El gas sustituye al debate del petróleo en Canarias
El proyecto de construcción de dos plantas regasificadoras en Canarias vuelve a dividir a partidos políticos, instituciones y a la sociedad isleña. El presidente del Gobierno de Canarias , Fernando Clavijo, y el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, acercaron posturas sobre este tema durante la cumbre mantenida este lunes en Gran Canaria. Lejos han quedado las escenas de reproche mantenidas durante ambos gobiernos en la pasada legislatura con el debate sobre las prospecciones petrolíferas sobre la mesa y así lo han denunciado ya diversos colectivos y formaciones políticas. Entre ellos, el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, que se opone de forma contundente a la implantación del gas en la isla.
Las voces contrarias a la instauración de estas plantas ya se hacen notar y defienden que el futuro de Canarias debe basarse en la apuesta firme por las energías renovables. De hecho, el catedrático de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Roque Calero asegura que la alternativa de las Islas es “maximizar” este tipo de energías.
Según un estudio elaborado por Calero para el Cabildo de Gran Canaria sobre optimización del sistema energético de la isla, se deduce que el ahorro que se genera al sustituir fuel por gas natural “es mínimo”, pero añade que si se cambia el modelo por energías renovables la diferencia se sitúa en 700 millones de euros menos al año.
Con esta investigación - que incluía la posibilidad de producir electricidad, desalar toda el agua potable de Gran Canaria y conseguir una movilidad de 200.000 vehículos eléctricos - el catedrático pone de manifiesto que es posible que la isla se sostenga con un 60% de energías limpias. Calero explica que el porcentaje restante se puede obtener de varias maneras, una de ellas es el gas licuado, pero insiste en que descarta esta posibilidad porque supone “una inversión muy alta y un riesgo para la seguridad” que no cree que compense. Además, rechaza que Clavijo haya dicho que se trata de una “transición” ya que para amortizar la inversión, se tendría que consumir durante 30 años ese gas licuado.
“En Canarias no hay ningún sitio donde se pueda instaurar una regasificadora”, asegura Calero. Y es que , para construir una planta de gas, esta se debe situar a menos de 2.000 metros de las viviendas y “en las Islas no hay ningún sitio con estas características”, puntualiza. Además, explica que la normativa exige que, en caso de una complicación, el barco debe alejarse de la costa por las corrientes marinas.
Para el catedrático, por tanto, la transición hasta conseguir una producción renovable es quemar todo el fuel “pero de manera que cada vez se reduzca más y se llegue hasta un nivel mínimo”, aclara. El ingeniero también enumera otra opciones como el biogás, y pone el ejemplo del experimento que se está realizando en el Sureste a través de tuneras. Calero sostiene que “Canarias puede apostar por un modelo energético de futuro que pueda ser referencia mundial”.
La plataforma Por un nuevo modelo energético también ha manifestado su posición contraria al proyecto del gas. Antonio Pérez es miembro de este colectivo y señala que la isla que apueste por combustibles fósiles “no caminará hacia el futuro” sino que “se encontrará problemas a medio plazo” que deberán solucionar.
Pérez destaca que el gas sigue siendo un combustible fósil y, por lo tanto, contiene unos índices de contaminación que siguen siendo altos. El miembro de este colectivo también recuerda que existen problemas de seguridad a la hora de instalar una planta de estas características y aún más teniendo en cuenta que Arinaga tiene un polígono industrial propio y una zona urbana importante donde “habría cierto nivel de peligro”, asegura.
Según Pérez, la primera consecuencia de apostar por el gas sería el retraso en la inversión de las renovables. Los combustibles fósiles tienen fecha de caducidad, pues son cada vez más escasos y su extracción sería cada vez más cara. “Apostar por el gas no sólo no es necesario sino que es contradictorio”, puntualiza. Y es que, según explica, todo lo que se invierta en las regasificadoras se va dejar de destinar a renovables.
Para la plataforma, la implantación del gas “supondría un retraso en desarrollo, investigación en este campo y en la posibilidad de ofrecer un turismo sostenible”, asegura.
El miembro de la plataforma sostiene que tiene que haber otro tipo de interés detrás de esta iniciativa. De hecho, las regasificadoras “parecen un intento de Soria y Clavijo de forzar la situación con el Cabildo de Gran Canaria que otro tipo de cuestión”, aclara.
En este sentido, la Coordinadora canaria contra las regasificadoras también denunció la semana pasada que, de instaurarse esta planta en Arinaga, supondría una “bomba” para la zona, puesto que las casas se encuentran a apenas 400 metros de esta futura construcción. Este colectivo incluso ya se ha manifestado al respecto para anunciar su rechazo.
El portavoz de la coordinadora, Arístides Rodríguez también señaló que estos proyectos supondrían “un atentado ambiental, social y paisajístico”, en concreto para las salinas de Arinaga, declaradas como Bien de Interés Cultural (BIC).
Un proyecto que avanza en Tenerife y se frena en Gran Canaria
Soria adelantó este lunes que el Estado aportará 300 millones de euros para la regasificadora de Granadilla (Tenerife) y la misma cantidad para la que está prevista en Arinaga (Gran Canaria). Sin embargo, mientras el proyecto de Tenerife está en marcha - de manera que será una realidad a finales de 2018- en Gran Canaria debe tomarse una decisión al respecto. En este punto, coincidió Clavijo quien considera que es necesario abrir un debate en la sociedad grancanaria.
Además, el ministro de Industria ya ha apuntado a Morales como el responsable de que Gran Canaria no se sume a este proyecto y señaló que “se tendrá que plantear en esta isla si se quiere estar en dependencia de Tenerife, donde sí va a haber una planta”.
El presidente el Cabildo, por su parte, adelantó que “no va a tolerar un chantaje insularista” e insiste en que estará vigilante para que no se mueva ni un sólo papel por la regasificadora en Gran Canaria, pues “no va a permitir que cuatro mangantes de la política y de las eléctricas decidan el futuro de esta tierra”.
La Industria canaria, a favor del gas
Hay colectivos que también aprecian ventajas en la implantación de las regasificadoras en el Archipiélago. Para el presidente de la Asociación Industrial de Canarias (ASINCA), Eugenio Castillo, el gas permitiría reducir los costes energéticos y considera que desde el punto de vista industrial esto les permitiría ser más competitivos.
Castillo considera que esto no es excluyente de las energías renovables, por las que también apuesta. Sin embargo, defiende que “la isla no puede abastecerse sólo de estas energías”, y por ello, cree que es necesario contar con otras como el gas, que es menos contaminante que el combustible.
Para el presidente de ASINCA, la implantación de las regasificadoras también generaría puestos de trabajo cualificados para una producción más eficiente. No obstante, sostiene que hay situaciones en las que se debe producir un diálogo de por medio porque pueden darse conflictos.
Castillo también defiende la necesidad de potenciar el autoconsumo y de innovar en otro tipo de energías que contribuyan a abaratar los costes del sector de la Industria.