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Toda presa oculta un misterio: la caverna de Chira

Jaime González

Las Palmas de Gran Canaria —

Durante el año hidráulico 2015 – 2016 hemos visto que la Presa de Chira (Presa de Simón Benítez Padilla) es el escenario superior del Proyecto de Central hidráulica reversible de REE (Red Eléctrica de España); que se construyó a base de agua, gofio y sal (eso del aplatanamiento de los canarios es una leyenda inventada por quienes no nos conocen); que hay escombros del agua de gran interés cultural (y técnico) en el entorno del muro; que Chira Presa ha sido una obra desconocida hasta la fecha; que este muro con historia es un centro de interpretación cultural de la magnitud del trabajo hidráulico realizado en la isla; que Chira es un símbolo que posee una significación determinada; que ha sido una obra muerta desde 1964 incapaz de responder a las preguntas que un técnico pueda dirigirla; que la evolución temporal de los datos principales de Chira desde 1941 hasta 2016 dice mucho sobre la falta de sensibilidad del binomio Cabildo-CIAGC por los documentos históricos y lo demás; y que son ostensibles las filtraciones que tiene esta inquietante obra del hombre. Ahora toca ver y conocer la naturaleza sometida al símbolo de la duración de la Caverna de Chira, aguas abajo de la presa.

Desconozco por completo si este accidente del terreno con historia aparece recogido en los documentos técnicos y observaciones que garantizan claramente la seguridad de la presa de embalse de Chira desde el año 2011 por parte del binomio Cabildo-Consejo Insular de Aguas de Gran Canaria. Cabe preguntarse ¿donde están los documentos y observaciones que garantizan claramente desde 2011 las condiciones de seguridad del muro de embalse de Chira? ¿quienes son los autores de esos documentos técnicos? ¿donde está la “imagen de confianza” que debe dar el Cabildo de Gran Canaria sobre la seguridad de las grandes presas? En Gran Canaria todo es tensión, dilatación y oposición. La Caverna de Chira, la caverna del agua, se encuentra entre Peñones y la vieja cimentación de Chira, a unos 50 metros de distancia en el punto más estrecho de la garganta.

Dice el Doctor Ingeniero de Caminos Fernando Sáenz Ridruejo en uno de sus magníficos artículos que en la técnica de presas es preciso conjugar los conocimientos estructurales, geológicos, hidráulicos y constructivos y un fallo en alguno de estos aspectos puede determinar el fallo del conjunto. En este sentido, en 1947 el ingeniero hidráulico Alfonso Caballero de Rodas y Colmeiro (Ingeniero Jefe de Obras Públicas) redactó el proyecto (de recrecimiento) de Chira y recogió en el mismo que en el emplazamiento elegido, muy próximo a un “caidero” o resalto muy acusado del barranco, se practicaron varias catas que indicaron el firme a profundidad aceptable (a media docena de metros según la historia); que acometida la apertura de la zanja de cimientos, se encontró un falso cauce no acusado por las catas practicadas y como quiera que la cimentación hubiera sido muy costosa, aparte de las dudosas condiciones de impermeabilidad, se trasladó el emplazamiento de la presa hacia aguas arriba, en zona más consistente, como se ha demostrado al practicarse la apertura de la zanja de cimientos; y que en el primitivo emplazamiento de la presa se realizaron sondeos y a pesar de ello, fue necesario variarlo y trasladarlo al actual, por haber aparecido una caverna. Una caverna del agua: un falso cauce.

Lo imaginado en Chira en la década de 1930 era una presa de derivación, que pasó muy rápido a presa de embalse a principios de 1940. Una obra en bloque con la construcción y explotación de la Presa de Ayagaures (Presa de la Angostura). Chira, que fue proyectada y construida como embalse superior de Ayagaures para regar los terrenos agrícolas del Sur, tiene una cuenca vertiente pequeña; nunca se ejecutaron las obras estudiadas por el ingeniero presista Adolfo Cañas Barrera para derivar las aguas sobrantes de otras cuencas (de Tejeda y Ayagaures) al embalse de Chira; y desde 1963 ha estado menos de siete veces a plena carga.

Dicen los ingenieros de presas que hay que prestar al terreno la importancia que merece. En Gran Canaria ya hemos tenido fallos del conjunto: rotura de la Presa de Granadillar en 1934 o el incidente final de la Presa de San Lorenzo en 1988 (cuyo antiguo Proyecto, de Juan León y Castillo ingeniero, no se traslada a la Casa-Museo León y Castillo para su mejor archivo, conservación y estudio, desde que se solicitó en 2011 al binomio Cabildo-Consejo Insular de Aguas de Gran Canaria).

Por último, también cabe preguntarse ¿por qué el ingeniero Alfonso Caballero de Rodas y Colmeiro utilizó el término CAVERNA después de falso cauce? y ¿a qué distancia real se encuentra este accidente del terreno del viejo macizo de cimentación de Chira Presa?

