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El presidente de Senegal suspende las elecciones y la población vuelve a echarse a las calles

El anuncio del presidente de Senegal, Macky Sall, por el que aplaza las elecciones previstas para el 25 de febrero sin proponer una nueva fecha para su celebración, abre un nuevo episodio en la crisis política que atraviesa el país desde 2021. La noticia ha provocado que una parte de la población senegalesa vuelva a echarse a la calle. “Luchamos para la liberación del pueblo”, resume a este medio Ousmane, un vecino de Dakar antes de unirse a la manifestación para expresar su rechazo a esta última medida del presidente. En la tarde de este domingo miles de personas se dieron cita en diferentes partes de la capital donde la policía lanzó gases lacrimógenos contra los manifestantes.

Durante los altercados, una de las candidatas opositoras, Aminata Toure, fue detenida por la gendarmería. Ella misma informó a través la red social X de que había sido llevada por este cuerpo y de su liberación horas más tarde. Sall comunicó este sábado, en un mensaje televisado a la nación, que los comicios eran suspendidos debido a un desacuerdo entre la Asamblea Nacional y el Consejo constitucional (este órgano es el encargado de la verificación de los candidatos a la presidencia) con respecto a la lista de candidatos. En cualquier caso, este lunes se debate en la Asamblea Nacional el aplazamiento definitivo o el mantenimiento de las elecciones.

Inmediatamente, una parte de la oposición calificó este movimiento como un “golpe de estado constitucional”. Así se refiere también el coordinador de Patriotas Africanos de Senegal por el Trabajo, la Ética y la Fraternidad (PASTEF) en España, Fode Mane, en conversación con Canarias Ahora: “A partir del 2 de abril de 2024 Macky Sall no podrá seguir en el poder de acuerdo con el artículo 27 de la Constitución, que dice que el mandato es de cinco años. A partir de esta fecha, si no hay elecciones el próximo 25 de febrero, Senegal se quedará sin presidente”.

También, tal y como sucedió en 2021, el Ministerio de Comunicaciones ha vuelto a retirar la licencia de emisión a la cadena de televisión Walfadjri, según ha denunciado este medio en sus redes sociales. Esta cadena era una de las que estaba retransmitiendo en directo las protestas en las calles. Frente a esto, Amnistía Internacional Senegal ha solicitado a través de su perfil social en X su restablecimiento y recuerda el “derecho de los ciudadanos a estar informados sobre los acontecimientos que suceden en el país”. Por su parte, Reporteros Sin Fronteras también denunció a través de sus redes “un preocupante abuso de poder” y exigía la restitución del canal de televisión.

Polémica con el listado de candidatos a la presidencia

El Consejo constitucional hizo público el 20 de enero el listado de los candidatos autorizados a concurrir a las elecciones presidenciales. En total, 20 aspirantes serían elegibles el 25 de febrero, entre los cuales se encontraba el actual primer ministro y candidato de Macky Sall, Amadou Ba o el opositor Bassirou Diomaye Faye, quien había sido designado por Ousmane Sonko. El principal líder opositor, continúa en la cárcel, y a pesar de ello, su candidato, quien también está en prisión, goza de una gran popularidad entre buena parte de la población.

Entre los políticos excluidos estaba Karim Wade, hijo del expresidente Abdoulaye Wade. La legislación del país autoriza la candidatura a personas que ostenten únicamente la nacionalidad senegalesa y, según, el Consejo, Wade posee doble nacionalidad. El aspirante asegura que contaba con nacionalidad senegalesa y francesa antes de formalizar su candidatura, cuando renunció a la segunda. Asimismo, acusa a otros candidatos verificados de contar con doble nacionalidad.

Los diputados de su partido acusaron de corrupción a dos jueces del Consejo e impulsaron en la Asamblea Nacional la creación de una comisión de investigación con el objetivo de impugnar la inhabilitación de su candidato. Sall alude a esta desavenencia entre órganos para aplazar las elecciones sin nueva fecha.

Este pulso entre el Gobierno y la oposición se viene produciendo desde 2021. Primero, por la sospecha de que el presidente actual se presentaría a una tercera legislatura contraviniendo el mandato constitucional, más tarde debido a la acusación por violación a una empleada de un centro de masajes dirigida contra el líder opositor Ousmane Sonko y, por último, por su condena a prisión por “corrupción de la juventud” y posterior inhabilitación.

Las manifestaciones durante estos años han dejado una veintena de muertos, según datos oficiales. Se han visto en las calles matones a sueldo que, con armas y palos, han violentado a los participantes de estas concentraciones y, en varias ocasiones, el Gobierno ha cortado la señal de internet.

Mientras, la universidad más importante del país, la Cheikh Anta Diop de Dakar, mantiene sus puertas cerradas desde junio dejando a miles de estudiantes en el limbo sin saber cuándo podrán retomar sus estudios presenciales. Este centro educativo fue uno de los focos de las anteriores protestas callejeras.

Esta inestabilidad económica y social también se ha sentido en Canarias. Durante 2023, el 35% de las personas que llegaron a las Islas en embarcaciones precarias eran de origen senegalés. La situación económica y, más tarde, política que sufre el país y, por la cual, se ha perseguido y encarcelado a opositores, provocó que durante el año pasado se dispararan las solicitudes de asilo por parte de personas senegalesas. En Canarias, un 35% de los demandantes de asilo eran de Senegal, convirtiéndose en la 4ª nacionalidad con más solicitudes.

El caso de Papito Kara conmocionó la juventud senegalesa. El joven había sido encarcelado en su país por hacer viñetas satíricas sobre la situación política. Una vez salió de prisión, decidió huir por miedo a ser detenido de nuevo. El joven opositor se embarcó en cayuco con rumbo a las Islas Canarias pero, durante la travesía, murió de frío, tal y como recoge RFI.

Senegal, con más de 16 millones de habitantes, es un país con cierta estabilidad social en el que desde su independencia de Francia en 1960, año en el que comenzó su etapa democrática, nunca había sufrido una suspensión de sus elecciones presidenciales. El país se adentra, así, en un escenario inédito e imprevisible.