Alcanzar el 5% del PIB en Educación, objetivo lejano

La Ley Canaria de Educación plantea una serie de compromisos dirigidos a la mejora de nuestro sistema educativo no universitario, a ganar en equidad, a atender al alumnado con necesidades educativas especiales, a desarrollar la educación infantil 0-3 años, a impulsar la FP y la enseñanza de idiomas, etcétera. Establece, además, en su artículo 72 el compromiso del incremento presupuestario hasta alcanzar el 5% del PIB en 2022. En este último aspecto, el incumplimiento ha sido absoluto y se ha producido un retroceso con relación a ese objetivo.

Si en 2008 el presupuesto de Educación suponía el 4,02% del PIB del Archipiélago, en 2013 se redujo al 3,72%, perdiendo por tanto 0,3 puntos porcentuales. Pero es que ha sucedido igual en el período de recuperación: en este año 2017, el PIB educativo es del 3,52%.

Tras las declaraciones efectuadas tanto por la consejera de Educación en una entrevista en este medio el pasado mes de septiembre (Soledad Monzón: “Alcanzar el 5% del PIB en los Presupuestos de Educación es un objetivo difícil”) como por la consejera de Hacienda en las que explicitaban la dificultad en cumplir con los objetivos de la Ley, un grupo de ciudadanos y ciudadanas (algunos relacionados con los promotores de la ILP de 2010) publicó un manifiesto: 4% para Educación, ya.

En él se plantea que para cumplir con lo establecido en la Ley Canaria de Educación el presupuesto de este departamento en 2018 debiera elevarse hasta el 4% del PIB y crecer 0,25 puntos cada año hasta alcanzar el 5% en 2022.

Estado

Los presupuestos educativos de Canarias se encuentran por debajo de la media del conjunto de las comunidades autónomas. Frente a nuestro actual 3,52%, en el conjunto de España ascendía al 4,2% en 2015, uno de los más bajos a nivel europeo, donde la media es del 5,1%, y de la OCDE, que llega al 5,2%.

En la UE los estados punteros en inversión educativa son Suecia (7,1%), Finlandia (6,8%), Bélgica (6,5%) y Malta y Chipre, ambas con un 6,1%. También están por delante de España, entre otros, Reino Unido (5,9%), Francia y Holanda, con un 5,5%, y Austria (5,4%). Y en Europa, pero fuera de la UE, también destacan Islandia (7%), Noruega (6,7%) y Suiza (5%).

Eso sí, España aparece con mejores datos que Italia y Eslovaquia, con el 4,1%, Luxemburgo y Hungría, que empatan con el 4%, República Checa (3,2%) y Rumania (2,8%).

Los siete estados con más o menos inversión educativa de la UE

Pero lejos de mejorar, la Educación perderá peso respecto al PIB español en los próximos ejercicios. Los datos que el Gobierno español ha enviado a Bruselas señalan que en este 2017 se situará en el 4% del PIB y que en el próximo ejercicio presupuestario se llegará al 3,8%.

En el caso de Canarias, no se alcanzará ese 4% de inversión educativa respecto al PIB en 2018. Nos quedaremos, en el mejor de los casos, cerca del 3,6% que, ciertamente, supone avanzar, aunque muy poco, frente a los retrocesos de cuentas públicas anteriores. Y tenemos un presupuesto educativo que está situado un 3,07% por debajo del de 2008.

Esfuerzo

De ser así, el esfuerzo en los próximos ejercicios (2019, 2020, 2021 y 2022) tendrá que ser superior a 0,25 puntos anuales de incremento que plantean los defensores del 4% ya. Si se pretende cumplir con la Ley, claro. Ya Fernando Clavijo lo dijo en su momento (justo en referencia a la Ley Canaria de Educación, en plena campaña para las elecciones autonómicas de mayo de 2015): “Las leyes están para cumplirlas o para cambiarlas”. Se hacen apuestas para interpretar cuál es la voluntad del presidente en este asunto.

“No solo se trata de invertir más sino de hacerlo de manera eficiente, priorizando y reorientando los objetivos”, destaca un estudio sobre inversión pública en Educación.

Rendimiento escolar

“La inversión debe dirigirse prioritariamente a las primeras etapas del sistema educativo (educación infantil y primaria) y recaer sobre aquellas personas que parten en situación de desventaja. La actuación educativa es, en estas etapas, más efectiva de cara a la reducción de diferencias posteriores y a la mejora del rendimiento escolar y el desarrollo personal”, afirman.

Coinciden en esa posición los miembros de la Plataforma por el 4% en Canarias que entre sus prioridades han colocado un Plan de escolarización urgente en el ciclo 0-3 años, así como la ampliación de las plantillas docentes y una sustancial mejora en la Formación Profesional, ampliando plazas, grupos y oferta de ciclos formativos.

Mario Andrés-Candelas y Jesús Rogero concluyen destacando que la clave se encuentra en el establecimiento de prioridades y en los criterios políticos. Asegurando que “los recursos deben dirigirse prioritariamente a los alumnos que más lo necesitan, con el fin de aumentar la equidad y la calidad del sistema”.

Diagnóstico y prioridades

El volumen de inversión se ha demostrado importante para avanzar hacia la equidad, desarrollar programas prioritarios y compensatorios y para atajar situaciones educativas acuciantes“. Esto señalan Mario Andrés-Candelas –diplomado en Educación Social y licenciado en Pedagogía, profesor de la Universidad Complutense de Madrid- y Jesús Rogero García –doctor en Sociología y docente en la Universidad Autónoma de Madrid- en el trabajo La inversión pública en educación en España: diagnóstico y prioridades.

Candelas y Rogero señalan que la inversión educativa “es el resultado de un conjunto de elecciones que dependen de dos tipos de factores: por un lado, los de carácter económico, que determinan el volumen global de financiación en educación y en el resto de servicios públicos; y por otro, los de carácter político, que fijan las prioridades para establecer los recursos destinados a la educación en general y a los distintos conceptos educativos en particular”.

Los investigadores destacan los graves problemas de equidad del sistema educativo español, confirmados por diversos estudios, y recuerdan que el fracaso o el abandono escolar afectan mucho más a “las personas de clases socioculturales bajas y medias-bajas, las minorías étnicas y las procedentes de países menos desarrollados”.

Alertan, además, sobre el hecho de que España tenga peores resultados educativos que estados con una inversión en Educación similar. Lo que les lleva a plantear que no solo se trata de invertir más sino de hacerlo de manera eficiente, priorizando y reorientando los objetivos.