uno aportó su grano de arena para explicar lo que estaba ocurriendo.

LPA: Para ustedes, esta erupción fue un curso acelerado de volcanología, donde pudieron poner en práctica lo aprendido en El Hierro.

IDC: Sin duda. La experiencia es fundamental para avanzar. La erupción fue, desde un contexto puramente técnico, un laboratorio único, no solo para nosotros, sino para científicos de todo el mundo. Aplicamos técnicas que habíamos aprendido, y otros investigadores vinieron a tomar muestras y estudiar el fenómeno. Aunque podemos aprender de otros volcanes, cada lugar es único. Y aquí en Canarias, la erupción de El Hierro fue la única monitorizada antes de esta.

LPA: Este volcán fue peculiar, un volcán urbano que surgió casi en medio de las casas y a solo tres kilómetros del centro de mando del IGN.

IDC: Sí, nosotros instalamos nuestro centro en Tajuya al comienzo de la erupción, a solo tres kilómetros de las bocas eruptivas. Normalmente, en otros volcanes del mundo no es posible estar tan cerca, ya sea por la explosividad o la inaccesibilidad. En Islandia, por ejemplo, la gente también se acercó mucho durante las erupciones de 2021.

LPA: Este volcán dio señales desde 2017. Recuerdo hablarlo con amigos y políticos, mostrándoles los registros de los enjambres sísmicos de aquel año. Desde entonces, seguía la página de terremotos.

IDC: Cuando hay anomalías significativas, desde el IGN avisamos al Gobierno de Canarias, que activa el Pevolca. En 2017 y 2018, con los enjambres sísmicos, se convocó, pero no había otras señales precursoras, como deformaciones. Cabía la posibilidad de que en algún momento ocurriera una erupción en La Palma, pero no era posible pronosticar cuándo exactamente.

LPA: Pero en 2021, a partir del verano, las señales ya eran evidentes. ¿Cuándo se desplazaron a La Palma?

IDC: El 13 de septiembre ya había un equipo del IGN en campo en La Palma. Ese día se activó el Pevolca porque las señales eran claras. Ese mismo día se cambió el semáforo a amarillo tras observar la rápida evolución y al día siguiente se empezaron a detectar las primeras deformaciones del terreno. Todo fue muy rápido, pasamos de no tener casi nada a tener una erupción en ocho días. Aún seguimos estudiando cómo ocurrió todo.

LPA: Yo estuve allí el 19 de septiembre. Fui con mi familia a Las Manchas para ver las lavas del San Juan y sentir los temblores. Almorzamos en Fátima, y fue justo después, camino a Montaña Rajada, cuando vimos cómo se elevaba la primera columna de humo blanco. ¿Usted estaba en Tenerife?

IDC: Sí, estaba en Tenerife. Mi trabajo en ese momento era más de análisis de datos y previsión. Aquella semana fue una locura. Dormía poco, apenas cinco horas al día, y bajé unos cinco kilos por la intensidad del trabajo. Recuerdo que me enteré de la explosión del volcán mientras hacía una compra en una tienda. Cuando lo escuché, me fui corriendo a casa para reincorporarme en pleno, analizar los datos y seguir la evolución.

LPA: ¿Y estuvo los 85 días de la erupción en La Palma?

IDC: No, iba y venía. Hacíamos turnos para cambiar de entorno, aunque no parábamos de trabajar. Había una gran rotación en el equipo entre trabajar en nuestras sedes respectivas (Tenerife, Madrid o Toledo) y la sede en La Palma. Mi trabajo principal era analizar los datos desde los ordenadores, cosa que podía hacer a distancia, aunque yo estuve muchas veces en La Palma.

LPA: El centro de operaciones en Tajuya se montó en tiempo récord. Debió ser todo un reto.

IDC: Sí, pero salió bien gracias al apoyo de las autoridades locales y a nuestra experiencia previa en El Hierro 10 años antes. También tuvimos mucha ayuda de don Domingo, el párroco de El Paso.

LPA: Don Domingo cedió los bajos de la iglesia y siempre estaba pendiente de ustedes, ¿verdad?

IDC: Así es. Don Domingo nos visitaba a diario, siempre traía algo, ya fuera fruta o cualquier cosa. Además, nos contaba historias sobre las erupciones del San Juan y el Teneguía, que él vivió de primera mano.

LPA: Debió de ser una situación complicada de gestionar, entre la oportunidad científica y el drama humano con un volcán destruyendo casas.

IDC: Sin duda, fue difícil. Estábamos justo bajo la plaza donde la gente iba cada día para ver si su casa seguía en pie mientras la lava avanzaba. Tajuya se convirtió en el centro neurálgico, donde se reunían afectados, medios y científicos.

LPA: Todo el mundo pasaba por la plaza de Tajuya.

IDC: Sí, todo el mundo pasaba por allí. A veces bajaban para pedirnos prismáticos, querían ver si su casa estaba siendo afectada. Era complicado y, a veces, muy dramático. Intentamos hacer nuestro trabajo lo mejor posible, pero en ese momento lo importante era atender la emergencia. Aunque éramos la parte científica, nos enfocamos más en apoyar a la emergencia que en la ciencia en sí. Sabíamos que los datos se estaban recopilando automáticamente, pero nuestra prioridad era la emergencia. Otros científicos venían a estudiar la erupción, lo cual también es comprensible, pero para nosotros lo importante era dar servicio a la población.

