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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Las empresas canarias comienzan a mirar hacia el exterior

Contenedores en el Puerto de la Luz, en Las Palmas de Gran Canaria.

Ruymán J. Jiménez

Desde que estalló la actual crisis económica, la internacionalización de sus negocios se ha convertido en prácticamente la única tabla de salvación para muchas empresas españolas. De hecho, las ventas hacia el extranjero han tirado de las cuentas del país en los últimos ejercicios, favorecidas por el aumento de competitividad que han experimentado las empresas, gracias en gran medida al abaratamiento de sus costes laborales propiciados por las sucesivas reformas laborales aprobadas por los Gobiernos anterior y actual.

Canarias no ha sido ajena a esta situación y, aunque el turismo ha sido el principal responsable de que el Producto Interior Bruto (PIB) de la región haya evolucionado de forma bastante más positiva que el nacional, las exportaciones de bienes producidos en las Islas tampoco han dejado de crecer en los últimos años. Así, según los datos recopilados por la Dirección General de Aduanas (DGA), en 2013 las empresas canarias vendieron al extranjero bienes por valor de 2.607 millones de euros en 2013, lo que supuso un aumento del 5,1% con respecto a la cifra alcanzada un año antes.

En los dos primeros meses de 2014, última cifra publicada por la DGA, las exportaciones del Archipiélago ascienden ya a 580.694 euros, de los que 428.679 corresponden a comercio con el extranjero, mientras que los 152.014 han tenido como destino el resto del territorio español. Estas cifras suponen un leve descenso con respecto a los dos primeros meses del año anterior, circunstancia que también se dio a comienzos de 2013 y que, sin embargo, no impidió que las exportaciones de las Islas cerraran el ejercicio de nuevo con un saldo positivo.

Pese a ello, el comercio exterior apenas supone un 6,7% del PIB del Archipiélago, cifra que contrasta con la aportación del turismo, cuyo peso relativo en las cuentas de las Islas se sitúa en el entorno del 30%, cifra que lo convierte en el actual motor económico del Archipiélago, además de reflejar su gran dependencia de este sector.

Dependencia excesiva

Durante toda su historia, la economía de Canarias ha estado marcada por su práctica dependencia de un monocultivo. Históricamente han sido productos como la caña de azúcar, la cochinilla, el tomate o el plátano y, en las últimas décadas, el turismo. Frente a ello, la actividad industrial apenas un supone entre un 7% y un 8% de la riqueza creada en el Archipiélago, mientras que la aportación de la agricultura al PIB —en el entorno del 4%— es casi testimonial.

A pesar de que desde 2012 el turismo atraviesa uno de sus mejores momentos, con altas ocupaciones hoteleras y bate récords de visitantes recibidos prácticamente mes tras mes, un vistazo a situaciones pasadas muestra que, con la actual distribución de la economía canaria, los efectos de una crisis en el sector podría ser catastrófica para las Islas. Por ello, todos los expertos aconsejan una mayor diversificación de la economía canaria. La situación geográfica del Archipiélago, esa que, tal y como nunca se cansan de repetir los líderes políticos de turno, lo convierten en una plataforma ideal para comerciar con Europa, África y América, es también la que sugiere que incrementar las exportaciones industriales y agrícolas podría ser una buena forma de lograrlo.

Por sus peculiares características geográficas, la balanza comercial de las islas siempre será negativa. En la actualidad, la balanza comercial de las islas presenta un saldo positivo en el sector servicios, gracias a la importante fuente de entrada de capital que supone la actividad turística, pero bastante más negativo en lo que respecta a los bienes. En 2012, las exportaciones del Archipiélago supusieron unos ingresos de aproximadamente 2.700 millones de euros, mientras que las importaciones ascendieron a más de 4.800 millones, lo que arroja un saldo negativo de más de 2.100 millones, equivalentes a casi el 5,3% del PIB regional.

En cierta medida, esta situación es lógica. Un territorio pequeño, fragmentado, caracterizado por una orografía complicada con multitud de microclimas y densamente poblado nunca podrá exportar más de lo que importa. Sin embargo, el principal problema al que se enfrenta el comercio exterior de las Islas es su excesiva concentración, ya que sus exportaciones se centran en muy pocos países y productos. La consecuencia de esto es que, una vez más, la economía del Archipiélago vuelve a ser muy vulnerable ante posibles crisis en los países compradores.

