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“La embarazada con cáncer quiere evitar el victimismo para afrontar mejor la enfermedad”

“Evitar el victimismo, refugiarse en los efectos positivos del embarazo y la crianza del bebé, sentir indiferencia ante los comentarios negativos del entorno, tener confianza en una misma, poseer afán de superación y de lucha, desdramatizar el proceso, dar a la enfermedad un espacio limitado en la vida personal”, fueron algunas de las actitudes positivas que manifestaron las participantes en el estudio que realizó el doctor en Ciencias Médicas por la Universidad de La Laguna (ULL) Nicolás Fernández, que ejerce de matrona en el Hospital General de La Palma y que acaba de lograr el premio a la mejor comunicación en el Congreso de la Federación de Asociaciones de Matronas de España por su investigación Experiencias de mujeres ante el diagnóstico de cáncer materno durante su embarazo.

El doctor Fernández es “una matrona” no un matrón. “Es una decisión personal por varios motivos: por respeto a la tradición, ya que desde siempre esta profesión o arte (considero que es un arte también porque en cada mujer de parto podemos desplegar nuestros diferentes conocimientos y adaptarlos a cada situación), ha sido ejercida por mujeres durante miles y miles de años y los hombres hemos llegado en las últimas décadas. Además, en el programa formativo oficial de la profesión, publicado en el BOE, se utiliza siempre el término matrona y se incluye una aclaración en la que ambos géneros quedarían englobados dentro de dicho término. De todas formas, reconozco que dentro de nuestro colectivo hay voces masculinas que han peleado para que se reconozca el término matrón, lo que veo perfectamente legítimo y desde luego no me incomoda si me llaman así. Pero si tengo que rellenar algún papel y poner profesión, pongo matrona”, ha explicado en una entrevista con La Palma Ahora.

“Sobre el proceso de la enfermedad, se ha de dejar patente que ambas circunstancias, cáncer y embarazo, se condicionan la una a la otra cuando ocurren al mismo tiempo en la misma persona. Una mujer con cáncer durante el embarazo tiene que hacer frente y adaptarse a dos eventos simultáneos críticos, que simbolizan el principio y el final de la vida, lo cual hace aflorar una evidente ambivalencia. A lo largo del proceso se desarrollan actitudes positivas y negativas hacia la enfermedad”, expone. “La experiencia general de la maternidad se ve considerablemente afectada por la presencia del cáncer. De repente, el embarazo, que es sinónimo de luz, de felicidad y de vida, se torna oscuro y se envuelve en continuas evocaciones a la muerte, la cual inunda los primeros pensamientos tras el diagnóstico”, añade.

“El cultivo de una actitud positiva ante los reveses de la enfermedad, ayuda a combatir el sufrimiento, la ansiedad y favorece un mejor afrontamiento al proceso con el fin último de conseguir la superación de la enfermedad”, asegura. “Con todo, la superación del duelo vivenciado durante el proceso de cáncer puede suponer una experiencia de aprendizaje personal, que puede aportar enseñanzas positivas al dar la oportunidad de reflexionar para mejorar aquellos aspectos personales identificados como no satisfactorios”, subraya.

El objetivo principal de la tesis que llevó a cabo el doctor Fernández fue conocer el fenómeno del cáncer durante el embarazo a través de las experiencias y vivencias de mujeres que fueron diagnosticadas de esta enfermedad durante el transcurso de su gestación. Un total de seis féminas decidieron compartir cientos de testimonios con este profesional en encuentros mantenidos entre finales de 2016 y comienzos de 2017.

“Esta investigación pretende resaltar además la conveniencia de que los hospitales tengan un registro específico con casos de embarazadas con cáncer, por dos motivos principales. Por un lado, se facilitarían las investigaciones futuras que se produzcan sobre el cáncer asociado a la gestación, ya que los investigadores acudirían al citado registro directamente para simplificar determinados aspectos de la investigación como por ejemplo la captación de participantes. Por otro, tener registrados todos los casos ayudaría a promover el contacto entre aquellas mujeres que presenten o hayan presentado el fenómeno, para mitigar la sensación de aislamiento”, señala, y resalta que “los profesionales tenemos la obligación moral de facilitar lo que para ellas hubiera sido de gran ayuda: compartir su experiencia”.

“Otras líneas de investigación que deberían explorarse y que surgen a partir de esta investigación podrían estar enfocadas a, por ejemplo, conocer la prevalencia de depresión posparto en mujeres con el fenómeno y compararla con el conjunto de las puérperas; estudiar la posibilidad de dar lactancia con el pecho sano mientras no se haya comenzado la quimioterapia para aquellas mujeres con cáncer de mama y que solo tengan una mama afectada; o también, contrastar la relación entre la paridad y los niveles de ansiedad de aquellas mujeres embarazadas con cáncer”, propone.

Otra propuesta del doctor Fernández es la creación de bancos de leche para mujeres que tengan contraindicada la lactancia. “Aunque en Canarias no se disponga aún de estos dispositivos sanitarios que ya funcionan en diversos hospitales de España, esta investigación supone un argumento más para su creación”, dice. “La despedida forzosa de algo que puede ser muy querido por la mujer como es la posibilidad de alimentar a su hijo con lactancia materna genera también sentimientos encontrados”, sostiene.

Defiende que “los profesionales debemos ofrecer la información adecuada teniendo en cuenta la individualidad de cada persona, ofrecer las alternativas si las hubiera y dejar que la mujer, en legítimo uso de su autonomía como usuaria, tome la decisión que considere mejor para su propio interés, y no para el del equipo que la atiende. Únicamente así podremos llegar a la excelencia en el cuidado, procurando lograr el bien para ella y su bebé, a la vez que respetando sus derechos como usuaria”.

En cuanto al apoyo social y los entornos familiar y social, destaca que “el apoyo durante el proceso, que proviene fundamentalmente de la pareja, la familia y el entorno social, es de vital importancia para la adaptación a la enfermedad”.