“Cuando era becario decía que pagaría por trabajar en un telescopio”

Luis Alberto Rodríguez es jefe de grupo de Operaciones de Ingeniería del Gran Telescopio Canarias (GTC).

Esther R. Medina

Santa Cruz de La Palma —

En su época de becario estaba dispuesto a pagar por trabajar en un telescopio y al final consiguió que el mayor instrumento de observación óptico infrarrojo del mundo le pague a él por sus servicios. Luis Alberto Rodríguez García, natural del barrio de Tacande, en El Paso, ingeniero de Telecomunicaciones especializado en sistemas electrónicos, es jefe de grupo de Operaciones de Ingeniería del Gran Telescopio Canarias (GTC). Otro palmero que trabaja en el Observatorio del Roque de Los Muchachos (ORM) y que participa en la serie de entrevistas que está realizando La Palma Ahora bajo el epígrafe Palmeros en el Astrofísico. 

Luis, que también tiene estudios de grado de Ingeniería de Sistemas de Telecomunicación, comenzó a trabajar a principios de 2003 en empresas tecnológicas de instalación de sistemas y redes de telecomunicaciones como responsable de departamento, y más tarde pasó a desempeñar el cargo de director técnico de una empresa de telecomunicaciones de La Palma. “También he sido freelance de las telecomunicaciones tanto para el sector público como privado, hasta que en julio de 2007 me contrató el Gran Telescopio Canarias (GTC), una semana antes de su primera luz, un momento muy entrañable”, recuerda. 

Cuenta que su vocación por la Astrofísica nació en su etapa de estudiante de instituto en una visita al Observatorio del Roque de Los Muchachos (ORM). “Cuando estaba en 3º de BUP o COU, en el año 1995 o 1996, una profesora, que se llamaba Nydia, nos llevó a conocer el William Herschel, y me impactó; a raíz de esa visita -aunque yo ya tenía un perfil marcadamente técnico y sabía que iba a cursar alguna ingeniería- empecé a pensar en trabajar en un telescopio y la vida va dando vueltas y acabé en un telescopio”. 

Luis fue compañero de estudios de Jesús Pérez Padilla, un ingeniero electrónico, natural de Barlovento, que trabaja en el Telescopio Mercator y que también participó en la serie de entrevistas Palmeros en el Astrofísico. “Estudie con él Telecomunicaciones y cuando éramos becarios en el Laboratorio de Fotónica del Departamento de Comunicaciones de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC)), recuerdo una conversación en la que los dos decíamos que pagaríamos por trabajar un año en un telescopio, por lo que se aprende, no por el dinero”, aclara. “Pasó el tiempo, cada uno tomó su derrotero, y el día que yo empecé a trabajar en el GTC, Jesús me llamó para decirme que le había llegado la aceptación de la oferta de trabajo del telescopio Mercator. Fue una casualidad que el mismo día que yo comenzaba a trabajar en el GTC, él recibiera el OK del Mercator”, apunta como anécdota. 

-¿Qué labor desempeña en el GTC? 

-Soy jefe de grupo de Operaciones de Ingeniería, que se encarga del mantenimiento y de la operación técnica del telescopio, de mantenerlo en perfecto estado para las operaciones nocturnas y también de su mejora continua. Colaboramos con otros grupos del Grantecan para el desarrollo de sistemas de nueva instalación. 

-¿Se siente afortunado por poder trabajar, en su isla, en uno de los mejores observatorios del mundo? 

-Por supuesto. Me fui a trabajar fuera, pude retornar a una empresa palmera, y casi cuando me iba a ir de La Palma de nuevo, Grantecan llamó a mi puerta y mi mujer y yo hemos podido crear aquí nuestra familia, de lo contrario, estaríamos fuera. 

-Y estará también orgulloso de ejercer su profesión en un telescopio puntero a nivel mundial. 

-El GTC es el mayor telescopio del mundo óptico infrarrojo y lo será durante unos cuantos años, así que el honor es triple: trabajar en La Palma, en el Observatorio del Roque de Los Muchachos y en el mejor telescopio del mundo… 

-¿Cree que los palmeros valoran el complejo de astrofísica? 

-Por desgracia, pienso que no se valora adecuadamente, se han hecho muchas mejoras y hay ahora mismo un esfuerzo tremendo por acercarlo a la sociedad palmera; quizás ha faltado más cercanía por nuestra parte, y eso hay que reconocerlo, pero también es cierto que el palmero -y yo lo soy, hago autocrítica- en cierta medida le cuesta profundizar y opina mucho sin conocer. Hemos estado despegados por ambas partes, y todavía queda mucha labor por hacer. Los niños me dan mucha esperanza, porque preguntan, dibujan el GTC…, pero siento tristeza por los chavales de 16, 17 o 18 años porque no están tan al día como a mí me gustaría.

-¿Cómo se plantea su futuro profesional? 

-La carrera profesional de un teleco nunca termina, pero ahora mismo mi futuro está en consolidar mi labor en el GTC. No me planteo en estos momentos un cambio radical en ese aspecto, solo aspiro a mejorar en temas de liderazgo, de organización de grupos, en organización de proyectos, etc. En el futuro ya veré, aunque sí me interesa el tema organizativo, empresarial, me llama ese mundo.

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