Así, excluyendo los productos comercializados en el resto del país, que en 2013 supuso el destino del 26,36% del comercio exterior de las Islas, según los datos de la DGA, la mayor parte de las exportaciones al extranjero van dirigidas a la Unión Europea, sumando un 34% del total. Países Bajos y Reino Unido son los principales clientes de las Islas en el continente europeo, seguidos de Alemania, Francia e Italia. Ya fuera de la UE, aunque con un volumen en el entorno del 5% del total de las exportaciones, se sitúa Suiza.

África y EE.UU., al alza

Marruecos y los países del África subsahariana son otros de los principales destinos de los productos fabricados en el Archipiélago, que, además, se revelan como los mercados con mayor crecimiento, fruto de los esfuerzos de instituciones y patronales canarias por lograr que las Islas se conviertan en la plataforma de entrada a un continente cuyo PIB creció un 4,7% tan solo en 2013. Según datos de la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife, el pasado año las exportaciones de las empresas canarias a África alcanzaron los 273 millones de euros, lo que supone un incremento del 35% con respecto a 2012.

En total, las alrededor de 200 pequeñas y medianas empresas canarias implantadas en el continente vecino realizaron el pasado año 19.000 operaciones comerciales diferentes en África, según las cifras que maneja la organización cameral. Si las comparamos con las 131.417 operaciones totales contabilizadas por la DGA, son tan solo el 14,46%, cifra que refleja el gran potencial de crecimiento que aún poseen las relaciones comerciales de Canarias con África.

Otros estados, como China y Hong Kong, Israel, Cuba o Estados Unidos son destino también de algunas de las exportaciones del Archipiélago. De hecho, el comercio hacia este último país experimentó también un sensible incremento durante 2013. En concreto, según los datos oficiales, el aumento alcanzó el 47,4%, tras registrarse 1.629 operaciones por valor de 19,8 millones de euros. Con más de una decena de empresas de las Islas, entre las que destacan Destilerías Arehucas, la bodega Los Bermejos, varios productores de gofio o el grupo ganadero que comercializa los quesos Maxorata, instalados en el país, la tendencia al alza parece consolidarse. Solo en enero de este año, se registraron 167 operaciones, por valor de 1,9 millones de euros, que casi duplican el millón de euros obtenido por las 94 operaciones realizadas en el mismo mes de 2013.

Al igual que ocurre con los países de destino, las exportaciones canarias se caracterizan por estar muy concentradas en pocos productos, circunstancia que convierte en doblemente frágil la estructura del sector comercial exterior del Archipiélago. Contrariamente a lo que se podría pensar, las principales exportaciones de las Islas no corresponden a plátanos y tomates, los principales productos agrícolas que se cultivan en las Islas, sino a los combustibles y aceites minerales derivados del petróleo.

Dependencia de la refinería

Esta circunstancia se debe principalmente a dos motivos: la presencia de la refinería en Santa Cruz de Tenerife y la consolidación de los dos grandes puertos canarios como puntos de abastecimiento para los barcos que cubren las principales rutas marítimas del Atlántico. Solo en el primer semestre de 2012, las ventas de combustibles supusieron 35,7% de las exportaciones totales del Archipiélago.

A los productos derivados del petróleo le siguen, ahora sí, las exportaciones de vegetales como plátanos, tomates y plantas ornamentales. Maquinaria, materiales preciosos, pescados y crustáceos, barcos y artefactos flotantes, papel y cartón y material eléctrico completan la lista de los principales productos que venden las empresas de las Islas al exterior.

En lo que respecta al año pasado, el balance exportador refleja que la cifra creció gracias al empuje de las ventas de bienes clasificados como “otras mercancías”, que aumentaron un 42,6%, hasta alcanzar 1.530 millones de euros, y de bienes de equipo, que con un incremento del 13,4%, se situaron en 191 millones. En cambio, las exportaciones de productos energéticos cayeron un 38,9%, para quedarse en 436 millones de euros.

