Ya ha concluido la primera fase del proyecto de investigación denominada Estudio Arqueo-etnográfico para determinar si la Mesa del Junquillo es la Fortaleza aborigen de Ajodar. Para realizar esta investigación se han puesto en práctica varias estrategias, y ha sido la prospección arqueológica de superficie, junto con la captura de imágenes desde plataformas aéreas, como drones, y los trabajos de encuestas con los últimos habitantes de La Mesa del Junquillo, lo que nos ha permitido disponer de una información, de la que hasta ahora carecíamos, a la hora de valorar las posibilidades de que esta montaña pueda ser identificada como la antigua fortaleza canaria de Ajodar, donde en 1482 el ejército castellano que intervenía en la conquista de Gran Canaria sufrió la mayor derrota de toda la guerra, que duraba ya cuatro largos años (1478-1483).
Con respecto al trabajo de campo hay que señalar que la prospección arqueológica se ha llevado a cabo en determinados sectores de la montaña, en la vertiente N-NW, zonas determinadas de la vertiente E-SE y parte de la cima. Se debe tener en cuenta que estamos hablando de una montaña colosal, que ocupa una superficie de 195 hectáreas, lo que equivale a 1.946,715 m2, de una topografía complicada, muy escarpada, de paredes inaccesibles sobre todo el tercio superior, donde situamos la legendaria fortaleza. Esto implica una dificultad mayor a la hora de llevar acabo cualquier trabajo de prospección arqueológica de superficie y sobre el terreno.
El presupuesto asignado por el Gobierno de Canarias para este importante proyecto, a pesar de ser insuficiente, porque no es posible acometer un estudio de esta envergadura que afecta a un territorio tan extenso y agreste, con tan solo 14.000 euros, imposibilita contar con los recursos humanos y técnicos, además del tiempo necesario para garantizar unos resultados más óptimos. No obstante, aún en estas circunstancias se ha podido profundizar en un mayor conocimiento sobre este remoto territorio, escasamente prospectado y estudiado. Así, se han podido suplir, en parte, estas carencias, primero porque se trata hasta cierto punto de una apuesta también personal por querer contribuir a un mejor conocimiento de nuestra historia, intentado localizar la legendaria fortaleza perdida de Ajodar. Sin importar mucho los beneficios económicos que cualquier empresa debe perseguir, priorizando la investigación por encima de todo, con altas dosis de militancia y profesionalidad y un fuerte compromiso con nuestra historia.
Para abordar el trabajo de campo, en este complejo y difícil escenario como lo es la montaña o Mesa del Junquillo y territorios limítrofes, y al no contar tampoco con el personal necesario por la limitación de los recursos asignados, se pudo en parte suplir dicha carencia con la utilización de drones, que una vez programados son capaces de capturar imágenes verticales u oblicuas en vuelos adaptativos, realizando batidas del terreno, en transectos paralelos. Esto nos ha permitido disponer de un material fotográfico y de video que está siendo analizado para detectar la presencia de estructuras de superficie o cavidades como cuevas naturales y excavadas en sitios donde resulta muy complicado llegar. La captura de imágenes desde plataformas aéreas nos ha permitido avanzar en la prospección superficial de grandes áreas, en las vertientes escarpadas de la montaña.
También ha resultado de gran interés la información obtenida de las entrevistas que hemos podido realizar a los últimos pastores que trabajaron en la Mesa del Junquillo. Algunos habían incluso nacido allí, en la única casa que existe, ya en ruinas, y donde pasaron toda su vida laboral, hasta que ya en edad muy avanzada salieron de la montaña, y viven ahora en localidades próximas como el Carrizal de Tejeda y la Aldea de San Nicolás.