LPA: Yo estuve allí muchas veces y una noche me asusté. De repente llegaron los militares y policías evacuando a la gente de la parte alta, diciendo que el volcán podía colapsar hacia Tacande Alto. Todo fue muy confuso, veíamos a gente corriendo con chalecos rojos y a la policía, pero al final nunca sucedió.

IDC: Era mejor prevenir. El área de exclusión era amplia desde el principio, pero con el tiempo las coladas de lava se extendieron más de lo esperado inicialmente, afectando zonas que inicialmente no se consideraban en riesgo. La erupción duró más de lo habitual y el terreno era propicio para que ocurriera lo que finalmente pasó.

LPA: Si hubiese sido como en 1949, la lava habría llegado al mar mucho más rápido, pero esta vez fue diferente.

IDC: Sí, la pendiente en Las Manchas es mayor y la erupción del 49 fue menos masiva. Aunque no podíamos prever exactamente cómo sería esta erupción, el IGN elaboró modelos de probabilidad de inundación de lava que se cumplieron. Esos modelos fueron claves para que Protección Civil y que a través del Pevolca tomaran decisiones basadas en la información disponible.

LPA: Un amigo que trabaja en hidrología me comentó que, viendo los modelos, sabían que, si la erupción se prolongaba, toda esa zona se llenaría de lava.

IDC: Sí, los barrancos se van rellenando y la lava se va extendiendo. La situación se volvió más complicada cuanto más se alargó la erupción.

LPA: Si el volcán hubiese estallado más al sur, con esas pendientes pronunciadas y sin casas, todo habría sido distinto. Mucha gente en la isla pensaba que un volcán solo podía estallar en Fuencaliente, cerca del Teneguía.

IDC: Históricamente, ha habido erupciones más al norte también, pero nuestra memoria colectiva no lo recordaba. Muchos científicos de generaciones anteriores hablaban de volcanes “amables” como el Teneguía, que apenas generó destrucción. Sin embargo, esta erupción fue muy distinta, generó una columna de ceniza de hasta ocho kilómetros y cubrió una superficie mucho mayor afectando a mucha población.

LPA: Esta erupción sacó más lava que las siete anteriores juntas.

IDC: En términos de superficie cubierta, sí. En volumen, la cantidad emitida fue similar a la suma de las 6 anteriores, siendo unas diez veces mayor que el Teneguía y cuatro veces más que el San Juan. Además, la cantidad de ceniza fue algo que no habíamos experimentado así en Canarias. Hoy en día, somos más vulnerables porque dependemos del transporte aéreo, y la ceniza afectó gravemente al aeropuerto. También tuvimos que limpiar constantemente los paneles solares de nuestras estaciones de vigilancia, porque si no, dejaban de funcionar.

LPA: Parece que lo tienes todo controlado hasta que pasa lo inesperado y toca improvisar.

IDC: Exacto, es imposible preverlo todo, especialmente en un fenómeno que ocurre tan esporádicamente. Es diferente a las tormentas o riadas, que son más frecuentes y de las que tenemos más experiencia. Cada erupción trae algo nuevo y hay que estar preparado para adaptarse.

LPA: Las erupciones en La Palma parecen ocurrir cada 40 años, dos por siglo, más o menos.

IDC: Sí, pero también hemos tenido periodos de más de dos siglos sin erupciones. No se puede pronosticar con exactitud.

LPA: Estoy convencido de que, durante ese periodo de 200 años, hubo erupciones submarinas de las que no nos enteramos. Hemos investigado registros históricos, pero es difícil encontrar evidencia de esas erupciones.

IDC: Claro, es posible. En El Hierro, por ejemplo, no hay registros históricos claros de erupciones antes de 2011, pero es probable que haya habido actividad submarina. La vulcanología submarina es difícil de estudiar y, hace 50 o 60 años, era casi imposible detectarla.

LPA: A menos que ocurra algo visible, como la ‘mancha’ en el mar durante la erupción de El Hierro.

IDC: Exacto. Si no ves algo visible como la mancha y no tienes una red de sensores, es fácil que pase desapercibido. En el sur de La Palma, como en El Hierro, hay una cordillera submarina de volcanes, pero es difícil monitorearlos con precisión.

LPA: Los sismos pequeños no se notan si no superan una magnitud de 3,5.

IDC: Depende, pero, aunque la gente los note, si no se registran adecuadamente, no hay constancia. Tenemos registros históricos de terremotos grandes, pero los pequeños no se solían documentar. Es difícil saber cuántos se sintieron en realidad porque muchos de esos registros se perdieron.

LPA: Nadie los apuntaba. Por ejemplo, hay pocos registros del volcán del Charco, tal vez porque los cronistas de la época no los documentaron o esos registros se perdieron.

IDC: Sí, es probable que muchas crónicas se hayan perdido. Es importante continuar con estos estudios y estamos creando un grupo de investigación histórica en el IGN.

LPA: ¿Se está trabajando en eso?

IDC: Sí, hay mapas que incluyen registros de terremotos históricos previos a la fase instrumental. Se han hecho estudios históricos desde el IGN y otras instituciones y se han recopilado datos de crónicas antiguas para mejorar el catálogo sísmico. Pero aún queda mucho por hacer. Kika Romero, por ejemplo, ha publicado un libro muy útil sobre erupciones históricas, y ella también cree que hay eventos que aún no conocemos.