Por provincias, las exportaciones crecieron un 9,6% en Las Palmas, para totalizar 1.818 millones de euros, y se redujeron un 4,0% en Santa Cruz de Tenerife, hasta los 788 millones.

La gran dependencia de las exportaciones canarias de los productos derivados del petróleo agravan aún más la situación del Archipiélago, ya que restringe su capacidad de reacción en caso de que se produjera algún tipo de crisis en ese sector. Pese a ello, las exportaciones de Canarias fueron en 2013 casi un 22% superiores a las registradas en 2008, año en el que se comenzaron a notar los efectos de la crisis económica y en el que ascendieron a 2.215 millones de euros.

Sin embargo, tanto empresarios como instituciones coinciden en que el sector exterior canario posee todavía un amplio recorrido de crecimiento, en el que debe aprovechar tanto las ventajas derivadas de su situación geográfica, como las oportunidades que ofrecen mercados emergentes como las economías del África occidental o algunos países de América Latina, cuyas economías se encuentran en clara expansión y demandan todo tipo de productos.

Para lograr alcanzar estos objetivos, los empresarios canarios se enfrentan al reto de fortalecer el casi inexistente tejido industrial y productivo de las Islas, a la vez que diversifican su producción y tratan de captar cuota en nuevos mercados. Solo esta triple conjunción de factores permitiría consolidar el crecimiento del sector exterior del Archipiélago, generar empleo y convertir la economía de la región en un poco menos dependiente de los avatares del turismo.

En el actual contexto de crisis económica, se antoja bastante complicado lograr estos objetivos sin una implicación de la Administración tendente a remover los obstáculos políticos y administrativos que impiden el despegue definitivo del sector exterior canario, sobre todo si se tiene en cuenta que debido a la escasa presencia de grandes grupos empresariales en el Archipiélago, esta responsabilidad recae principalmente en sus pymes.

Los pasos dados para facilitar el comercio con las Islas con la simplificación de los trámites al comercio electrónico con las Islas o la iniciativa demostrada por un importante número de emprendedores del Archipiélago en el ámbito de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, al poner en marcha exitosos proyectos desde Canarias y que cuentan con clientes en prácticamente todos los puntos del planeta, parecen indicar que existe la voluntad de avanzar por el buen camino. En la mano de todos ellos está recorrerlo con los menores contratiempos posibles.

A vueltas con el DUA

La popularización del comercio a través de Internet ha supuesto una auténtica revolución para miles de empresas de todos los tamaños, que han visto cómo, casi de la noche a la mañana, su mercado pasaba de estar limitado a su ámbito geográfico más cercano a abarcar prácticamente todo el mundo. Sin embargo, esta revolución, en lugar de una ventaja, ha supuesto un auténtico quebradero de cabeza para empresarios y consumidores de las Islas.

Aunque su finalidad teórica es paliar los efectos negativos de vivir en un territorio alejado y fragmentado, lo cierto es que las peculiaridades fiscales existentes entre el Archipiélago y el resto del país, derivadas de su Régimen Económico y Fiscal, han funcionado siempre como un freno al desarrollo de las exportaciones e importaciones de determinados productos. Los complicados y, en muchos casos, onerosos trámites aduaneros derivados de esas peculiaridades fiscales, unidos a un vacío legal del que se han aprovechado durante años las agencias de aduanas, son la causa de un problema que, al fin, parece estar a punto de solucionarse.

Tradicionalmente, el intercambio de bienes y servicios ha disfrutado en Canarias de una fiscalidad más ventajosa que en la España peninsular, un 7% de IGIC, frente a un 21% de IVA, en los tipos generales de ambos impuestos. Esto supone que, al efectuar una compra desde el Archipiélago a un proveedor de la Península —o viceversa—, para que los productos puedan atravesar la “frontera” entre ambos territorios es necesario declarar su valor y liquidar el impuesto que corresponda, esto es, el IGIC si el destino es Canarias o el IVA, si se trata de una exportación. Esta declaración se realiza a través del denominado Documento Único Administrativo (DUA), un trámite que, también tradicionalmente, han desarrollado las agencias de aduanas, empresas de transporte y Correos y cuya gestión suele disparar los gastos de esos envíos hasta el punto de encarecerlos hasta niveles que los convierten en una operación económicamente inviable.

