Las organizaciones ambientales Greenpeace y WWF consideran que la decisión de llevar el barco pesquero ruso Oleg Naydenov a alta mar, donde posteriormente se ha hundido en una zona de alta importancia ecológica, ha sido “contraria a toda lógica” que les lleva a pensar que “no se ha aprendido nada del (hundimiento del) Prestige” en 2002.
El portavoz de la campaña de energía de Greenpeace, Julio Barea, ha denunciado la “opacidad y falta de transparencia de la información” sobre el siniestro por parte del Gobierno ya que, oficialmente, se desconoce la cantidad de combustible que alberga la nave, y la concatenación de decisiones así como las razones por que se han tomado.
“Se han llevado el barco a hacer un tour por una zona de alta sensibilidad, justo en frente de Jandía, una futura zona que se declarará Lugar de Interés Comunitario, donde se pretende constituir una reserva marina mundial de cetáceos”, ha observado.
Además, cree que habrá que pedir explicaciones del por qué el barco termina incendiándose en el puerto y “hundiéndose si no hundido” delante de las costas de Maspalomas, una zona “muy turística” y que tiene especial protección por la importancia de sus dunas.
“No hemos entendido nada desde el Prestige. Parece que es más lógico llevar el barco a una zona más resguardada, donde sería más fácil la gestión de la emergencia que en alta mar y aguas abiertas, donde ahora el barco está a 2.400 kilómetros de profundidad. Afortunadamente no hay víctimas humanas pero sí riesgo de fuel”, ha subrayado.
De hecho, Barea ha pronosticado que el combustible del barco saldrá, antes o después, porque al no ser petrolero no lleva doble casco y porque el incendio “pavoroso” que ha sufrido habrá debilitado “bastante” la estructura y, en todo caso, no es un batiscafo preparado para soportar una presión de más de 240 atmósferas.
“El barco se degradará y seguro que el fuel saldrá, solo que no sabemos ni cuánto, ni cuándo”, ha advertido y, además, ha apuntado que en la zona hay corrientes profundas, por lo que el combustible podría transportarse incluso a las islas más occidentales y ha asegurado que es “evidente” que el siniestro tendrá impacto ambiental.
Al mismo tiempo, ha mostrado sus dudas de que con la normativa pueda llegar a sancionarse a nadie, porque llevará años determinar responsabilidades. Por ello, ha anunciado que Greenpeace se está planteando demandar a las autoridades que hagan partícipes a las ONG ambientales de toda la información y los procedimientos que se adopten o, al menos que puedan acceder al informe completo de las operaciones realizadas y su justificación.
Por su parte, el director ejecutivo de WWF, Juan Carlos del Olmo, ha indicado a que la oficina de la ONG en Lanzarote está tratando de recabar la mayor información posible y está analizando la zona donde se ha hundido el pesquero.
Igual que Barea, estima que las autoridades no han aprendido nada del hundimiento del Prestige si han alejado el barco de la costa después de que llevara ardiendo más de 40 horas y con carga de crudo en su interior por el riesgo de explosión. “Es un auténtico riesgo grandísimo y nos sorprende la decisión de Salvamento Marítimo porque la estructura del barco tras el incendio debe estar debilitada”, ha manifestado.
En este sentido, ha recordado que debería haber un puerto refugio en el que un barco en estas condiciones pudiera acudir y ha confirmado que la ONG está investigando los hechos y por qué no había un lugar adecuado para resguardar el barco.
En todo caso, ha indicado que Salvamento Marítimo ya ha enviado un barco de descontaminación ante el “altísimo riesgo” y ha añadido que a 2.400 metros de profundidad será “muy costoso” extraer el fuel.
Un barco con denuncia
El Oleg Naydenov es un barco de pesca de arrastre de 108 metros de eslora con una carga que según Greenpeace es un barco “ilegal” que ha sido denunciado en numerosas ocasiones por Senegal, lo que le ha llevado a tener tensiones diplomáticas con Rusia.
En 2012 Senegal revocó las licencias a 29 grandes arrastreros, que en conjunto estaban pescando la mitad de las capturas de las especies pelágicas de su país, entre ellos la licencia del Oleg estaba revocada, sin embargo ha seguido pescando. La última denuncia es de 2014.
Finalmente, Greenpeace considera que el hecho de que el Oleg estuviera en el puerto de Las Palmas, indica que lo más probable es que haya descargado su captura en ese puerto y hay altas probabilidades, con su histórico, de que sea ilegal. “Lamentablemente España parece ser otra vez la puerta a Europa de la pesca ilegal”, concluye la ONG.