Estamos entrando en las fechas donde el buen corazón y los buenos deseos se multiplican por doquier, pero eso no quita para que miremos hacia atrás y reflexionemos sobre el año tan convulso que hemos vivido y al que aún le quedan unos pequeños coletazos en forma de traca final.
Aunque parezca de ciencia ficción y ya lejano en el tiempo, las navidades pasadas e incluso el primer trimestre de este año lo pasamos “entre mascarillas” aprendiendo aún a convivir con este COVID que ha venido para quedarse, pero no a poder con nuestra sociedad, que está muy por encima de él.
Ha sido un año muy duro para el sector por culpa de unos incrementos de precios que han tenido que asumir en gran parte, ya que si los hubieran aplicado al público en su totalidad, comer en la calle se hubiera transformado en prohibitivo. A ello sumémosle el gran problema que hay para encontrar profesionales cualificados que ocupen las vacantes en cocina pero también en sala. Ni hay cocineros ni hay camareros, porque en las escuelas los jóvenes entran y salen de las mismas sin conocer la auténtica realidad del sector, solamente quieren cocinar para ser los próximos “Estrellas Michelin”, y la gastronomía es mucho más que eso. Y, ojo, esto no está pasando únicamente en Canarias, se está convirtiendo en un gravísimo problema a nivel nacional. Una buena solución sería buscar fórmulas de reciclaje para profesionales de otros sectores y que de edades no tan jóvenes pudieran encontrar en la hostelería la profesión para sus últimos años de vida laboral.
Pero el sector es mucho más fuerte que todas las piedras que se encuentra por el camino y en Canarias sigue siendo uno de los pilares económicos de la sociedad actual. Restaurantes de toda la vida que sirven menú siguen luchando contra viento y marea ante los nuevos paradigmas del siglo XXI y la gente sigue confiando en ellos. Restaurantes históricos con décadas de años a sus espaldas continúan teniendo el apoyo de su fiel clientela que los ve como parte de sus vidas. Y, por supuesto, los nuevos restaurantes con esas hornadas de jóvenes profesionales de la cocina han llegado para demostrar que en Canarias se ha avanzado y que somos mucho más que papas arrugadas y mojo.
Por todo esto y mucho más quiero desearles unas Felices Fiestas y Próspero año 2022 a todas aquellas personas que hacen grande la gastronomía de un lugar, desde el Sector Primario en cada una de sus vertientes, pasando por los profesionales de sala y cocina, para terminar con los y las comensales de cada casa.
Para terminar permítanme dirigirme a ustedes, todas y cada una de las personas que han leído o leen esta sección gastronómica Por Fogones en Canarias Ahora. GRACIAS en mayúsculas por estar ahí en cada publicación, post o comentario en redes sociales. En este año 2023 intentaremos avanzar cada día en busca de dar voz a las realidades de nuestras cocinas, el valor de nuestro sector primario y la potencia que tenemos en Canarias como destino gastronómico. Solamente desde la unión y el trabajo en conjunto se puede crecer y nosotros intentaremos poner nuestro granito de arena de la forma que mejor sabemos y creemos que podemos hacer las cosas, que no es otra que a través de nuestra profesionalidad, experiencia e independencia, levantando la voz cuando creamos que hay que hacerlo y poniendo en valor lo que tenemos, unas Islas Canarias llenas de valor gastronómico desde su tierra y mar hasta la mesa. El kilómetro cero en nuestras islas abarcan 8 islas y juntas somos invencibles.
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