La Ruta Canaria de las pateras ha superado este fin de semana las 200.000 llegadas acumuladas desde que el 28 de agosto de 1994 la abrieran dos hombres saharauis que arribaron a Fuerteventura en una barca precaria.
Según ha adelantado en la red social X el periodista Txema Santana, asesor en materia de migraciones del anterior Gobierno de Canarias, y ha corroborado EFE con cifras oficiales, las diferentes vías de migración desde África Occidental hacia las islas españolas han rebasado ese listón y suman ya 200.564 supervivientes.
Ese dato no incluye ni a los muertos ni a los desaparecidos en la travesía por el Atlántico, cuyo número estima en un mínimo de 3.779 la Organización de Naciones Unidas para las Migraciones (OIM), que empezó a contar víctimas hace solo nueve años, en 2014.
La OIM siempre subraya que sus datos de muertes y desapariciones representan la punta del iceberg de la realidad, porque reconoce que se le escapan numerosos “naufragios silenciosos”, aquellos en los que la patera se hunde en el mar con todos sus ocupantes, sin que quede nadie para dar testimonio de lo ocurrido ni del número de víctimas.
De hecho, organizaciones sociales muy volcadas en el seguimiento de la Ruta Canaria, como Caminando Fronteras, manejan cifras mucho más altas: por ejemplo, 1.784 muertos rumbo a Canarias solo en 2022.
De acuerdo con los recuentos anuales que publica el Ministerio del Interior, recopilados por EFE, hasta el 31 de diciembre de 2022 habían llegado a Canarias en pateras, neumáticas o cayucos 165.852 personas.
A ellas, se suman las 34.712 que han sobrevivido a la ruta en lo que va de 2023, ejercicio que, a falta de un mes para que termine, ya marca el récord histórico de llegadas a las islas, por encima de la histórica crisis de los cayucos de 2006, que movió a 31.678 personas.
Las cifras de Canarias no son muy altas si se comparan con otras rutas migratorias: solo por el Mediterráneo han cruzado este año a Europa tantas personas como por la Ruta Atlántica desde 1994, 200.967 (143.613 por el Mediterráneo Central, 45.122 por el Oriental y 12.232 por el Occidental, con datos de Frontex a 31 de octubre).
Sin embargo, tanto ACNUR como la OIM se han referido varias veces a la Ruta Canaria como una de las más mortíferas del mundo, no solo porque expone a quienes se aventuran a ella a navegaciones de hasta 1.500 kilómetros en océano a abierto, sino por su balance histórico de muertes en los últimos años, que es de una por cada 20 supervivientes, el doble que en el Mediterráneo (una por cada 51).
Los registros oficiales de llegadas muestran, además, que la mitad de todo el movimiento humano al que ha asistido la Ruta Canaria desde 1994 se concentra en los últimos cuatro años, desde su reactivación en 2020, con casi 96.000 supervivientes en 2020, 2021, 2022 y 2023.
La crisis de los cayucos de 2006 condujo al Atlántico a la mitad de personas, sumando a ese año los tres siguientes, en los que todavía hubo cierta inercia de llegadas: 55.583 en total.
Si se toman las 200.564 llegadas acumuladas hasta este martes y “se desanda” el camino con las pateras y neumáticas rescatadas en las últimas horas, se comprueba que la barrera histórica de 200.000 muy probablemente se rebasó en, precisamente, Fuerteventura, la isla donde comenzó todo, con las 51 personas a las que socorrió la Salvamar Ízar el sábado en una lancha neumática al sur de Gran Tarajal.
Esta es una recopilación del histórico de llegadas de la Ruta Canaria, con cifras tomadas de los datos que publica Interior: