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“Prefiero dejar a mi hija pequeña con su pitbull”

Este profesional ha trabajado en la realización de películas, publicidad, defensa o reeducación de perros peligrosos o de guías para ciegos. Entre sus colaboraciones están conocidos programas televisivos como la serie Farmacia de Guardia que batió records de audiencia en los años noventa. Desde hace algunos años ha montado en el municipio de San Miguel de Abona una finca llamada precisamente Don Perro en la que se ha especializado en el tratamiento de animales con conductas agresivas.

Usted no parece albergar ninguna duda de que los perros tienen psicología.

Ninguna duda. Absolutamente. Realicé un máster de psicología canina en Estados Unidos y cuando nos mostraron los resultados de los tests, los de las personas y los de los perros eran exactamente iguales. La psicología canina es muy parecida a la humana, sólo que nosotros somos más sofisticados, más avanzados y sobre todo somos conscientes de nuestro pasado y de que tenemos un futuro por delante. La ventaja del perro es que prácticamente no recuerda el pasado y desconoce el futuro, pero tienen los mismos trastornos que nosotros como de ansiedad o postraumático. En humanos y en perros se estudian problemas idénticos.

¿Estos desórdenes se agudizan cuando los animales viven en entornos urbanos alejados del contacto con la naturaleza como ocurre también con las personas?

Claro. Sin duda. Es exactamente igual. Nadie se puede imaginar un bosquimano deprimido. Pues a los perros de ciudad, por desgracia, les pasa igual. Sin embargo, los que viven en la naturaleza carecen de un montón de trastornos. Los problemas los encontramos sobre todo en los perros que hemos introducido en nuestra vida moderna.

Lo que sí parece bastante claro es que las personas que conviven con animales no acaban diferenciando muy bien lo que es estricta y únicamente humano. Al final acaban dudando de que existan características que sólo sean propias de las personas.

Sí, somos lo mismo pero con diferentes idiomas, formas de ser y expectativas. Lo primero que le digo a los dueños de los animales que acuden para que los ayuden, es que tienen que tratar a sus animales a su nivel. Un perro no usa internet, no conduce un camión, ni aprenderá idiomas. Nuestra inteligencia es superior y por eso tenemos que esperar de ellos expectativas de perros, pero sabiendo que sufren, que son capaces de aprender, que tienen recuerdos y pueden amar incondicionalmente a sus dueños. Con estas cuestiones sí hay que tener cuidado.

Otro de los problemas parece radicar en las personas que tratan a sus animales de compañía como si fueran humanos. ¿Es correcto hacerlo así?

En absoluto. No es correcto y es uno de los problemas más frecuentes que yo atiendo cada día en mi consulta. Humanizar al perro hace que adopte una personalidad que no es real. Son una especie totalmente diferente y con distintas expectativas e inteligencia comparada con nosotros. Hay que tratarlos desde el punto de vista de lo que es: un animal inteligente, muy completo pero que emocionalmente no llega a sustituir a un ser humano y si le pedimos eso, desde luego nos equivocamos.

¿Y puede ocurrir lo contrario, que sea la psicología del animal la que acabe influyendo en sus dueños? Juraría que he visto algún caso.

No, normalmente es al revés. Nuestro trabajo es hacer entender al dueño cómo debe tratar a su mascota para que no se creen problemas en esta relación. Debemos pensar que el perro es un cazador nato que está diseñado para vivir al aire libre. Desde el momento que lo metemos en una sociedad humana nosotros pasamos a ser los responsables de su comportamiento. Ellos no saben cómo actuar en una ciudad. No saben que un coche lo puede matar, que no puede gruñir al perro del dueño de enfrente o que no puede ladrar por la noche. Todas esas son cosas que nosotros debemos tratar para enseñar a nuestra mascota para que aprenda a convivir en un medio en el que le hemos introducido. Yo nací en Madrid y he llegado a la conclusión de que las ciudades ni siquiera son un buen medio para los humanos.

El gran problema ahora mismo parecen ser los animales peligrosos. O al menos eso es lo que aparece constantemente en los medios de comunicación.

Desde luego. Antes de que saliera la ley nos consultaron a una serie de profesionales. Aunque al final la verdad es que nuestras sugerencias no se tomaron muy en cuenta y se legisló como se suele hacer siempre sin tener en cuenta la opinión de la gente que realmente sabe de esto. Yo no creo que halla razas peligrosas sino individuos. Si a una persona agresiva le das un perro cualquiera lo convierte en agresivo, pero es igual que si le dieras un cuchillo o una piedra. Es un problema de educación y no de razas. Para mi la legislación debe incidir en el control de los propietarios, no de los perros, obligando a los dueños a realizar unos pequeños cursos que permitan a los profesionales y a las autoridades detectar qué individuos son peligrosos. Las mascotas son como arcilla, puedes moldearlas como quieras. Mi hija pequeña convive con una pitbull, es su perra y puedo garantizar que prefiero dejarla con ella que con una persona desconocida. Fíjense hasta que punto llega mi confianza en mi perra.

