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El eurodiputado López Aguilar aclara que “nada en el derecho de la UE impide los realojamientos” de migrantes fuera de Canarias

Desde Bruselas, el eurodiputado Juan Fernando López Aguilar (Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo) considera que los argumentos empleados por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, o el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, para descartar que se ejecuten de manera regular las derivaciones de las personas migrantes que llegan a Canarias es “inaceptable”, porque el Archipiélago es Europa “y el problema es de todos”. A su juicio, optar solo por esta vía contribuye a que las Islas tengan que “pagar el sacrificio de albergar a las personas migrantes hasta que sea posible el retorno”.

Grande-Marlaska descartaba la pasada semana impulsar los traslados de migrantes al resto de España. “Hay que luchar contra la emigración irregular y evitar que se establezcan vías de entrada irregulares a Europa” porque el incremento de las salidas desde las Islas de personas migrantes generaría un “efecto llamada” y “las políticas migratorias son del conjunto de la UE, y no solo de España”, decía. Este argumento ha sido reiterado por Ábalos, quien ha abogado este lunes por las repatriaciones a los países de origen de los migrantes con los que España mantiene acuerdos, porque “facilitar el acceso a la Península sería tanto como normalizar los flujos y entendemos que no es esa la vía ni va a resolver la presión de Canarias”.

Tras las medidas llevadas a cabo por el Gobierno de España para afrontar la crisis migratoria en las Islas, que incluyen viajes internacionales a Marruecos o Senegal para acordar las repatriaciones, reforzar los medios marítimos y aéreos en las costas africanas o el establecimiento de 7.000 plazas de acogida en las Islas, el Gobierno canario ha insistido en activar de forma regular las derivaciones a Península. “Afirmo que no es lo que ha dicho el ministro Marlaska, nada en el derecho de la UE impide el ejercicio de solidaridad efectiva que son los realojamientos”, ha explicado López Aguilar. 

“Los vuelos de redistribución de aquellas personas migrantes que llegan a una frontera exterior vulnerable y se ve sobrepasada en su capacidad inmediata de respuesta” son parte de “la responsabilidad compartida entre los estados miembros”, ha señalado el eurodiputado. Pero si esta medida no puede hacerse efectiva ante la pandemia de coronavirus, ya sea “por la suspensión de Schengen, por la restricción a la libre circulación de personas, por el restablecimiento de fronteras interiores” o “por el derrumbamiento del tráfico aéreo entre los estados miembros”, dice que “sin duda, sí es posible y necesaria en el conjunto de España, redistribuyendo migrantes y personas particularmente vulnerables en plazas alojativas no saturadas en la Península”.

López Aguilar reconoce el esfuerzo del Gobierno de España “para intentar responder de manera inminente ante las urgencias acuciantes que se plantean”, habilitando espacios en las Islas que contribuyan a desalojar el campamentos del muelle de Arguineguín, donde se ha puesto de manifiesto “el incumplimiento de la legislación en vigor”, por ejemplo, con las retenciones durante más de 72 horas “sin ningún control judicial ni asesoramiento legal” a personas que no han cometido un delito. El eurodiputado entiende que se puedan producir estas situaciones “cuando los poderes públicos con responsabilidades ejecutivas se ven sometidos a una presión abrupta e intensa que escapa a su control”, lo que contribuye a que “se cometan errores en vivo y en directo”. El socialista canario explica que “no es fácil estar en el pellejo de ese dispositivo administrativo que exige una coordinación de entidades locales, gobierno autonómico y autoridades dependientes del Gobierno de España, e incluso funcionarios europeos, en situaciones en las que han llegado 2.000 personas”.

Sin embargo, considera insuficiente el establecimiento de otros espacios de acogida en el Archipiélago como solución definitiva: “No es sostenible ni es aceptable”. Por ello, estima “imprescindible” contemplar “la variable de la redistribución de esas personas, con controles sanitarios y asistencia, en el conjunto de las plazas alojativas disponibles en toda España”. En este sentido, resta valor al argumento de que las derivaciones a Península contribuyan a incentivar a las mafias “porque el problema humanitario prevalece ante la presunta invocación del estímulo de los supuestos traficantes de personas”. López Aguilar matiza que a las mafias “hay que combatirlas”, pero “no extremando la capacidad de acogida del Archipiélago con territorio limitado y frágil”.

Crisis de los cayucos

López Aguilar recuerda que cuando entró en vigor el Tratado de Lisboa en 2009, “que ordena el espacio de libertad, justicia y seguridad regido por los principios de solidaridad obligatoria y responsabilidad compartida”, la comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior que preside legisló “todo el paquete de migraciones”, que incluye leyes, procedimientos o condiciones de recepción. Además, para poder llevar a cabo las derivaciones de los migrantes existe “un remanente no utilizado de fondos europeos que no estaba disponible para la crisis de los cayucos, pero ahora sí”, y está legislado por la comisión que preside: “El fondo de asilo y migraciones, el de seguridad interior y el de asistencia a los estados en fronteras exteriores con el despliegue de agentes de Frontex”, añade. 

