El presidente del Gobierno de Canarias, el nacionalista Fernando Clavijo, se ha rendido a las condiciones del nuevo líder del Partido Popular (PP) de las Islas, Asier Antona, para poder seguir sosteniéndose al frente del gabinete en minoría que dirige desde el pasado 23 de diciembre.
Clavijo dijo en el Debate del Estado de Canarias que él tenía otro modo de enfrentarse a este tipo de análisis parlamentario colectivo sobre la política general del Archipiélago, y al parecer esa estrategia suya no pasaba por liderar la puesta encima de la mesa de soluciones concretas para que el PP (socio preferente para incrementar su minoría de 18 diputados) las aceptara, sino al contrario.
Ha dejado que fuese Antona quien hiciera más evidente aún la soledad precaria de un presidente incapaz de liderar y que fuese el PP quien propusiera “80 medidas, 5 de ellas urgentes” para que Clavijo escenificara públicamente que recoge el guante lanzado en sede parlamentaria por el máximo dirigente del PP canario, cuyo fin era demostrar (con la inexplicable ayuda presidencial) que su formación es la “alternativa del consenso” para “enderezar la legislatura”.
Una rebaja fiscal para familias y autónomos, destinar financiación para recuperar la sanidad, los servicios sociales y la educación, un nuevo plan solidario de empleo, un plan de inmersión lingüística para el empleo y un plan urgente para diseñar una estrategia de internacionalización y diversificación económica para captar inversión extranjera para “empezar la legislatura, señor Clavijo”. Y el presidente, aceptó.
Hernández, entre dos aguas
Esta claudicación ha sido la estrella que ha eclipsado el otro foco del debate, el cara a cara entre Clavijo y su ex vicepresidenta socialista, Patricia Hernández, que tenía la complicada tarea por delante de navegar entre dos aguas (defender lo hecho por el PSOE en 18 meses de cogobierno y poner de relieve la deslealtad y la forma de gobernar “contra las personas” de Clavijo) para poder visualizarse como la líder alternativa de un PSOE canario gobernado por una gestora.
Hernández consiguió noquear en varios momentos, aunque no tumbar KO sobre la lona, al presidente al poner de relieve la “mentira tras mentira, el error tras el error y el disparate tras el disparate” de una forma de gobernar esperpéntica que tiene su seña de identidad en la vuelta al “insularismo” frente al “regionalismo”.
Y aunque Hernández tuvo la ayuda del propio Antona (“Clavijo ha estado más pendiente del motín en el barco, de la rebelión a bordo, que del timón”) y de la portavoz de Podemos, Noemí Santana, a la hora de evidenciar las triquiñuelas de Clavijo para ahogar a la Consejería de Sanidad o sacar adelante el reparto del Fondo de Desarrollo de Canarias (Fdcan), lo cierto es que la portavoz socialista también recibió los golpes de la parte alícuota de responsabilidad por haber sido la número dos del Ejecutivo del Pacto.
Todos contra todos
“Nos gusta más su discurso en la oposición, pero tenga menos cinismo, señora Hernández, pues ustedes se arrodillaban cuando desde el Gobierno de Canarias se decían las mismas mentiras que ahora denuncia”, dijo Santana.
“Tirarse los enfermos a la cabeza ha sido un espectáculo bochornoso”, remachó Antona, por lo que propuso a los socialistas que se unan a la alternativa del PP para “centrarnos en lo que realmente nos une”.
Con todo, Hernández se defendió también de los ataques conjuntos de Clavijo y el PP (que usaron los Presupuestos del Estado como arma arrojadiza): “hasta que la recuperación no entre por las puertas y ventanas por las que entraron en cada hogar los recortes de Rajoy, no venga a decir que los apoyemos para tapar la desvergüenza de que CC los va a apoyar sin tener nada”.
Y cierto es que también fue Hernández la primera que, antes que Antona, ofreció al PSOE para “marcar la hoja de ruta de esta tierra que esperamos poder compartir y consensuar con todas las fuerzas políticas” y acabar con el “gobierno débil, sin apoyo popular y sin apoyo parlamentario” de Clavijo.
Sin embargo, la estrategia de Clavijo de decir sí al PP (más el más que previsible apoyo que en la sesión del miércoles hará otensible Casimiro Curbelo para sumarse a la tripulación de este nuevo navío) ha dejado desarticulado al PSOE para liderar en lo que resta de legislatura un recambio al gabinete.
Hernández tenía razón al asistir que el debate era “anómalo”, que iba a ser el “debate de la excepcionalidad”. Y lo ha sido gracias a la decisión de Clavijo de echarse en brazos, sin condiciones, de un partido que, desde ahora y debido ante tan generosa rendición, lo mantendrá totalmente prisionero y cautivo durante los próximos 850 días de Legislatura.
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