Esto se debe a que, aunque es posible conocer de antemano cuál será el importe que corresponderá ingresar en concepto de IVA o IGIC, el cobro de la gestión del DUA queda al arbitrio de las agencias encargadas de tramitarlo que, además, no suelen comunicar su importe con carácter previo a los destinatarios de los envíos. El comprador siempre tiene la opción de gestionar él mismo este trámite, que es gratuito, ante la Administración, pero para ello necesita un número de referencia que debe ser facilitado por la agencia de aduanas. La práctica habitual es que, para facilitarlo, estas cobren una cantidad en concepto de cesión documental que puede llegar a ser superior a la que exigen por tramitar ellas mismas el DUA.

En este contexto, resulta prácticamente imposible conocer con antelación cuál va a ser la factura total de un pedido con origen o destino en Canarias. Esta incertidumbre ha generado multitud de incidencias, devoluciones de pedidos y situaciones abusivas que han llevado a una gran cantidad de tiendas online a excluir al Archipiélago de sus operaciones, entre ellas la del gigante informático Apple, y ha impedido a muchas empresas de las Islas poder ofrecer directamente sus productos al resto del mundo a través de Internet.

Consumidores y empresarios han venido denunciando esta situación durante largo tiempo. Una petición iniciada en diciembre de 2012 a través de la plataforma Change.org y que pretendía lograr la supresión del DUA superó el pasado mes de abril las 7.500 adhesiones. Antes de eso, el 27 de febrero, la Agencia Tributaria y la Consejería de Hacienda del Gobierno de Canarias presentaron un convenio de colaboración destinado a paliar, al menos en parte, los posibles abusos cometidos por los intermediarios y abaratar los intercambios de comercio electrónico entre Canarias y la Península y el resto de la UE.

Así, desde abril cualquier envío dirigido a las Islas y gestionados por Correos puede ser gestionado directamente por su destinatario a través de la página web de la Agencia Tributaria. Sin embargo, aunque durante la presentación del procedimiento se aseguró que bastaría con poseer un certificado de firma o un DNI electrónico y liquidar el impuesto para retirar la mercancía sin efectuar ningún pago adicional, una gran cantidad de afectados han denunciado que Correos aplica una tasa de 4,75 en concepto de gastos de retención de los envíos en sus almacenes mientras se tramita el DUA. Además, esta nueva modalidad de liquidación no afecta a las empresas privadas de mensajería, que continúan aplicando sus propias tarifas por gestionar este trámite.

La situación podría cambiar radicalmente cuando entre en vigor la segunda fase prevista en el convenio suscrito entre las administraciones tributarias estatal y autonómicas y que sí podría suponer una auténtica revolución para el comercio electrónico con origen y destino en el Archipiélago. En concreto, esta nueva regulación supone la supresión a partir de julio del DUA de exportación para los envíos en los que el valor de la mercancía sea inferior a 10.000 euros, una medida que debería hacer despegar el comercio electrónico desde el Archipiélago, ya que según las estimaciones de la Consejería de Hacienda del Ejecutivo canario el límite impuesto permitirá que se beneficien de esta exención la práctica totalidad de los bienes comercializados a través de Internet.

En la práctica, esta medida, que también se aplicará a los envíos procedentes de la Península y que tengan como destino el Archipiélago, descarta la intervención de agentes intermediarios que, según el Gobierno autonómico, eran los principales responsables del encarecimiento de los envíos a y desde Canarias. El temor de comerciantes y consumidores es ahora que las empresas de mensajería intenten paliar la merma de ingresos que podría suponerles esta medida incrementando los precios de los envíos al Archipiélago. Los más optimistas, en cambio, apuestan por que la desaparición del DUA aumente el flujo del comercio electrónico con las Islas, lo que se traduciría en una mayor cantidad de envíos gestionada por las empresas de transporte. Algo que, en última instancia, significaría que, por primera vez desde la desaparición de los puertos francos, Canarias estaría mucho más cerca del resto de mundo.

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