La cara B de la calima: Canarias se inunda de aves nunca vistas en el territorio

Collalba desértica.

Silvia Álamo

Las Palmas de Gran Canaria —

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Hace tan solo unas semanas, cuando aún la crisis sanitaria por el COVID-19 no se había adentrado de lleno en España, en Canarias se vivió el peor episodio de calima de los últimos tiempos. Las fiestas carnavaleras del fin de semana del 23 y 24 de febrero pasaron desapercibidas ante una gran concentración de polvo en suspensión que inundó las Islas. Aeropuertos inoperativos con cientos de vuelos cancelados, altos niveles de contaminación llegando a acarrear el aire de peor calidad del mundo, cancelaciones marítimas, casos de siniestro total en cultivos y hasta un centenar de incidentes como cortes de carreteras o desprendimientos. Sin embargo, no todo fueron malas noticias en esa jornada. Había quien estaba a la espera de que la calima amainara para comprobar los resultados: las personas que se dedican al estudio de las aves. Las y los ornitólogos coinciden en que lo que ha ocurrido “no es normal”, han podido avistar una gran cantidad de aves y especies, algunas de ellas nunca vistas en este territorio. 

Se trata fundamentalmente de especies migratorias y saharianas, algunas llegadas desde el propio desierto y otras desde Marruecos: collalbas desérticas y grises, bisbitas campestres, terreras comunes, currucas carrasqueñas, carracas vecinas e incluso un corredor sahariano, una especie que ha dejado alucinando a las personas aficionadas a este mundo. Según los expertos, las islas más enriquecidas han sido las más pegadas al continente africano, tradicionalmente Lanzarote y Fuerteventura, pero en esta ocasión con la especial novedad de Gran Canaria y Tenerife. Los pajareros consultados coinciden en que es en la Isla redonda donde se han contabilizados más observaciones de rarezas. 

Luis López-Areal es una de estas personas aficionadas al mundo de la ornitología, junto a su amigo Gorka, viajó desde Bilbao al Archipiélago para hacer un recorrido avistando aves por las Islas. Asegura que están “invadidas” por especies que hasta ahora “ninguna de ellas o muy pocas” se habían visto en España. “Esto ha producido un goteo importantísimo de pajareros de todo el panorama nacional”, insiste. No obstante, tras la el decreto dictado por el Gobierno para evitar la propagación del coronavirus la situación es muy distinta. Ahora están a la espera de que todo vuelva a la normalidad para desplazarse a las Islas desde Galicia, Cádiz, Catalunya o Extremadura, entre otros lugares de la Península. 

López-Areal cuenta que muchas de las personas que se dedican a esto van recopilando las especies vistas en España. “Todos los que hemos estado en Marruecos las hemos visto allí, ahora para poder verlas en territorio nacional, te vas a Canarias”, comenta. Aunque afirma que algunas ya se han ido, en sus días en las Islas él pudo ver hasta seis especies diferentes y adelanta: “esto será un continuo goteo de observadores”. 

Josefa Díaz es otra aficionada a la ornitología. Aunque vive en el sureste de Gran Canaria y es su zona habitual de avistamiento, sabe de las variedades que se han observado en el barrio de La Minilla, en la capital de la Isla, unas aves saharianas “nunca vistas” que han sorprendido a pajareros y pajareras. “Cuando hablas con alguien que lleva muchos años en este mundo te cuentan que en otras épocas se podía ver una especie y de un solo ave de forma muy extraña. Pero lo que ha pasado ahora no es nada nada normal”. Cree que estas rarezas también pueden estar relacionadas con los efectos del cambio climático. “Estamos todos los avistadores y aficionados enloquecidos”. 

En su zona -que va desde Los Espinales, en el municipio de Agüimes, hasta Arinaga, Juncalillo del Sur o Maspalomas- también han llegado varias especies, pero más comunes, aves que  normalmente se ven en el paso migratorio. En Vecindario es “asombroso” lo que ocurre, hay unas aves que solo llegan a un parque de la localidad. “Las buscamos por otros lugares y no las vemos, no sabemos por qué. No son sitios espectaculares, pero tienen algo que a ellas les gusta”. 