LPA: Hay mucho por investigar, y también es fundamental divulgarlo bien.

IDC: Sin duda. La vigilancia volcánica no se basa solo en instrumentos; también es crucial entender lo que ha pasado para pronosticar lo que puede ocurrir. Además, es fundamental educar a la población para que comprendan el riesgo volcánico.

LPA: Hablemos del riesgo.

IDC: Hemos hablado muchas veces sobre esto. La crisis previa a la erupción en La Palma duró solo 8 días, lo que quizás no dio tiempo a que la gente alcanzara un nivel de estrés como en El Hierro, donde la crisis se prolongó durante meses. En una isla más poblada como La Palma, esto podría haberse convertido en un problema, pero se mitiga informando a la población. Es crucial llegar a los niños en los colegios y a la población en general para que comprendan qué puede pasar durante una erupción y sepan cómo actuar. Durante los procesos, es vital proporcionar toda la información posible. Aprendimos mucho de la experiencia en La Palma, y ahora estamos intentando mejorar aún más con un equipo de divulgación para transmitir la información de forma clara. A veces, los científicos no estamos preparados para comunicar de manera directa y comprensible.

LPA: Entonces habrá que prepararlos, o contratar a alguien que lo haga.

IDC: Creo que lo hicimos lo mejor que pudimos en su momento. Logramos llegar a bastante gente, y eso es lo importante. La gente debe estar informada, conocer los riesgos y saber dónde vive.

LPA: Ahora, mucha gente en La Palma sabe dónde vive. Antes del 19 de septiembre, la mitad de la isla no lo sabía. El problema es que nos olvidamos rápido, como sucedió con el San Juan y el Teneguía.

IDC: Sí, y aunque en La Palma creo que la gente tiene esto más interiorizado, no estoy tan seguro de que sea así en otras islas. En Tenerife, por ejemplo, a veces ocurre alguna actividad sísmica anómala y la gente se asusta rápidamente. Es un esfuerzo que hay que mantener.

LPA: Otro tema siempre polémico es la valoración del riesgo y la definición de zonas donde no se debería construir. No hay un mapa de riesgo volcánico actualizado o el que existe no refleja la realidad de La Palma. Hablamos de una peligrosidad que afecta infraestructuras vitales como carreteras, hospitales o incluso el aeropuerto.

IDC: El problema es que todo el sur de La Palma es susceptible de sufrir una erupción.

LPA: Pero eso no está escrito en ningún sitio.

IDC: Sí, hay mapas de peligrosidad y de susceptibilidad que indican valores mayores en esa zona que en el norte, aunque es verdad que habría que mejorarlos y profundizar en ellos, así como actualizarlos. Es un trabajo pendiente.

LPA: ¿Es responsabilidad del IGN?

IDC: El Pevolca debe incluir mapas de peligrosidad, pero es un proceso complejo. Sabemos que el sur de la isla es más susceptible, pero no se puede simplemente abandonar el sur. Hay que vivir en la isla y gestionar esos riesgos.

LPA: Estoy de acuerdo, pero no podemos construir infraestructuras vitales en zonas de alto riesgo. Por ejemplo, el puerto de Tazacorte o este aeropuerto no deberían haberse construido donde están, porque sabemos que en algún momento habrá una erupción que podría afectarlos. Si el volcán hubiera estallado en la vertiente este, el aeropuerto no estaría operativo ahora.

IDC: Es cierto, el volcán de 2021 está muy cerca. Si hubiera entrado en erupción en la vertiente este, el aeropuerto podría haber sido afectado. Sin embargo, hay que tener en cuenta la ordenación del territorio. No soy un experto en este tema, pero es difícil encontrar lugares adecuados para puertos o aeropuertos en el norte de la isla.

LPA: El puerto de Tazacorte, por ejemplo, estuvo en riesgo. Si la erupción hubiese durado un mes más, habría sido engullido por la lava. No debió construirse allí.

IDC: Eso queda fuera de nuestras competencias. Es un tema complejo. El sur de la isla es susceptible, pero no podemos simplemente abandonarlo. Es como San Francisco, en Estados Unidos, donde saben que habrá un terremoto devastador en algún momento, pero no puedes abandonar la ciudad. Hay que estar preparados para mitigar el riesgo.

LPA: Pero sabemos dónde están las fisuras y las fallas, gracias a los estudios del IGME. No deberíamos construir infraestructuras vitales sobre esas zonas.

IDC: Eso aún está en estudio. Se debate y se analiza continuamente.

LPA: Por ahora, al menos sabemos que sobre esas fisuras no deberíamos construir un hospital. Esto es algo que ustedes tienen claro, pero tal vez los políticos no lo comprendan del todo o no quieran saberlo.

IDC: Como digo esa no es nuestra competencia, es un tema que necesita más discusión y, sobre todo, planificación a largo plazo.

LPA: Vamos a cambiar de tema. Estamos hablando en el aeropuerto, ya que el IGN no tiene sede en La Palma ¿no le gustaría que el IGN tuviera una sede aquí en La Palma?

IDC: Siempre hemos hablado de la posibilidad de tener una pequeña sede en una de las islas volcánicamente más activas, como La Palma. Pero ahora los recursos del IGN están enfocados en tener una red de vigilancia lo más completa posible.

