“Gracias por tu llamada, Saúl”: Lucas Bravo de Laguna se despedía de su interlocutor, uno de los muchos a los que este lunes dio toda clase de explicaciones telefónicas acerca de las noticias periodísticas que lo situaban beneficiando a la empresaria y extenista Noelia Pérez durante su etapa como consejero de Deportes del Cabildo de Gran Canaria. “Todo es una campaña mediática de desprestigio”, insistió en varias ocasiones en esa conversación con quien parecía estar al corriente de su desembarco en Ciudadanos en compañía de su padre, José Miguel Bravo de Laguna, y de otros altos exdirigentes del Partido Popular, como Águeda Montelongo (presidenta del PP de Fuerteventura) y Enrique Hernández Bento, exdelegado del Gobierno y mano derecha de Soria durante cuatro años en el Ministerio de Industria, Energía y Turismo.
“Es una campaña y solo hay que esperar que pase”, decía Lucas Bravo de Laguna a Saúl, ese concreto Saúl. Y de todo el asunto que ambos debatían estaba al corriente un tal Juan, según pudo escucharse decir al exconsejero de Deportes durante varias de las llamadas que recibió y efectuó desde su teléfono móvil. Se encontraba en un bungaló del complejo Los Melocotones, del Campo Internacional de Maspalomas, a donde había acudido a pasar el día con su socia y novia Noelia Pérez. O solo socia, si nos atenemos a la versión que ha dado la única persona que hasta ahora ha salido públicamente a defender a Lucas Bravo de Laguna, su padre, José Miguel Bravo de Laguna. A una pregunta sobre el noviazgo de su hijo y la extenista, el veterano político y reputado abogado se limitó a contestar con un hábil y socorrido sofisma del mundo jurídico y político: “No me consta”.
Lucas Bravo de Laguna no desmintió su relación íntima con la extenista hasta este martes a mediodía. Y lo hizo a través de Twitter amenazando con acciones judiciales contra los medios de comunicación que la han divulgado. Sin embargo, todos los que se relacionaron con ambos durante la etapa en la que el político ocupó el área de Deportes aseguran que esa relación era, como mínimo, un secreto a voces.
Pero, volviendo a esa llamada del lunes a mediodía: ¿quién era ese Saúl que telefoneó a Lucas Bravo de Laguna a su móvil en un momento tan convulso? ¿Qué Saúl tiene el actual número de teléfono de un exconsejero que ha dado de baja todas las líneas conocidas por los periodistas? ¿Y quién es ese tal Juan a cuyo conocimiento quería Bravo de Laguna que llegara su apreciación de que su problema se reduce solamente a una campaña mediática que “pasará”?
A Saúl Ramírez, diputado de Ciudadanos por Las Palmas, le incomodó que le telefoneara un periodista de Canarias Ahora para hacer las oportunas comprobaciones. Parecía más preocupado por saber quién había facilitado su número de teléfono que por las preguntas que se le formulaban acerca de esa conversación con el aspirante a dirigente y cargo público de Ciudadanos.
Saúl Ramírez desmintió tajantemente haber hablado con Lucas Bravo de Laguna, lo que fundamentó en que él no ocupa ningún cargo orgánico en Ciudadanos como para mantener con un aspirante una conversación del tipo que mantuvo con el hoy empresario deportivo con ininterrumpida vocación política.
Pero la realidad es que Lucas y Saúl, Saúl y Lucas, (quien quiera que fuera Saúl, claro) hablaron fundamentalmente de que el aspirante a Ciudadanos ya había hecho llegar a Juan, a través de otro interlocutor, sus apreciaciones y su defensa por el caso Noelia Pérez. Y el tal Juan podría ser seguramente Juan Amigó, delegado del partido de Albert Rivera en Canarias.
Los vecinos de Los Melocotones se enteraron de todo.