En otro lugar de la Isla, para muchos desconocido, el fundador de Azaenegue Naturalistas, Daniel González, cuenta que La Marciega, en La Aldea de San Nicolás, se confirma como una importante parada para una amplia lista de aves migratorias. Durante los últimos pasos migratorios y, principalmente, tras el importante episodio de calima las aves no dejaban de sorprender a este observador en un enclave natural que se encuentra a orillas de la playa del municipio.

La Marciega se sitúa sobre una extensa llanura aluvial a la salida de la mayor cuenca hidrográfica de Canarias, la del Bentayga, aclara el naturalista. Se encuentra entre las desembocaduras de los dos grandes barrancos menos alterados por la acción humana de Gran Canaria y esto le otorga la posibilidad de conservar “una representación digna en este ambiente”. El extenso tarajal, la playa, la laguna costera de El Charco, las zonas inundables dentro del bosque, las baleras del cauce y los llanos y laderas semiáridas que lo rodean ofrecen refugio y sustento a multitud de aves durante los pasos migratorios y la invernada. “Está entre los más extensos del Archipiélago y es un lugar de descanso migratorio para cantidad de pequeños paseriformes forestales como mosquiteros, currucas, zarceros, lúganos o papamoscas”, indica. Todo esto, además, la convierten en un gran atractivo para aves limícolas y acuáticas como garzas imperiales, reales, garcetas, zarapitos, archibebes, andarríos, chorlitejos, correlimos y lavanderas. “Sobre cualquiera de estos hábitats también es frecuente la presencia de vencejos, golondrinas y aviones durante los pasos pre y postnupciales”, detalla.

López-Areal admite que “no se sabe a ciencia cierta qué pasa con ellas” tras el paso de la calima o los pasos migratorios. Creen que algunas se llegan a quedar en las Islas, ya que se han visto hasta 20 o 30 ejemplares, pero es algo que no se puede saber hasta que pase mucho tiempo. Lo cierto es que desde se produjo la fuerte tormenta de polvo en suspensión hasta 15 días después -el tiempo en el que estos observadores estuvieron en las Islas- el montaje inicial de especies había disminuido notoriamente. Así mismo, hay que tener en cuenta a los animales asilvestrados, gatos, perros, ratas, ratones…, que pueden hacerles mucho daño. “Son aves de paso que están en un territorio nuevo, no se conocen los trucos de los sitios y son presas fáciles de los depredadores”, reitera.

“Canarias debería potenciar el turismo ornitológico” 

Los pajareros coinciden en la necesidad de que se potencie el turismo ornitológico por parte de las instituciones canarias, cuando llegue el momento de salir de esta crisis sanitaria. “Es un turismo muy diferente al de zapatilla que se ve en Maspalomas o en otras grandes zonas turísticas. Es ecológico, activo y muchas islas están todavía por descubrir”, manifiesta el pajarero vasco. Considera que se deberían construir observatorios, centros de interpretación, potenciar las rarezas de especies… “Ahí se deja un dinero muy importante, en guías, hoteles, coches de alquiler, etc.”, insiste. A diferencia de territorios como Catalunya, el País Vasco o Extremadura, las Islas “están un poco dejadas”, lamenta. 

Asegura que Fuerteventura es un gran descubrimiento para los observadores. “Es un gran vivero de avistadores porque está sin explotar o había muy pocos, ahora somos muchos los que vamos allí y van saliendo muchas cosas”. López-Areal específica que desde hace casi un año en la isla majorera existe una especie, el avetorillo plomizo, que procede del sur de África. “Por allí hemos ido pasando todos a verlo, de muchos países del continente europeo”. 

Díaz Sierra opina que en Gran Canaria a este turismo “no le prestan ninguna atención”. Detalla que vienen muchas personas de otros lugares del mundo y antes de llegar ya están pidiendo información a la gente sobre las aves que existen, cuáles se pueden observar… “Sobre todo los extranjeros, vienen con muchas ganas de ver las especies endémicas y si se encuentran algunas rarezas pues mejor”, sentencia.

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