LPA: Pero ahora parece que hay una oportunidad. ¿Qué sabe del Centro Nacional de Vulcanología? El Gobierno central ha mencionado la posibilidad de establecer dos sedes. ¿Se sabe algo oficial?

IDC: No, desconozco si ahora mismo se está moviendo nada.

LPA: Y usted es el director del IGN en Canarias...

IDC: Sí, pero soy el director del Centro Geofísico de Canarias del IGN. Todo eso se maneja a niveles más altos, y la verdad es que no tengo información precisa. Es un proyecto que se está gestando en estos momentos y no creo que se pueda comentar nada hasta que no se finalice.

LPA: Parece que esto forma parte de la estrategia de descentralización de agencias estatales para la ‘España vaciada’, como la Agencia Espacial o la de Inteligencia Artificial.

IDC: Exactamente, se está promoviendo que no todo esté centralizado en Madrid. Pero este proyecto en particular lo impulsa el Ministerio de Ciencia, mientras que el IGN depende del Ministerio de Transportes. Nosotros no somos una institución científica pura; somos un servicio dedicado a la vigilancia. Aunque hacemos ciencia para mejorar la vigilancia volcánica, nuestro objetivo principal no es la investigación ni publicar artículos científicos, como sucede en otras instituciones.

LPA: Entonces, no hay noticias de una convocatoria oficial. Se ha hablado de un proceso competitivo donde ayuntamientos, islas o comunidades pueden presentar sus candidaturas, pero parece que todo está en el aire.

IDC: Sinceramente, no sé en qué estado está el proyecto.

LPA: Lo único que parece claro, al menos por lo que se ha comentado por parte del Gobierno central en medios de comunicación, es que será en Canarias, con una sede y una subsede.

IDC: Eso se dijo públicamente, pero no sé si ya está aprobado o si es solo un proyecto. Se sabe que en el presupuesto del Gobierno se destinaron cinco millones de euros para este centro, pero más allá de eso, no tengo detalles.

LPA: El Ayuntamiento de El Paso ha ofrecido un terreno en Tacande, y el ex alcalde de El Paso, que ahora es el presidente de El Cabildo, también apoya la idea. Pero todo sigue en el aire. Si tuviesen presupuesto, ¿pondrían una subsede aquí?

IDC: Sí, desde luego. En el IGN estamos divididos entre Madrid y Canarias, lo cual nos da cierta flexibilidad. Sin embargo, no es fácil encontrar personal cualificado dispuesto a trabajar aquí en Canarias. No hay estudios universitarios de geología ni ciencias de la Tierra en Canarias, lo que hace más difícil formar y contratar a personal local.

LPA: Eso es algo que debería cambiar. El Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) es un modelo interesante que podría replicarse para el Centro Nacional de Vulcanología.

IDC: Sí, el IAC ha logrado atraer a investigadores y profesores de todo el mundo, lo cual es positivo. Pero el IGN no está en esa situación. Nos falta masa crítica para atraer talento de fuera.

LPA: Se ha hablado mucho de crear estudios de vulcanología o geología en Canarias, pero nunca se concreta. Sería ideal empezar con un máster aquí en La Palma, aprovechando el observatorio del Roque de los Muchachos, y atraer a investigadores.

IDC: Entiendo la idea, pero necesitan asegurar que haya suficientes estudiantes interesados. Si se creara un máster de astrofísica en La Palma, vinculado al observatorio, atraerían estudiantes, seguro. Pero si el IAC, con su infraestructura de más de 500 investigadores, no ha logrado hacerlo, es complicado que otras instituciones más pequeñas como el IGN lo consigan. Nosotros colaboramos con la Universidad de La Laguna, organizamos, por ejemplo, cursos con Ramón Casillas, pero no hay una cátedra de vulcanología o sismología. La universidad necesitaría expertos para impartir esos estudios, y sin un máster, no tienen cómo atraerlos. Es un círculo difícil de romper.

LPA: Bueno, quizás es que el IAC no es que no haya podido, quizás no le ha interesado crear los estudios de astrofísica en La Palma. En todo caso, parece ser el problema de siempre: no se da el primer paso, y sin ese primer paso no se consigue atraer el talento necesario.

IDC: Exacto, es un reto. Pero seguimos colaborando con la universidad e intentamos impulsar este tipo de iniciativas.

LPA: ¿Qué le parece si, cuando vaya a Madrid, habla con Francisco Sánchez y le dice: “Paco, ¿qué hiciste para crear de la nada el IAC? A ver si podemos hacer lo mismo con el Centro Nacional de Vulcanología”

IDC: (Sonríe) Con los medios que tenemos, estamos intentando algo parecido. Queremos involucrarnos más en la formación de la gente. De hecho, acogemos estudiantes en prácticas de forma regular. Pero la verdad es que somos relativamente pocos para la cantidad de trabajo que tenemos que hacer, lo que complica que alguien se dedique exclusivamente a eso. Aun así, sería fantástico que el Centro Nacional de Vulcanología se pusiera en marcha, y que se instalara en Canarias. Crear estudios en vulcanología o sismología sería un gran paso inicial.

