MADRID, 11 (EUROPA PRESS)
El Príncipe de Asturias y el reelegido presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, no se han abrazado tras la toma de posesión del segundo, a diferencia de lo que ha ocurrido con el resto de dirigentes internacionales que han asistido a la ceremonia, celebrada en Managua (madrugada del miércoles en España).
Una vez que Ortega asumió formalmente el mando presidencial que le permitirá dirigir el país hasta 2017, comenzó a abrazar a los líderes internacionales que acudieron a arroparle en este acto.
En las imágenes difundidas por televisión, se puede ver cómo Ortega abraza al presidente de Venezuela, Hugo Chávez; al iraní Mahmud Ahmadineyad y sigue con el presidente saliente de Guatemala, Alvaro Colom.
Es precisamente en ese momento cuando Ortega se cruza con el Príncipe, que le mira y le sonríe mientras abraza a Colom. Cuando el nicaragüense se separa del presidente guatemalteco permanece un momento frente a Don Felipe, pero éste comienza a aplaudir y Ortega retoma el andar en dirección al sucesor de Colom, Otto Pérez Molina.
Antes de la ceremonia de la toma de posesión, Ortega se reunió con el Príncipe por espacio de una hora en La Casa de los Pueblos, sede presidencial.
En el encuentro, que transcurrió en un clima “cordial”, ambos repasaron el estado de las relaciones bilaterales e intercambiaron puntos de vista sobre las mismas, informaron a Europa Press fuentes de la delegación de Zarzuela que acompaña al Heredero de la Corona.
A la ceremonia de investidura han asistido, además de los líderes antes mencionados, los presidentes de El Salvador, Mauricio Funes; de Honduras, Porfirio Lobo, y de Haití, Michel Martelly.
Entre las ausencias, destaca la de la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, así como la de su homólogo panameño, Ricardo Martinelli, que se ha descolgado en el último momento. También ha faltado el cubano, Raúl Castro, como es habitual.
CRÍTICAS DE LA OPOSICIÓN
La presencia del Príncipe en la toma de posesión de Ortega ha suscitado críticas en el seno de la oposición nicaragüense, que se manifestó días antes a las puertas de la Embajada española para pedir a Don Felipe que se abstuviera de asistir a la investidura del reelegido presidente.
En una carta que entregaron en la legación, advertían de que la presencia del Príncipe en la ceremonia de transmisión del mando presidencial a Ortega supondría un “aval” a “la instauración de una dictadura” en Nicaragua y un “respaldo” a los comicios del 6 de noviembre, que ganó Ortega en medio de acusaciones de fraude por parte de la oposición.
Don Felipe se reunirá en Managua con la expresidenta Violeta Barrios y mantendrá un almuerzo con diversas figuras de la política, economía, sociedad y cultura nicaragüenses, antes de poner rumbo a Honduras.