Existe una especie de leyenda urbana que dice que los doberman fueron inventados por los nazis con el único fin de matar y que por sus características físicas se vuelven locos y son tremendamente peligrosos.

Eso es absolutamente incierto. Mira yo tengo un doberman siempre a mi lado. Es una raza como cualquier otra. Se creó en el siglo XIX en Alemania por un recaudador de impuestos que se llamaba precisamente Doberman y necesitaba un animal que le protegiera de las agresiones a las que estaba expuesto. Por ello, en la región de Turigia se hizo una selección de razas y a partir de aquí se creó un perro conocido como gerdarmes. Nada que ver con Hitler, que fue muy posterior, ni nada que ver con los asesinos, ni con los laboratorios y todas las chorradas que se suelen decir por parte de gente totalmente desinformada.

Pero no negará que más de una mordida se habrá llevado en todos estos años.

Llevo 36 años cuidando perros. Que me diga a mi un carpintero que no se haya machacado un dedo alguna vez. Este es un trabajo en el que manejas animales y está claro que te pueden dar un susto. Pero de todas formas no les tengo ningún temor. Tengo muy claro que casi todas las mordidas que he recibido son por errores míos. La ventaja que tienes frente a un perro o incluso un león es que cuando te quieren hacer daño, al menos te avisan, si sobrepasas ese límite ya sabes lo que va a ocurrir. Las personas muchas veces sonríen pero luego te apuñalan.

¿Tiene alguna raza favorita o en general le gusta trabajar con cualquiera?

Me gustan todas. Por ejemplo, suelo tener al lado mío a mi doberman, mi mujer tiene yorkshires, pastores alemanes? creo en los perros en la manera en que son una raza, aunque está claro que cada uno tiene características parecidas.

¿Cuántos perros pueden haber pasado por sus manos en todos estos años?

Por lo menos mil como mínimo. He trabajado con muchísimos.

Su disciplina se ha puesto de moda también por los programas que salen por la tele de expertos que educan animales y hacen milagros con ellos.

Sí, hay uno sobre todo que se ha puesto de moda hace cuatro años, pero en España hay profesionales que venimos trabajando en este campo y poniendo el pabellón de nuestro país en el extranjero muy alto desde hace al menos treinta. Esto no es nada nuevo pero al menos sí se consigue que la gente tome conciencia de que cuando hay un problema deben darle solución. En países como Alemania o Estados Unidos cuando se adquiere un animal fuerte son conscientes de que lo deben educar, igual que si tienes un hijo sabes que tendrás que llevarlo al colegio. En España se acude al profesional, como a los bomberos, cuando ya ha surgido el problema. Cuando el perro se escapó o mordió al vecino. Ahí es cuando nos acordamos de que existen adiestradores de perros, pero lo razonable es ser consciente de que estos animales además de cuidados y un veterinario, necesitan una educación. Así evitaríamos alguna noticia desagradable que sale en las noticias.

¿Se ha encontrado con algún problema de imposible solución?

No, lo que sí me he encontrado son con dueños que no quieren resolver el problema. Lo que hay que cambiar es la actitud de los dueños en la forma de tener su mascota. No puedo curar a un enfermo que no se quiere curar. Hay dueños que son irresponsables y que no están dispuestos a hacer el esfuerzo necesario para reconducir la situación.

Supongo que le habrá llegado más de un caso de maltrato animal.

A veces me reclaman para hacer una peritación para ver si algún animal ha sufrido malos tratos desde el punto de vista psicológico. Pero ningún cliente lo va a traer a la consulta. Lo que sí me he encontrado es desinformación, porque ningún perro, ni ningún niño viene con el libro de instrucciones debajo del brazo y sobre todo lo que sí he visto mucho son excesos de mimos.

Hace algunos meses se dio el caso en el Sur de que el Cabildo permitió que se abatieran a tiros a una manada de perros que supuestamente era salvaje. ¿Qué le pareció todo aquello?

Aquello fue una auténtica barbaridad. Eso es lo último que se puede hacer y menos aún cuando se supone que estamos en una democracia del siglo XXI. Creo que nadie fue consciente de la imagen que dimos y más en un lugar turístico como es el sur de Tenerife. Estuve absolutamente en contra de lo que hicieron.

¿También trata a los gatos?

No, porque son animales que están mucho menos apegados a nosotros y tienen menos problemas psicológicos. He trabajado con leones y tigres, sobre todo para publicidad y lo que puedo decir es que son animales como otros cualquiera, sólo que con una gran potencialidad de peligro y agresividad.