LPA: Sería algo estupendo y muy necesario. Aunque, claro, si ese centro se reparte entre La Palma y Tenerife, seguro que Lanzarote también querrá una sede. Nos acabaríamos peleando, como siempre pasa. Pero es cierto que sería genial que se creara pronto. El problema es que la situación política actual no ayuda, ni siquiera tenemos presupuestos generales. Supongo que todo esto dependerá de los presupuestos. ¿Siguen operativas las redes de datos? ¿En qué estáis invirtiendo más presupuesto y tiempo?

IDC: Sí, las redes siguen operativas. Todo lo que montamos, salvo lo que había en Tajuya, sigue en funcionamiento. De hecho, aún hay un GPS en la plaza de Tajuya para medir deformaciones. La red de vigilancia sigue en su sitio y continúa funcionando con pequeñas mejoras. Por ahora no hay planes para ampliarla significativamente. Las redes son bastante autónomas, por lo que no hace falta desplazarse tanto, aunque de vez en cuando viene personal a realizar mediciones. Luego está el proyecto ‘Alerta CO2’.

LPA: ¿El proyecto ‘Alerta CO2’ en Puerto Naos lo gestionan ustedes junto con Involcan?

IDC: Sí, lo gestionamos conjuntamente con Involcan, a partes iguales.

LPA: ¿Sigue estando el centro de control en el colegio de Puerto Naos? Creo que se ha contratado personal para controlar los datos las 24 horas del día, los 365 días del año. Me parece que son 12 personas.

IDC: Sí, efectivamente. Inicialmente, el Gobierno central destinó unos tres millones de euros para financiar este proyecto, y parece que se continuará financiando en los próximos años. El objetivo es garantizar la monitorización continua de los gases en Puerto Naos y La Bombilla.

LPA: Entonces, ya tenemos una pequeña sede, con personal fijo y en pleno funcionamiento. Ahora toca hacer que crezca.

DC: En este caso, la sede es específica para gestionar esta emergencia. Es una situación única a nivel mundial, no hay muchos precedentes de algo similar. Se está trabajando lo más rápido posible para que la gente pueda volver a sus casas, pero siempre bajo un protocolo de seguridad. Uno de los requisitos es permitir la instalación de sensores en las viviendas; si no, no pueden volver, por motivos de seguridad.

LPA: Me parece muy importante. Puerto Naos ya está abierto, salvo un pequeño tramo en Playa Chica, donde todavía hay concentraciones altas de CO2. El gas sale de una galería subterránea cerca del famoso garaje de Calleja. Pero en el resto de la zona, no hay tanto problema, y los datos que habéis tomado lo confirman.

IDC: Así es. En Puerto Naos, las concentraciones de gases pueden aumentar rápidamente, sobre todo si las casas no se ventilan correctamente. Aunque el proceso es relativamente estable, hay momentos en los que se registran picos de actividad. La mayoría de la zona está afectada por estos gases, y nosotros somos responsables de su monitorización. El equipo de vigilancia depende tanto del IGN como de Involcan, quienes han contratado a parte del personal. También hay profesionales que dependen del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), coordinados por el Cabildo de La Palma. El proyecto ha instalado una red de sensores en tiempo real y trabaja en colaboración con Protección Civil. Por parte del IGN Carmen López supervisa personalmente tanto los recursos humanos como los aspectos técnicos del monitoreo.

La instalación de los sensores ha sido realizada por la empresa canaria Sieltec, que ha desarrollado una red robusta y única a nivel mundial. Aunque en otros lugares volcánicos, como las Azores, también hay emisiones de CO2 con redes de sensores, la red que hemos implementado en La Palma es mucho más avanzada.

LPA: Hemos estado muchas veces en la playa, tanto cuando estaba prohibido como después, y medido con sensores. Es fundamental contar con esas mediciones para entender lo que ocurre. Hablando con amigos que vivían en la zona antes de la erupción, muchos ahora entienden mejor lo que les sucedía. Me contaron que, en Playa Chica, había días en los que se sentían extrañamente cansados y no sabían por qué.

IDC: Realmente desconozco este dato. Hasta donde yo sé antes de la erupción no había emisión de gases en la zona.

LPA: Sabemos que el gas es de origen volcánico, pero muchos palmeros ya están familiarizados con él. En lugares como la Fuente Santa y otras zonas del sur de la isla, hay emisiones de gases, aunque son áreas deshabitadas y no presentan problemas. Cerca de Puerto Naos, en Charco Verde, hay un pozo de agua sulfurosa donde antes la gente solía bañarse e ir a ‘tomar las aguas’ y también se detecta gas allí. He hablado con personas, como el dueño de las salinas de Fuencaliente, que me comentó que siempre ha habido emisiones. Cuando bajan a medir en los pozos, hay días en los que la concentración de gas es tan alta que resulta peligroso y no pueden entrar. Hay varios estudios de la Universidad de La Laguna anteriores al volcán que hablan sobre las emisiones de CO2 en la costa de Mazo a Fuencaliente. Sin embargo, al no haber viviendas en esas zonas, no genera una preocupación tan inmediata.

IDC: El problema en Puerto Naos es que la situación puede cambiar rápidamente, y la gente debe estar preparada para gestionarlo. Con una buena infraestructura de sensores y la información adecuada a la población, es posible convivir con estos niveles de CO2. Contamos con personal permanente allí para monitorear y ayudar. No obstante, si los niveles de CO2 son lo suficientemente altos, pueden ser mortales, como ocurrió en una galería en Tenerife, donde fallecieron personas, incluidos miembros del Instituto de Astrofísica, por entrar en una zona peligrosa sin la protección adecuada.

