El mar de Canarias se tragó la vida de más de 4.000 migrantes en 2021
Caminando Fronteras denuncia que España aplique a los supervivientes de los naufragios el protocolo de extranjería y no el de atención a víctimas de tragedias múltiples
Pasaron 19 días hasta que pudieron pisar tierra firme. Un grupo de 105 hombres, entre ellos 40 menores, fue rescatado en diciembre al sur de Tenerife. Los supervivientes salieron desde Gambia el 1 de diciembre en un cayuco, y en el camino hacia Canarias vieron morir a 17 compañeros de viaje. Sus cuerpos fueron tirados por la borda y quedaron para siempre en el fondo del mar. Esta es la última tragedia que se registró en la ruta migratoria del Atlántico en 2021, el año más letal en la frontera canaria. Según el colectivo Caminando Fronteras, el año pasado perdieron la vida 4.016 personas rumbo al Archipiélago.
En total, las rutas de acceso a España se cobraron la vida de 4.404 personas en 2021 que partieron desde África en pateras, cayucos y lanchas neumáticas, de acuerdo con las cifras recogidas en el Monitoreo del Derecho a la Vida del colectivo fundado por la activista Helena Maleno. Detrás de este número se esconde la muerte de 205 niños y 628 mujeres. El mes más trágico fue agosto, con 657 fallecimientos.
La ruta canaria sigue siendo uno de los caminos migratorios más arriesgados del mundo. Las personas que se embarcan en cayucos desde Mauritania, Gambia y Senegal corren especial peligro, ya que la distancia a recorrer es mayor y las características del océano más desfavorables. Este año, Caminando Fronteras ha registrado la desaparición de 20 cayucos que salieron desde Mauritania, así como la aparición de dos embarcaciones de este tipo en el Caribe, en Trinidad Tobago y Trurkas y Caicos con restos de algunos cuerpos.
El colectivo advierte además de que entre Senegal y Gambia hay desaparecidos cuatro cayucos: “Si bien el número de tragedias parece pequeño, en ellas viajan muchas personas por lo que las cifras de víctimas ascienden a 472”. Las personas que emprenden este camino son, en su mayoría, jóvenes de entre 14 y 18 años nacionales de Malí. Le siguen personas procedentes de Senegal, Gambia, Mauritania, Costa de Marfil y Guinea Conakry. Las razones que les empujan a salir son, entre otras, los conflictos bélicos, el empobrecimiento agravado por la pandemia de COVID-19 y el expolio de recursos por parte de empresas europeas.
Huir de la violencia machista en una neumática
''Las olas eran más altas que la zodiac. Se llevaban a las personas, las arrancaban del barco. Había muchas rocas y la barca se rompía'', contó a Caminando Fronteras un superviviente que intentó llegar a Europa en una lancha neumática. Este tipo de embarcaciones peligrosas llegaron a las rutas a finales de 2020 desde Marruecos y el Sáhara Occidental “para quedarse”. De acuerdo con el documento, del total de viajes en este tipo de barcazas, un 33% termina en tragedia.
Las malas condiciones de las lanchas así como la tardanza en las operaciones de búsqueda y rescate son los factores que provocan las muertes, apunta Caminando Fronteras. En esta línea, Lanzarote es una de las Islas Canarias que recibe más neumáticas y, además, donde más personas llegan por sus propios medios sin ser localizadas a tiempo por los equipos de rescate.
Las personas que emprenden esta ruta son, mayoritariamente, nacionales de Guinea Conakry y Costa de Marfil, así como también de Senegal, Malí, Islas Comoras, Gambia, Ghana, Camerún, República Democrática del Congo y Chad. En este último año, también han irrumpido en el camino personas asiáticas, especialmente de Bangladesh, Pakistán, Yemen y Sri Lanka. Maruf es uno de los migrantes que llegó a Canarias desde Bangladesh. En su caso, salió de su país con 17 años y pasó tres años en manos de mafias viajando por Asia y África hasta que llegó a Fuerteventura.
En esta vía, además de las personas que migran por guerras, pobreza y falta de recursos, aparecen también las mujeres que escapan de los diferentes tipos de violencia machista que sufren en sus países. Es el caso de Seri, una mujer marfileña que montó a su hija en una patera para salvarla de la mutilación genital, tal y como explicó en una entrevista concedida a Efe.
Para los migrantes, la pesadilla continúa después de la travesía. Caminando Fronteras denuncia que las víctimas de las fronteras y sus familias “siguen sufriendo violaciones de sus derechos de forma reiterada a lo largo del tiempo'' después de haber vivido una tragedia en el camino. En España, ''a las personas que sufrieron naufragios se les aplican directamente protocolos de extranjería y no el protocolo de atención a víctimas de tragedias múltiples''.
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