El juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón defendió este miércoles durante casi dos horas y media su competencia para investigar las fosas del franquismo ante el instructor del Tribunal Supremo Luciano Varela, que instruye la querella interpuesta por el sindicato Manos Limpias y la asociación Libertad e Identidad en la que se le acusa de un delito de prevaricación en relación con la causa abierta por este magistrado por las desapariciones tras la Guerra Civil Española.
Garzón llegó en coche al tribunal a las doce y cuarto de la mañana de este miércoles, y a su entrada fue jaleado por una decena de representantes de las asociaciones para la Recuperación de la Memoria Histórica, que gritaron “vivas” y “libertad” para el popular juez de la Audiencia Nacional.
Momentos antes había llegado a la sede del alto tribunal el abogado de Garzón, Gonzalo Martínez Fresneda, quien señaló que durante la comparecencia de hoy el juez se limitaría a contestar a las preguntas que le realizaran las partes. “Hoy es un día de hechos, no de argumentos”, indicó el letrado.
Lo mismo ocurrió a la salida del juez de la sede del Supremo, pasadas las cuatro de la tarde de este miércoles -desde las tres menos cuarto Garzón repasó y firmó el acta de su declaración-. El magistrado fue vitoreado de nuevo por familiares de represaliados del franquismo, mientras un anciano le increpaba acusándole de “dividir a España y a los españoles”.
Según fuentes de la acusación, Garzón negó firmemente haber incurrido en prevaricación alguna y se negó a contestar a la batería de 150 preguntas que llevó preparadas el abogado de las dos acusaciones populares, Jaime Alonso, y tan sólo atendió a las cuestiones planteadas por el instructor, el fiscal Luis Navajas y su propia defensa. Ninguna de las acusaciones solicitaron medidas cautelares contra el juez.
Entre las preguntas preparadas por el abogado de Manos Limpias, que fueron facilitadas a la prensa, destaca una en la que se inquiere a Garzón sobre si pretendía practicar una autopsia de cada fallecido que encontrara. Se le pretendía preguntar también si pensaba que estaba abriendo una “causa general” contra el franquismo al tramitar la denuncia de las Asociaciones de Memoria y si tenía la seguridad de que “por todos y cada uno de los hechos de Paracuellos habían sido juzgados todos sus posibles responsables”
POSTURA DEL INSTRUCTOR
Las mismas fuentes señalaron que el titular del Juzgado Central de Instrucción número 5 fue especialmente puntilloso respecto de las cuatro o cinco preguntas que le realizó el instructor Varela, y que pidió que constara en acta que algunas de ellas contenían juicios de valor.
La citación del popular juez motivó la asistencia de una gran cantidad de medios de comunicación (cerca de una treintena de cámaras esperaban a Garzón en la puerta del tribunal de la calle Marqués de la Ensenada de Madrid). El Supremo también concedió a esta cita vital importancia pues situó en las puertas del edificio y en los pasillos de entrada al mismo a más de quince policías de paisano para velar por la seguridad.
Frente al tribunal se congregaron también numerosos curiosos que esperaban poder ver personalmente al popular juez así como un grupo de miembros de la Asociación de Memoria Histórica dispuestos a prestarles su apoyo, quienes irrumpieron en aplausos y 'vivas' al juez cuando éste hacía su entrada al tribunal.
La aceptación de la querella contra Garzón fue adoptada el pasado 27 de mayo por unanimidad de los cinco magistrados que componen la Sala de causas especiales en la que ha recaído el caso y en contra del criterio de la Fiscalía, que informó a favor del archivo de la misma por entender que las decisiones de Garzón respecto a la causa del franquismo pueden merecer opiniones contrapuestas, si bien no suponen delito.