Hay distintos niveles de exposición al CO2. En concentraciones bajas, los efectos a largo plazo aún no están completamente claros, pero por precaución, la salud pública impone medidas porque puede haber consecuencias.

LPA: A veces se tiende a exagerar, aplicando el principio de precaución en exceso. Pero si no se toman medidas y algo ocurre, la crítica es inevitable. Es fácil juzgar a posteriori, cuando ya se conocen los resultados, pero anticipar estos riesgos es complicado.

IDC: Exactamente, es un equilibrio difícil de manejar. Si no haces nada y ocurre algo, la gente se pregunta por qué no se tomaron precauciones. Pero si tomas demasiadas medidas, otros pueden considerarlas exageradas. Encontrar el punto medio no es sencillo. Afortunadamente, nosotros no tomamos esas decisiones; eso recae en las autoridades competentes. Sin embargo, es imposible complacer a todos.

El CO2 es especialmente complicado porque no se ve, no se huele y no se siente, a menos que estés expuesto a una concentración muy alta, momento en el que ya te podrías marear. Aunque los efectos no siempre son inmediatos, se han encontrado pruebas de su peligro, como los animales muertos que han aparecido en áreas con altos niveles de gas.

LPA: Todos sabemos lo que pasó con los animales muertos y cómo se manipuló para los medios de comunicación. A veces, el sensacionalismo en la televisión causa mucho daño en la isla.

IDC: A muchas personas les cuesta aceptar ciertos hechos, y eso requiere un esfuerzo constante de divulgación y comprensión. Lo fundamental es abordar estos temas con diálogo, incluso con aquellos que puedan negarlos. Es importante entender por qué piensan de esa manera, qué les preocupa y cómo se puede ayudar. Este enfoque es clave en todas las circunstancias: dialogar y construir puentes.

LPA: En cuanto al dióxido de carbono en Puerto Naos, estará de acuerdo en que es una situación gestionable. Se puede vivir allí sin problemas si se siguen los protocolos adecuados. Tenemos sensores y procedimientos, lo que permite gestionar el riesgo. Sin embargo, la administración ha sido lenta, como suele suceder.

IDC: Ahora que estoy más involucrado en la gestión, entiendo mejor por qué los procesos administrativos son tan largos: hay que hacer las cosas bien. Para evitar cualquier problema con la gestión de fondos es obligatorio seguir ciertos pasos para evitar errores y asegurar que todo se haga de forma reglada.

Es comprensible que la gente se frustre con la lentitud de la administración. Yo mismo me he quejado en ocasiones como ciudadano. Pero hay que entender que la administración no es un ente abstracto; está formada por personas, y esas personas tienen sus limitaciones. El trabajo administrativo es tedioso y puede llevar tiempo. Nos quejamos de que falta personal, de que los procedimientos son engorrosos, pero encontrar una solución no es fácil porque los recursos no aparecen de la nada. Lo que intentamos es ser más eficientes y aplicar nuevas tecnologías para mejorar los procesos.

LPA: Por ejemplo, cuando Pedro Sánchez anunció que destinaría fondos para los sensores en Puerto Naos, mucha gente pensó que se instalarían la semana siguiente.

IDC: Eso es imposible. No puedes simplemente ir a una tienda y comprar los sensores. Este tipo de equipos se desarrollan desde cero, y hay que valorar el esfuerzo de las empresas que se han dedicado a crear esta tecnología. Ha sido un trabajo enorme, que mucha gente no se imagina. Estas empresas tienen que adelantar dinero y asumir riesgos, lo que complica todo. La gente a veces piensa que todo se puede hacer rápido, pero no es así.

LPA: Hablemos de las carreteras. Una de ellas, la que conecta Las Manchas con Las Norias, se construyó en tan solo 27 días durante la erupción. ¿Qué ocurre con la carretera LP2? Se suponía que la obra comenzaría 15 días después de que terminara la erupción, pero han pasado tres años y no se ha hecho nada. ¿El IGN tiene algo que ver en esta intervención, especialmente por su cercanía al cono volcánico? ¿Tienen algo que ver los tubos volcánicos?

IDC: No, el IGN no está involucrado en eso. No tenemos relación con esa parte. No sé exactamente cuál es el problema, pero creo que tiene más que ver con la ordenación del territorio o algo similar.

LPA: Se han construido dos carreteras por debajo: la de la Costa y la de Las Norias a La Laguna, pero a veces se alegan problemas técnicos o científicos para justificar los retrasos en la LP2.

IDC: Sinceramente, no sé cuál es el problema. El IGN no está a cargo de los tubos volcánicos; eso lo gestiona el IGME. Nosotros no intervenimos en esos temas. No sé si el problema es de origen volcánico, pero obviamente hay que tener precaución. No es lo mismo construir una carretera en un terreno consolidado y antiguo que sobre una colada. De todas formas, todo esto no es nuestra responsabilidad como IGN.

LPA: Volvamos a vuestra presencia actual en La Palma. Carmen López no se nota mucho cuando está en La Palma.

IDC: El trabajo de Carmen es silencioso. Ella es una directora con mucha responsabilidad y dedica mucho tiempo a que todo salga adelante. Actualmente, tiene a unas 80 personas bajo su supervisión y gestiona tres riesgos geológicos muy importantes: vulcanología, sismología y tsunamis. Son responsabilidades muy significativas, y ella lo maneja con mucha calma.

Siempre busca el diálogo, y creo que ha logrado llegar a muchas personas. Aunque en televisión parece una persona muy tranquila, su capacidad de liderazgo es evidente. Nunca la he visto alterada, ni siquiera en situaciones complicadas. En sus apariciones transmite mucha serenidad, lo cual es esencial cuando se trata de gestionar riesgos que afectan directamente a la población. Ella ofrece respuestas adecuadas y no reacciona impulsivamente, algo crucial cuando hay que manejar problemas que a veces son más de comunicación que de otra cosa. Carmen lo hace muy bien. Claro, como a todos, alguna vez la han criticado, pero siempre ha sabido gestionar esas críticas con mucha serenidad.

LPA: Hablemos de un tema ‘complicado’. ¿Cómo es la relación con Involcan?

IDC: Actualmente, la relación es bastante estrecha y positiva, especialmente a través del proyecto ‘Alerta CO2’. Hay una comunicación constante, sobre todo con Nemesio Pérez, quien lidera la parte de Involcan. Él y Carmen López son las figuras principales de sus respectivas instituciones en este contexto, y la colaboración entre ambos está funcionando bien.

LPA: A veces parece, por lo que se lee en prensa y redes sociales, que hay cierta rivalidad entre el IGN e Involcan, como si existiera un ‘pique’. ¿Eso es real?

IDC: No, en realidad no hay rivalidad. Puede que en ocasiones parezca lo contrario, pero la intención de ambas instituciones es la misma: brindar un servicio a la sociedad. Nosotros tenemos nuestra responsabilidad, y ellos también. Involcan, siendo una institución de investigación, también tiene una función de servicio a la comunidad. Están integrados en el Pevolca a través del Comité Científico, donde participan dando su opinión, y entre todos tratamos de avanzar.

Durante la erupción en La Palma se unieron muchos esfuerzos, no solo entre Involcan y el IGN, sino también con otras instituciones como IGME, IEO, CSIC o las universidades canarias. Involcan y el IGN son los que más destacan porque ambos tienen redes de vigilancia activa. Involcan utiliza principalmente sus instrumentos para investigación, pero también los emplea para la vigilancia, y en ese sentido, la relación es buena, como la que tendrían dos vecinos. No ha habido problemas para colaborar cuando ha sido necesario, especialmente durante la erupción, donde cooperamos en todo lo posible.

LPA: Lo importante es que la relación sea buena y se trabaje en conjunto. A veces, la prensa transmite una impresión distinta, aunque no tan grave como lo que pasó con Carracedo y Nemesio en El Hierro, que parecía una confrontación directa. En La Palma, también se ha dado esa impresión en algunos momentos, como si fuera un ‘Madrid-Barcelona’. Pero lo relevante es que colaboren bien.

IDC: Nosotros evitamos entrar en ese tipo de dinámicas. Podríamos responder a ciertas críticas, pero preferimos no hacerlo porque no beneficia a nadie.

LPA: Recuerdo cuando Nemesio y Carracedo se reconciliaron durante la erupción, con esa famosa foto de ambos sentados en la Avenida Marítima que salió en la prensa.

IDC: Personalmente, no entro en esas discusiones. Respeto el trabajo que hace Involcan, es importante, y nosotros también hacemos nuestra labor. El año pasado coincidimos en un congreso en Ischia, Italia, con los equipos de sismología volcánica del IGN e Involcan. Fue una experiencia muy positiva. Discutimos sobre nuestras investigaciones y áreas en las que ellos son expertos y nosotros no, y viceversa. Ese tipo de intercambios son muy enriquecedores para la ciencia.

En lo demás, no me involucro. Nosotros seguimos haciendo nuestro trabajo con la responsabilidad que nos otorga el Ministerio, asegurándonos de cumplir con nuestro deber. Involcan, al depender más de proyectos tiene una dinámica distinta. Hay que evitar a toda costa los conflictos porque lo que importa es trabajar y dar información precisa a los ciudadanos.

Si en algún momento la población cuestiona cómo se ha hecho algo o por qué no se ha gestionado de cierta manera, estamos siempre dispuestos a responder de forma transparente y con calma. Eso es lo más importante para nosotros.

LPA: Para ir terminando, quería saber su opinión sobre algo que se ha comentado: la posibilidad de que el Centro Vulcanológico Nacional tenga una estructura similar a la del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), que es un consorcio. En ese consorcio participarían los cabildos, la Universidad de La Laguna, el IGN, el CSIC, Involcan y las universidades canarias. ¿Sabe algo al respecto? También se ha hablado de que quizá el CSIC o el IGN sean los encargados de montar el centro, dado que es una iniciativa estatal.

IDC: Si alguien debe llevar a cabo la creación del Centro Vulcanológico, debería ser el Ministerio de Ciencia, que es quien está promoviendo la idea. La gran cuestión es si el centro será únicamente de investigación o si también incluirá tareas de vigilancia. Sinceramente, ese tema se escapa de mi competencia. Ahora, si hablamos de participar como parte científica dentro de un posible consorcio, no debería haber problema. Nosotros ya manejamos muchos datos que son públicos y que se utilizan para colaboraciones. Si se estructura como un consorcio, sería algo positivo y abriría la puerta a una colaboración más sólida.