Desde luego no podemos decir que la Carta Arqueológica de La Mesa del Junquillo esté terminada, apenas si está iniciada, porque quedan amplias zonas por prospectar, pero no obstante disponemos de una serie de datos de interés, como las pruebas de que la montaña fue ocupada por los antiguos canarios, pero no creemos que de forma continuada, es decir, en asentamientos permanentes, y lo decimos porque no hemos encontrado vestigios de esos hábitat, en cuevas o estructuras de piedra. Lo que sí hemos podido constatar es la existencia de cuevas de enterramiento, sobre todo en la vertiente de umbría de la mesa, en el tercio superior de la montaña, en la parte que se corresponde con la fortaleza propiamente dicha.
También se han encontrado evidencias arqueológicas de lo que podría ser un lugar de culto y ritual en cuevas excavadas, localizadas en le Mesa de La Punta, En este sitio arqueológico deberá estudiarse en profundidad por la importancia que tiene.
Uno de los aspectos que más interesaban en este estudio tenía que ver con encontrar pruebas del carácter de fortaleza de esta parte de la montaña, no solamente por el carácter enriscado de la montaña, sobre todo en su tercio superior, lo cual es una característica natural que los canarios aprovecharon para dotarla de sistemas de defensa como las empalizadas de piedras en lugares estratégicos, de estas empalizadas hemos localizado cinco, casi todas en la vertiente SE por donde se encuentra el único paso de acceso a la cima meseta de la Fortaleza.
Hemos mencionado la existencia de cuevas de enterramiento que pensamos podrían ser de antiguos silos canarios porque en superficie afloran fragmentos de esteras de junco. Pero hemos también localizado otras cuevas o mejor solapones, que se caracterizan por tener al exterior una terraza artificial sujetada por grueso muros de piedra, alguno de más de un metro de altura. En esos espacios podrían caber numerosas inhumaciones y se ve que fueron acondicionados para este u otro fin que desconocemos, solo los futuros sondeos arqueológicos lo podrán determinar. Estos espacios en cuevas se encuentran próximos al sendero que circunda la montaña por la vertiente de umbría. Además hemos localizado, por el momento, dos estructuras tubulares, artificiales, de piedra que pueden contener una fosa bajo el cascajo de piedra de pequeño tamaño que fue seleccionada y depositada allí dentro de una estructura de tendencia circular formada por piedras de regular tamaño. Estos túmulos supuestamente funerarios se encuentran al lado del sendero que asciende desde el fondo del Barranco Grande a la Fortaleza, uno de ellos en parte fue desmontado, pero no parece que se haya llegado a la zona donde se encuentra la posible fosa de inhumación.
Hemos prestado especial interés a estudiar y reconstruir sobre mapas las vías de tránsito y comunicación d que discurren por esta montaña, nos interesaba mucho conocer el sendero que rodea la fortaleza o tercio superior de la montaña y que en parte ya conocíamos durante las exploraciones que realizamos a finales de los años 90. . El encontrarnos con este sendero antiguo que circunvalaba la montaña rodeando las escarpadas paredes de la fortaleza, nos hicieron pensar entonces que esta montaña podría ser la Fortaleza de Ajodar de la que hablaba las crónicas. En esta campaña no solo prospectamos estos antiguos caminos sino que indagamos con los últimos pastores sobre la existencia de estos senderos y nos hablaron del Camino Viejo que partía del fondo del Barranco Grande para ascender por la vertiente Oeste de la montaña hasta conectar con el camino que le daba la vuelta a la fortaleza.
Estos datos contrastados con las fuentes etnohistóricas, y que exponemos en este estudio, nos han llevado a considerar que la Mesa del Junquillo es en realidad la legendaria fortaleza de Ajodar, cuya ubicación ha estado hasta ahora perdida o en todo caso confundida. No obstante, será necesario continuar con las prospecciones para conocer mejor el territorio, completar la carta arqueológica, pero al mismo tiempo será necesario iniciar los trabajos de excavación arqueológica, en al menos dos yacimientos, una cueva acondicionada con muros de contención exteriores y uno de los túmulos de piedra localizados.
Julio Cuenca Sanabria es arqueólogo y director de PROPAC, la empresa a la que se encomendó este proyecto.