Ranura longitudinal en Chira

En esta segunda parte comprenderemos que dicha Caverna es una “ranura longitudinal” que existe en el cauce del barranco a unos metros de la antigua cimentación de Chira. Así pues, bajo los escombros y acarreos del barranco se encuentra una estrecha ranura a una distancia desconocida del macizo de cimentación del muro del Cabildo de Gran Canaria. Aunque desconocemos a cuantos metros se encuentra este accidente del terreno de Naturaleza hostil de la vieja mampostería de 1944, lo que si tenemos claro es que si Los Peñones impresionan en su contemplación, también impresiona saber que hay una ranura longitudinal estrecha y “profunda” en el cauce de Chira.

Dicen los ingenieros de presas que todo tiene que ser compatible con la seguridad. Este accidente geológico fue encontrado en la cerrada primitiva de Chira en el año hidráulico de 1941-42, al iniciarse la excavación de los cimientos en la parte más estrecha del barranco. Esta ranura longitudinal fue una circunstancia inadmisible a lo imaginado en agosto de 1941: el primer Proyecto de la Presa de Chira. La solución más adecuada fue la de trasladar la presa un poco aguas arriba para su construcción: la ranura no apareció al excavar la zanja de cimentación. La investigación histórica de esta consideración geológica la contó el propio titular de la presa en el pasado. Posiblemente la Corporación Insular no lo recuerde porque son tiempos de filólogos, arqueólogos y entusiastas, pero esta nueva investigación de lo histórico constituye otro fragmento de aquella vieja historia y la base de una consideración todavía más amplia.

El tema estricto es, pues, el análisis XYZT de la historia contada por el antiguo Cabildo Insular, incluyendo aquello que no se contó entonces sobre el terreno Peñones – Chira. Mi propósito no es generar “intranquilidad” ni “distorsionar” la realidad de lo imaginado, pero la historia de la ranura también trata de la realidad. En la actualidad no podemos contemplar el penetrante tajo que existe en el cauce a escasos metros de Chira, pero si podemos comprender el misterio que oculta la historia de un muro sensible para propios y extraños. Un símbolo de Gran Canaria.

Lo editado en el sXX sólo indicó que en el punto más estrecho del barranco, bajo los acarreos del cauce -a unos 6 metros de profundidad- apareció una ranura longitudinal de poco ancho, pero cuyo fondo no logró alcanzarse con 14 metros de penetración en la roca. El examen geológico de tan penetrante tajo confirmó que este accidente del terreno se debía al agua: el origen de todo. En conclusión, la ranura longitudinal, que tiene poco ancho a la altura de la cerrada primitiva, es un delgado corte vertical -y cada vez menos profundo- en dirección al muro de Chira. Y este penetrante tajo vertical irá disminuyendo su latitud según se acerca a la vieja cimentación de Chira. No hay ranura bajo la presa pero si delante de la presa, aunque desconocemos a que distancia de Chira Presa acaba o comienza este portentoso tajo del barranco.

A lo contado por la primitiva -y diferente- Corporación Insular de la Gran Canaria del sXX, añadimos ahora un análisis aun más antiguo acerca de la ranura longitudinal de Chira. Así, en el año hidráulico de 1942-43 se informó que una vez despejada la capa de aluvión de varios metros de espesor la roca firme se encontraba cortada en una profundidad mucho mayor por una estrecha ranura rellena de tierra de acarreo que ocupa aproximadamente el eje de la garganta de ubicación de la presa, cuyas lisas paredes, que brillan como satinadas, revelan el activo trabajo de erosión y pulimento que practicaron, en un principio, las aguas corrientes. En la cerrada primitiva la ranura longitudinal -antiguo cauce enterrado-, que no mide sino 3 metros de latitud, se estrecha paulatinamente a medida que se baja (con una profundidad superior a 14 metros de penetración en la roca). En la década de 1940 este accidente del terreno también fue definido como una hondísima grieta.

Si hay que prestar al terreno la importancia que merece, entonces este accidente del terreno estará debidamente recogido en los estudios y documentos técnicos que garantizan las condiciones actuales de seguridad de la Presa de Chira desde 2011 por parte del binomio Cabildo de Gran Canaria – Consejo Insular de Aguas de Gran Canaria (agua va). Lo digo porque sigo sin comprender cómo se puede tener un depósito de escombros a pie de presa ocultando otro misterio de Chira: las filtraciones a pie de cauce (agua para la hondísima grieta que no mide sino 3 metros de latitud a unos 50 metros de distancia de la vieja cimentación de Chira). Sin disciplina del buen hacer los entusiastas que prometen grandes cosas no son nadie.

Si es verdad que las excavaciones suelen dar sorpresas parciales, incluyendo los escombros a pie de presa, entonces escribiremos otro capítulo sobre las ostensibles filtraciones que van a parar a la Caverna de Chira, que no es sino una hondísima y estrecha ranura longitudinal que tiene su punto de inicio a unos pocos metros de un muro de presa que produce muchas impresiones.

Por último, también desconozco por qué el ingeniero presista Alfonso Caballero de Rodas y Colmeiro utilizó el término CAVERNA en el segundo Proyecto de Chira, pero fue original. Expresión personal.