El IAC es un consorcio ahora, pero no comenzó siendo así. Fue un proyecto pionero que, con el tiempo, se transformó en lo que es hoy. Montar un centro desde cero es complicado, sobre todo porque ya existen muchas instituciones que funcionan bien. No sería sencillo trasladar a todo el personal a un nuevo centro de inmediato. Me imagino que la idea sería hacerlo crecer gradualmente, en lugar de trasladar a la gente de una sola vez.

LPA: Uno de los requisitos en las convocatorias para la instalación de sedes, como se ha mencionado, es que el lugar donde se construya debe facilitar el traslado e instalación de los investigadores y demás personal. Por ejemplo, si el centro se ubicara en La Palma, el Gobierno de Canarias tendría que proporcionar la infraestructura adecuada: edificios, viviendas, etc. para facilitar la llegada de los científicos. Sin embargo, no sé si eso sería viable a nivel financiero, ya que implicaría un costo considerable.

IDC: La verdad que desconozco este tema. Lo ideal sería que los científicos y funcionarios que se trasladen contaran con esas facilidades, claro. Pero muchos de ellos ya tienen sus puestos y no sería fácil movilizarlos. Tal vez lo más realista sea comenzar con una infraestructura pequeña y dejar que crezca gradualmente. No es algo que pueda hacerse de un día para otro, pero sería un buen comienzo y, con el tiempo, permitiría consolidar las colaboraciones.

Actualmente, estamos trabajando en un Plan Nacional de Vigilancia Sísmica, Volcánica y de otros Fenómenos Geofísicos, que también busca fortalecer la cooperación entre instituciones. La creación de este centro podría ser una semilla para fomentar una colaboración aún más sólida, no solo a nivel regional, sino también estatal.

LPA: Muchas gracias por su tiempo, Ithaiza, y mucha suerte en su nuevo cargo y en sus labores. Por cierto, parece que los físicos solares están ganando mucho protagonismo en Canarias: Valentín Martínez Pillet dirige el IAC desde este verano, Héctor Socas está al frente de la fundación del mayor telescopio solar del mundo, que se construirá en La Palma, y ahora usted dirige el IGN en Canarias. ¿Qué está pasando con los físicos solares?

IDC: ¡Solares al poder! (ríe). Conozco muy bien a ambos. De hecho, me quedé en casa de Héctor cuando trabajaba en Estados Unidos, y a Valentín lo conozco desde hace tiempo. Aunque no me dio clases porque es investigador del CSIC, sé de su gran capacidad, tanto personal como científica.

Además, hay otros grandes profesores en este campo. Están Manolo Collados, o Basilio Ruiz Cobo, que no sé si los conoces, y también una de las mejores profesoras que tuve, Inés Rodríguez, que ahora dirige el Museo de Ciencia de Valladolid. Inés fue increíble, pero, lamentablemente, no pudo quedarse en el IAC por falta de currículum en ese momento, lo que le impidió obtener una plaza. Aun así, sigo su carrera y estoy muy orgulloso de su trayectoria.

También está Teo Roca, que fue quien fundó el área de física solar en la Universidad de La Laguna. Me llevo muy bien con él, y lleva unos 45 años viviendo en Tenerife y sigue siendo muy activo. Curiosamente, hablando con Joan Martín, un vulcanólogo muy conocido que estuvo presente tanto en la erupción de El Hierro como en la de La Palma, descubrí que él y Teo son del mismo pueblo en Cataluña, Balaguer. ¡Una coincidencia interesante!

Sobre la astrofísica, te confieso que al principio me dio un poco de pena dejarla porque era lo que había hecho durante tanto tiempo. Pero ahora, estoy muy contento con el camino que he tomado. Hacer ciencia que tenga un impacto directo en la vida de las personas es muy satisfactorio. Aunque la astrofísica es fascinante e importante, lo que hacemos ahora tiene un efecto inmediato y tangible en la sociedad. Claro, también hay presión, porque sabes que tienes una gran responsabilidad, pero ayudar a la gente lo compensa todo.

LPA: Valentín me comentó que tiene la intención de venir a La Palma al menos una vez cada dos meses para reunirse con las instituciones y conocer mejor la isla. Creo que eso es algo que también le falta al IGN, venir más y dejarse ver.

IDC: Sí, realmente Carmen López viene con bastante frecuencia, aunque no se note.

LPA: Valentín me dijo que, aunque nació en Alicante, se siente de Fasnia, donde tiene viñedos, y que le gustaría adentrarse en ese mundo también aquí en La Palma. Tal vez podría animar a Carmen a montar un viñedo (ríe), o al menos que venga más seguido para que la gente la conozca mejor. Es importante que las personas sepan que están aquí y que participan en la vida de la isla, y lo mismo va para usted.

IDC: Tienes toda la razón. Necesitamos hacer más divulgación y estar más presentes. Eso implica no solo venir más a la isla, sino también participar en su vida cotidiana.

LPA: ¡Le tomo la palabra! Avíseme la próxima vez que venga y nos vamos a Casa Tey para una tertulia. Hablaremos de volcanes, terremotos y otros temas interesantes. Gracias de nuevo por su tiempo.

IDC: Gracias a ti por esta oportunidad. ¡Nos vemos pronto!