Ramón Araújo: “En La Palma quien más progresa es el 'rabo de gato”

Ramón Araújo.
26 de diciembre de 2024 17:15 h

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Ramón Araújo, el maestro de la sátira, en su tradicional balance anual para este periódico, asegura que “en La Palma quien más progresa es el rabo de gato” y se muestra desconcertado con algunos planteamientos. “No queremos turismo de masas, que es el turismo del pueblo, queremos turismo de calidad, pero no queremos instalaciones hoteleras para ese turismo, pues si el modelo son senderistas y caravaneros, no sé, no entiendo nada”. Además, ve “mucha gente lucrándose con el volcán” y advierte que “si no queremos hoteles no nos quejemos de que los alquileres estén como están”. Percibe “una cierta tendencia al estancamiento. Digo estancamiento porque la población de la isla está estancada desde hace mucho tiempo, y eso lo dice todo”.

¿Le preocupa el nuevo orden mundial?

No me preocupa demasiado lo que está más lejos que Garafía, que ya bastante tenemos con lo nuestro, es broma, me preocupa la decadencia europea, que no hayamos sido capaces de aprovechar la ventaja que supone para la diplomacia y el comercio la influencia que nuestras lenguas, nuestra cultura y un humanismo fruto de mucho sufrimiento propio y ajeno tienen en el mundo. Hablamos de China e India sin tener ni idea de ellos, sin habernos acercado jamás a su historia y su cultura. Nos pasarán por encima y nosotros ocupados en batallitas internas. Orden mundial es más un concepto hitleriano que democrático, más bien hay que considerar que es una gestión del caos provocado por el afán de lucro y poder de unos y otros. Dios crea el mundo y el diablo lo organiza, al menos metafóricamente.  Amigos, no hay remedio, dos años en el poder y te abandona el bótox.

¿Y el nuevo orden local?

Creo que hay una cierta tendencia al estancamiento. Digo estancamiento porque la población de la isla está estancada desde hace mucho tiempo, y eso lo dice todo. Aquí quien más progresa es el rabo de gato. Los problemas son los de todos los tiempos en todas partes: los conservadores quieren conservar lo que hay que cambiar y los progresistas quieren cambiar lo que hay que conservar. Es un mal universal.                                                 

La reconstrucción de La Palma, ¿cómo la ve? ¿la isla avanza o retrocede?

Cuando se trata de hablar del desastre del volcán tocamos en hueso, hay heridas pendientes y no quiero echar sal sobre la herida, ni juzgar a los gestores que han tenido que apechugar con la mayor catástrofe de nuestra historia reciente. Se ha trabajado, pero hay claras señales de descoordinación, improvisación y trabas burocráticas a la hora de intentar recuperar el tejido económico del Valle, pero yo veo mucha gente lucrándose del volcán, me refiero incluso a particulares subiendo alquileres desmesuradamente y a la plaga de ‘vianvís’. No queremos turismo de masas, que es el turismo del pueblo, queremos turismo de calidad, pero no queremos instalaciones hoteleras para ese turismo, pues si el modelo son senderistas y caravaneros, no sé, no entiendo nada. Si no queremos hoteles no nos quejemos de que los alquileres estén como están. Un astrónomo vio algo oscuro más allá de Andrómeda y era el precio de los alquileres.

¿Ahora somos más capital o menos? ¿cómo se mide eso?

Desde el punto de vista de que la capital de la isla debe sentirse orgullosa de su pasado cultural y democrático, de un pasado de vanguardia, me parece bien, pero inoportuno eso de ‘Somos capital’ en el momento en que el otro lado de la isla está intentado salir del agujero desesperadamente. A mí me parece falta de empatía en ese momento, en cualquier otra ocasión me parecería acertado, considerando que tradicionalmente en La Palma pecamos de modestia y va siendo hora de sacar pecho.

Decía Andrés Rábago ‘El Roto’ en una de sus viñetas que “la cultura del espectáculo es mayormente forraje”. ¿Qué opinión tiene al respecto?

Siento decirlo pues admiro mucho a El Roto, pero esa afirmación tiene un cierto aroma elitista que no me gusta. Si se refiere al coste económico para las instituciones creo que los aficionados de la cultura de masas deben pagar con sus entradas la mayor parte del gasto, así he hecho yo con libros, discos y la música que consumo, siempre pagándola. Incluso no creo que yo tenga que subvencionar con mis impuestos una parte significativa de la cultura que a El Roto le gusta, cultura que hace un roto al gasto público y comprendo que hay excepciones a todo lo que aquí digo. Hay marcas culturales españolas que por su prestigio internacional podrían merecer algún privilegio.

La tiene cogida con Netflix…

Nada de eso, sólo soy alérgico a las catástrofes en el patio de casa. Tengo Netflix y me encantan series como El abogado del Lincoln, La Diplomática, El último reino, Peaky blinders, The Witcher y un larguísimo etcétera.

¿Qué nos espera con tanto bulo, fango y polarización? Las redes arden y nadie está por la labor de apagar las llamas, al contrario, echan leña cada segundo. ¿Qué pronostico hace?

Los catastrofistas siempre acaban por acertar, la naturaleza del mundo es la inestabilidad y el constante movimiento dialéctico de confrontación. Dijo Bismarck, canciller alemán, que España era el país más fuerte del mundo pues llevaba mil quinientos años intentado suicidarse sin conseguirlo. Creo que nuestro modo favorito de suicidarnos como nación son las guerras civiles, de larga tradición en nuestro país. Teniendo en cuenta esto lo revolucionario en la España actual sería la concordia, que goza de escaso apoyo por lo que se ve en las redes, redes que suelen pescar odio. Es un viejo instinto autodestructivo. ¿Si todas las religiones del mundo se consideran religiones del amor por qué no se aman entre ellas? ¿Si todas las ideologías llamadas democráticas dicen servir al bien común, por qué no se ponen de acuerdo en todo lo que contribuya al bien común?  En el mundo hay más cabezas nucleares que líderes mundiales con cabeza. A final el pueblo quiere paz y que el dinero de todos se gestione con eficacia y honradez. ¿Alguien ha estado en ese planeta? Si la ética avanzara como la tecnología nosotros seriamos ese planeta. Pero la tecnología da poder y la ética no. El emperador romano Marco Aurelio es famoso por el contenido ético de su gobierno, pero no supo ver que su hijo y sucesor iba a ser todo lo contrario. No creo que fuera nepotismo. Simplemente no se sabe cómo somos de verdad hasta que alguien pone poder o dinero encima de la mesa. Pero así y todo, felices fiestas, queridos lectores, aunque no es lo mismo blanca Navidad que Navidad sin blanca.

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