El eurodiputado señala que el sistema de realojamientos es “un derecho europeo”, así como “el programa de reasentamientos, que es trasladar a la UE los demandantes de asilo procedentes de países terceros a través de convenios con Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur)”. Por ello, considera que la actual crisis migratoria es “de lejos peor” y “más grave” que la de 2006, la denominada crisis de los cayucos, cuando a las Islas llegaron más de 30.000 supervivientes de la ruta migratoria atlántica, pues en aquella ocasión no existían los instrumentos de los que ahora dispone la UE y que son sistemáticamente incumplidos. 

Entonces, recuerda que como ministro de Justicia viajó con el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Miguel Ángel Moratinos, y Jesús Caldera, titular del Área de Trabajo y Asuntos Sociales, “repetidamente” a Marruecos, Mauritania, Malí, Senegal, Guinea Conakry y Guinea-Bissau, “acordando en tiempo récord todo un abanico de acuerdos de cooperación, ayuda al desarrollo, contrataciones y cooperación en origen, aperturas de vías regulares de emigración o abriendo embajadas donde antes no las había”. Así, asegura que se consiguió “resolver el problema en origen”. A su juicio, se dio una respuesta “adecuada” dados “los resultados que produjeron: una década larga de remanso en la que la presión que se experimentó entonces se resolvió”. 

Ahora, se trata de un “rompecabezas de mil piezas” que no puede resolverse con “devoluciones a puertos no seguros donde existan violaciones masivas a los derechos humanos, que es lo que impide los retornos de las personas que se hacinan en Lesbos, la mayor parte procedentes de la Guerra Civil de Siria, o las de Lampedusa, que llegan del infierno que es Libia”. Y a Canarias llegan “personas procedentes de países con los que la UE y la propia España tiene acuerdos de retorno”, pero “no se están practicando como consecuencia de la pandemia, que está generando enormes problemas de gestión en el frente diplomático”. Así, incide en la importancia de tratar este asunto respetando el “derecho internacional humanitario”.

López Aguilar critica que en estos momentos “prevalece una narrativa que debe ser combatida y yo combato. La que percibe las migraciones, y en particular la demanda de asilo, como un mal y una amenaza, en lugar de como un hecho que ha existido siempre y que a escala europea resulta manejable, asimilable e incluso producente y positivo”. Esta versión conlleva a que haya “cada vez más gobernantes” en estados miembros de la UE que creen que en lo que, a su juicio, “es una premisa falsa”, es decir, “que si prestan solidaridad a los países que reciben afluencia migratoria en sus fronteras exteriores serán castigados por sus electores”. Dice que se trata de un argumento “censurable desde todos los puntos de vista”.

“Hay insolidaridad entre los estados miembros, entre aquellos que no conocen la inmigración, ni tienen fronteras vulnerables, ni saben lo que es que les llegue un cayuco o una patera. Que piensan que quienes muestren solidaridad con los países que tienen esa frontera exterior perderán las elecciones porque sus electores piden que no haya extranjeros en sus territorios. Hay muchos gobiernos que se niegan a recibir ni un solo refugiado de las fronteras exteriores de la UE o se niegan a acoger a un barco en su puerto a pesar de que sea el más próximo, en clamoroso incumplimiento del Derecho Internacional del Mar. Y hay una comisión que nunca acaba de embridar ni meter en vereda a los países incumplidores de sus obligaciones, a pesar de que incoa expedientes de infracción, multas millonarias e incluso condenas ante el Tribunal de Justicia de la UE, cada vez más desoídas por cada vez más estados miembros. Hay varios que han sido condenados, España entre ellos en los tiempos de Mariano Rajoy, por incumplir las cuotas de realojamiento que le tocaba en la crisis de refugiados de 2015”, añade.

Ante este escenario, el eurodiputado aboga por “acentuar la exigencia europea de solidaridad”, con “la luz larga de una política sostenida en el tiempo, que sea coherente con los valores de la UE, sus principios y con la legislación en vigor”. Así, exige “una política migratoria común de manera permanente”; como viene recogido en el Tratado de Lisboa en vigor, donde se ordena la creación de “una legislación común, un sistema europeo de asilo, con normas, garantías y procedimientos compartidos”. López Aguilar considera que se trata de “la única respuesta” y solo desde esta escala “la cuestión se hace manejable, asimilable y positiva para la UE”. Porque “ningún estado miembro puede hacer frente por sí solo a la envergadura del problema, ni puede tener el músculo diplomático para tener éxito en África. Ya lo hicimos en la crisis de los cayucos cuando no había entrado en vigor el Tratado de Lisboa y solo juntos podemos”.

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